En su primer día preso en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva despertó en un cuarto "espartano", tomó café con pan y vio el partido de su equipo en una televisión "muy simple", dijo una fuente de la policía federal a la BBC.
El expresidente llegó al lugar alrededor de las 10 de la noche del sábado y fue recibido por dos multitudes separadas por un cordón de la Policía Militar de Paraná.
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Una de ellas entonaba consignas como "Lula, guerrero del pueblo brasileño". La otra gritaba "Lula, ladrón, su lugar es en la prisión".
Poco después de su llegada, la policía dispersó con gases lacrimógenos y balas de goma a la multitud de simpatizantes de Lula que acampaban frente al edificio. Ya sin tumulto, el grupo de detractores también fue alejado.
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Los militantes del Partido Trabajador (PT) y de otros movimientos sociales, sin embargo, prometen mantener la acampada o expandirla alrededor del edificio en los próximos días.
"Están llegando más de 40 autobuses de otras ciudades, también vamos a tener otra batería", le dice a BBC Maiara Oliveira, secretaria de organización de la Unión de la Juventud Socialista (UJS) e integrante del Frente Brasil Popular, que coordina la protesta.
"Como todo fue rápido, lleva un tiempo que la gente se organice, alquilar autobuses… pero la tendencia ahora es solo crecer".
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En la mañana del domingo, el grupo ya tenía baños, carpas con comida, eventos culturales e incluso un centro de información, que distribuía agua y comida.
Lula fue "bien recibido", según la presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffmann, que visitó el edificio la misma noche.
"No puedo decir cómo está el presidente porque no estuve con él en ese momento, pero el comisario nos dijo que está bien. El presidente salió de San Bernardo como él siempre está, de forma tranquila y segura", dijo a los periodistas.
Lula se entregó a la policía después de quedarse dos días en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, en São Bernardo do Campo.
Horas antes, había dado un discurso para miles de personas y dijo que saldría de la prisión "más grande, más fuerte, más verdadero e inocente".
Y agregó: "Quiero probar que fueron ellos quienes cometieron el crimen".
Lula no comió en la noche del sábado y no se sabe si tuvo alguna reacción a las manifestaciones que había fuera de la prisión.
Minutos antes de la llegada del helicóptero que lo traía del aeropuerto Afonso Pena, hombres de la Policía Federal parecían ansiosos dentro del edificio, y corrían en los pasillos para tomar sus posiciones. Mientras la aeronave aterrizaba en el helipuerto del edificio, algunos oficiales tomaban fotos de la multitud con sus celulares.
Alrededor de la medianoche, sin embargo, el ambiente dentro del edificio ya era tranquilo "como agua de pozo", según una fuente.
No es la primera vez de Lula en el lugar. Ya había venido a la Superintendencia de la PF en mayo de 2017 para rendir testimonio en el marco de la operación Lava Jato.
El edificio fue inaugurado en 2007, durante su segundo mandato, como parte de los esfuerzos para dar más estructura a la policía federal en el combate de lavado de dinero, uno de los crímenes por el que el expresidente está condenado.
Sin embargo, Lula no asistió a la ceremonia, porque tenía un compromiso en Campinas.
El predio terminó siendo inaugurado por el entonces ministro de justicia, Márcio Thomaz Bastos, quien murió en 2014.
En la noche del sábado, Lula fue llevado del helipuerto a una celda especial en el tercer piso. La sala, adaptada para recibirlo, se encuentra en el centro del edificio y tiene tres ventanas a las que les pusieron películas oscuras, para impedir el contacto con el exterior.
No fue posible ver el movimiento dentro del edificio después de su llegada.
Tres oficiales tienen acceso a Lula y ni siquiera pueden decir "si está despierto o durmiendo", según una fuente en la policía.
Fríjoles y carne asada
La primera comida de Lula fue pan y café con leche en la mañana del domingo, alrededor de las 7:45.
A las 11, la empresa que suministra las comidas para la cárcel de la PF regresó al edificio para traer el almuerzo, que se sirvió a las 11:30.
Al final de la tarde, la senadora Gleisi Hoffmann habló con militantes y periodistas en el campamento en apoyo a Lula y dijo que él está "tranquilo, pero muy cansado".
A causa de la distancia del campamento, que ahora queda después del perímetro de una cuadra y media establecido, el expresidente probablemente no pudo oír cuando la cantante Ana Cañas entonó El borracho y la equilibrista.
Según ella, Lula llegó a decirle en un evento que ésta era la "canción de su vida".
Alrededor de las cuatro de la tarde, Lula recibió la visita del abogado Cristiano Zanin, quien, al salir, dijo haber tenido sólo "una conversación entre abogado y cliente".
"Desde el principio dijimos que este proceso tenía una motivación política, y la condena sigue esa línea, el presidente se considera un preso político".
Zanin, sin embargo, afirmó tener confianza en que la decisión podría ser revertida.
La visita durante el fin de semana, según fuentes de la PF, es una excepción permitida por el juez Sergio Moro, "a causa de las circunstancias especiales".
A las 5:30 de la tarde, una van de la empresa Blumenauense llegó al edificio trayendo la cena de los presos: arroz, fríjoles, carne asada, macarrones y chuchú (un vegetal).
"En la cárcel la cena suele ser temprano, porque la idea es que ellos se duerman temprano", dijo un policía militar, cuando se le preguntó sobre el horario de las comidas.
"Pero no duermen, no, no lo logran", comentó otro policía.
La celda de Lula, de unos 15 metros cuadrados, comenzó a ser adaptada para recibirlo unos 15 días antes de su arresto, y se le puso una cama sencilla y una mesa. El expresidente tiene baño privado, pero no aire acondicionado, ni nevera.
Las ventanas pueden abrirse pero no permiten una buena visión del exterior.
En la noche del sábado, Lula también recibió autorización del juez Sergio Moro para tener un televisor en la habitación, "espartano, como toda la habitación", dijo un oficial de la PF.
Al final de la tarde, vio el partido entre Palmeiras y Corinthians por el Campeonato Paulista.
"La última vez que yo vi, su equipo estaba ganando uno a cero, así que creo que el expresidente debe estar muy feliz", dijo un policía federal a la BBC.
El segundo partido de la final terminó en los penales. El Corinthians, equipo de Lula, venció la disputa y se consagró campeón.
*Este reportaje contó con la colaboración de André Shalders, enviado de BBC Brasil a Curitiba.
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