Aunque muchos no lo saben, es común que peces, anfibios y reptiles tengan un tercer ojo.
La próxima vez que veas una iguana, por ejemplo, fíjate en la parte de arriba de su cabeza, justo en el centro. Ahí verás un círculo de un color pálido, que precisamente no está pigmentado para permitir el paso de la luz.
PUBLICIDAD
Ese es lo que los herpetólogos, los científicos que estudian los reptiles, llaman el ojo pineal, más comúnmente conocido como el tercer ojo.
"Aún no sabemos exactamente qué hacen este tercer ojo", le dice a BBC Mundo Krister Smith, paleo-herpetólogo del Instituto Senckenberg, en Alemania.
De lo que sí están seguros los biólogos es que está relacionado con la detección de la luz, lo cual les ayuda a orientarse y a regular sus ciclos diarios, que dependen de si es de día o de noche.
"Este tercer ojo se desarrolla de manera muy similar a los ojos que todos conocemos", dice Smith. "También está directamente conectado con el cerebro a través de un conducto que termina en forma esférica, en la que se forman capas muy similares a una retina con proteínas fotosensibles".
En un 2009, un grupo de biólogos italianos hicieron varios experimentos con lagartijas, en los que los pequeños lagartos debían guiarse por la luz para llegar de un punto a otro. Las lagartijas lo lograron, pero luego, cuando los investigadores les taparon o les removieron el tercer ojo, perdían el rumbo.
PUBLICIDAD
Por eso, los biólogos de ese experimento definieron al tercer ojo como una "brújula solar".
Es cuestión de evolución
Si lo de pineal te suena familiar es porque los humanos tenemos una glándula con ese nombre, solo que no evolucionó como un ojo, sino como un órgano que nos ayuda a regular nuestros ciclos de sueño.
El ojo pineal era más común hace millones de años. "Peces, anfibios, mamíferos…todos tienen ancestros con un tercer ojo", apunta Smith.
Hoy ningún mamífero tiene un tercer ojo, pero sí está presente en animales como ranas, serpientes y algunos peces. Otros, como tortugas, pájaros y cocodrilos ya no lo tienen.
"Por alguna razón que desconocemos, este tercer ojo se ha ido perdiendo", explica Smith.
Para la mayoría de las personas el tercer ojo resulta un dato sorprendente, para Smith que lleva años estudiando el tema, quizás ya no tanto, así que lo que lo tiene realmente asombrado es su más reciente hallazgo publicado hace una semana: el fósil de un lagarto que no tiene tres, si no cuatro ojos.
Hasta hoy, el único animal conocido con cuatro ojos es la lamprea, un pez sin mandíbula.
El fósil analizado por Smith está en un museo de la Universidad de Yale, Estados Unidos, tiene unos 49 millones de años y pertenece a una especia ya extinta, conocida como lagarto monitor.
En el fósil, además de su tercer ojo, se observa la cavidad de un cuarto ojo, formado por los órganos pineales y parapineales.
"Es muy seductiva la idea de que los órganos pineal y parapineal se hayan formado como pareja, como nuestros ojos laterales", señala Smith, "pero todavía hay mucho debate respecto a esto".
Por ahora, su hallazgo le genera más preguntas que respuestas, pero todo apunta a que el tercer y cuarto ojo de este lagarto se desarrolló de manera distinta a otros animales.
"Cualquier afirmación acerca de la función de este cuarto ojo será necesariamente especulativa", afirma Smith, "en todo caso, una posibilidad es que puede estar relacionado con ayudar a la orientación geográfica".
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.