Caminan o corren kilómetros a diario, muchas veces descalzos. Sobreviven con una dieta de vegetales, fruta, carne y pescado, que les gusta comer crudos. Duermen sobre el suelo y visten taparrabos hechos con piel de osos. OK, esa última parte me la inventé.
Son los modernos fanáticos del paleo y puede que haya uno sentado a tu lado.
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Este regreso a la Edad de Piedra incluye vivir como nuestros ancestros lo hacían en el Paleolítico, la era que comenzó hace unos 2,6 millones de años y concluyó hacia el 10.000 AC. En aquel entonces, la sociedad funcionaba en pequeños grupos tribales, conocidos como "bandas", que llevaban un activo estilo de vida al aire libre.
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Con simples herramientas de piedra y madera, conquistaron todos los continentes excepto la Antártida. Cazaban una serie de extraños animales, desde pequeños hipopótamos hasta gigantescos perezosos, y recolectaban lo que encontraban.
La manía de imitar a los humanos del Paleolítico comenzó con la dieta paleo, cambiando los alimentos procesados ricos en carbohidratos por un menú alto en proteínas y fibra. Ahora las prácticas de la Edad de Piedra llegan a nuestras oficinas.
Oficinas paleo
Al parecer los extensos horarios laborales, los altos niveles de estrés, los grandes edificios y pasar sentados en nuestros escritorios todo el día no son muy buenos para nuestra salud. ¿Quién lo hubiera pensado? Y todo eso también puede ser malo para la productividad.
Bienvenido a las oficinas paleo, un concepto que podría hacer nuestro lugar de trabajo más eficiente. No se trata de dejarte crecer la barba o tener reuniones en cuevas.
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Se trata de pequeños cambios que harán que el tiempo que pasamos en el trabajo sea más compatible con la biología humana. Por ejemplo, hacer juntas durante paseos, invertir en escritorios para estar de pie y tomar descansos para desestresarse.
Sus promotores sostienen que la tecnología y la cultura evolucionan a una velocidad sorprendente, mientras que nuestros cuerpos no. Dicen que los humanos de hoy en día son, esencialmente, cazadores-recolectores desplazados a un mundo de negocios globales y horarios extensos.
Es una idea controvertida, pero independientemente de lo que opines es difícil oponerse a algo que haga la vida en la oficina más fácil de soportar.
"Hay tres aspectos en esto, uno es la organización en la oficina y cómo es administrada. Lo otro es crear un ambiente que se acerque, al menos, a algo a lo que estábamos acostumbrados como cazadores recolectores. Y lo otro es que sea menos sedentario", dice Gustav Milne, autor de un libro que habla de cómo podemos mejorar nuestro estilo de vida si entendemos mejor nuestro pasado prehistórico.
El número mágico de Dunbar
En el mundo corporativo, se asume que entre más grande, mejor, pero puede que no siempre sea así. Aunque, en general, los equipos más grandes pueden hacer más cosas, los individuos en grupos amplios usualmente tienen un peor desempeño.
Abundan las teorías del porqué, desde la idea de que es más sencillo encontrar el apoyo correcto en un grupo más pequeño, a la tendencia de estar de acuerdo en todo con tus colegas si hay demasiada gente en un equipo.
El director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, le llama "la regla de la pizza": si un equipo no puede ser alimentado con dos pizzas, es demasiado grande.
Pero una razón para maximizar el desempeño individual en el trabajo se encuentra en nuestra biología. De hecho, mantener las amistades puede ser mentalmente agotador y existe un límite en el número de personas con las que podemos ponernos al día en un momento dado: 150.
Pero en la época actual nos vemos obligados a integrar grandes grupos sociales de forma regular. Las nuevas oficinas de Apple en California acogerán a 12.000 empleados, mientras que la gigantesca nueva oficina de Google en Londres será capaz de recibir a unas 7.000 personas.
El asunto es que el número mágico de personas que podemos conocer -llamado número de Dunbar- se encuentra determinado genéticamente. Está limitado por el tamaño de nuestro cerebro y apareció primero hace unos 250.000 años, cuando vivíamos en grupos tribales. Incluso hoy, 150 es el tamaño promedio de compañías militares y círculos académicos.
Lugares más felices
Siguiendo este principio, en el futuro, limitar las oficinas a 150 personas podría crear lugares de trabajo más felices y productivos. Si todos se conocen y tienen algún tipo de relación personal, sería más fácil cooperar con los colegas y es poco probable que tu jefe sea intimidante.
Si el movimiento paleo se trata de moldear nuestro estilo de vida y el medio ambiente para que se adapten a nuestra biología, adherirse al número de Dunbar en la oficina puede ser un buen comienzo.
Pero hay otras formas de alinear nuestros futuros centros de trabajo con nuestro pasado paleolítico. Una es llevar algo de naturaleza a la oficina.
Se piensa que nuestros ancestros pasaban gran parte del día en el exterior. En contraste, el estadounidense promedio pasa 47 horas a la semana confinado en la oficina. Investigadores de la London School of Economics estimaron que el trauma psicológico causado por esto le cuesta a la economía de Estados Unidos unos 250.000 millones de dólares cada año.
Pero un estudio de 2014 encontró que los empleados eran 15% por ciento más productivos cuando sus modernas oficinas se llenaban de plantas.
Otras firmas están probando una táctica distinta.
Un estudio de 2012 encontró que empleados a los que se les permitía llevar a sus perros al trabajo empezaban el día tan estresados como los demás, pero a medida que el día avanzaba, estaban menos estresados que aquellos que no podían tener a sus mascotas.
Levántate
La última moda en las oficinas paleo es promover el movimiento a toda costa. Se sabe que una vida laboral sedentaria puede minar la energía de los trabajadores e incrementar su riesgo de muerte.
Aquí es donde entran los llamados edificios "bajos en grasa", que promueven la actividad física con un diseño que incluye escaleras centrales y ascensores ocultos.
Hace solo unos años, los escritorios para estar de pie eran exclusivos de rebeldes en Silicon Valley, pero actualmente se están volviendo más populares. En Escandinavia, 90% de los trabajadores tienen acceso a uno, mientras que en Dinamarca, las compañías están obligadas legalmente a proveerlos. Las juntas durante paseos también van en aumento.
Puede que hayan pasado milenios para inventar las oficinas de espacio abierto, la decoración minimalista y los escritorios, pero con un poco de suerte pronto volveremos a la Edad de Piedra. Solo no cambies el traje por un taparrabos todavía.
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