"Chicago boy" y "hombre del Fondo Monetario Internacional". Que el economista Francisco Rodríguez haya trabajado en Wall Street facilita los ataques del presidente Nicolás Maduro.
Rodríguez, asesor económico del candidato Henri Falcón, ha entrado en la campaña de las elecciones presidenciales de Venezuela del 20 de mayo, que empieza a caldearse pese a que gran parte de la oposición llama a no participar.
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Y Maduro, que busca la reelección pese a la grave crisis económica de un país en hiperinflación, ya tiene en el punto de mira a Falcón, quien se asoma como su principal y casi único rival.
Falcón, que fue chavista, lidera la intención de voto en varias encuestas y trata de sumar apoyos y de romper con el abstencionismo que propone una buena parte de la oposición, que no cree que el proceso electoral sea limpio ni justo.
Entre los apoyos con los que ya cuenta está el de Rodríguez, de 48 años y que ha dejado su puesto de economista-jefe de la firma Torino Capital, radicada en Wall Street, para asesorar al candidato en materia económica, la raíz de los problemas de Venezuela.
Con la entrada de Rodríguez en la escena, Maduro azuza el miedo de la llegada del neoliberalismo que representaron en los años 70 del siglo pasado los economistas conocidos como los "Chicago boys".
El presidente socialista asegura que Rodríguez pretende privatizar empresas, "acabar con la economía nacional y entregársela a los gringos".
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El economista, sin embargo, defiende la dolarización de la economía venezolana como medida "antiausteridad" y la inclusión del chavismo tras un eventual cambio de gobierno.
En BBC Mundo hablamos hace unas semanas con él sobre cómo imagina una transición y cómo cree que Falcón puede superar al chavismo y a la abstención.
La entrevista ha sido recortada por motivos de extensión y comprensión.
Parte de la oposición está en desacuerdo con ir a las elecciones porque no cree que vayan a ser justas. Pero usted está convencido. ¿Por qué?
Hay bastante evidencia de que la abstención y los boicots electorales son la peor forma de enfrentar a un régimen autoritario extremadamente impopular como el venezolano. Los gobiernos no ganan elecciones en hiperinflación, la gente no reelige a un gobernante que haya destruido la economía.
En estos momentos el poder adquisitivo de un venezolano es el 10% de cuando Maduro llegó al poder (en 2013). La gente no vota por alguien que ha destruido el 90% de su salario.
Hay las condiciones para generar una victoria electoral. Que los venezolanos salgan masivamente a votar, como creo que va a pasar, va a ser el catalizador de un cambio de gobierno.
No solo basta con que salga la gente a votar. Ese resultado electoral va a haber que defenderlo en las mesas de votación, en la opinión pública nacional e internacional y en las calles de Venezuela (…)
Creemos en la fuerza movilizadora de un voto para deslegitimar a un gobierno o cambiarlo. Pasó en el año 2000 en Serbia con la participación y el intento fallido de fraude, que es lo que lleva a la caída de (Slobodan) Milosevic (…)
Es usted optimista, pese a la fuerte base que tiene el chavismo y a que la abstención juega en su contra. ¿Cuáles son los motivos de ese optimismo?
Soy optimista, pero también realista. Yo reconozco que la tarea es difícil. Tenemos dos adversarios: el principal, el de verdad, es el régimen de Maduro y evitar que se perpetúe seis años más. Pero también debemos vencer a otro adversario que es la abstención. No digo que el éxito esté garantizado, pero es una pelea que se debe dar y sólo se gana si uno pelea.
Todos los estudios de opinión pública nos ponen en ventaja. Las ocho encuestadoras más importantes del país ponen a Henri Falcón ganándole la presidencia a Maduro con un margen promedio de diez puntos.
Pero hay muchos opositores y países que dudan del proceso. Consideran que usted y Falcón son ingenuos y que están ayudando a dar legitimidad a Maduro. ¿Qué pasaría si hubiera un fraude, como algunos anticipan?
Este proceso no va a ser sucio, va a ser inmundo. Podemos esperar todas las trampas habidas y por haber. Cuando el gobierno se dé cuenta de que le estamos ganando va a cambiar totalmente el tono.
¿Cómo te sobrepones a la trampa? Haciendo que vote un gentío, generando una avalancha, que toda la gente que está en contra de Maduro en este país salga (a votar). Ahí el fraude va a ser muy difícil. ¿Lo pueden hacer? Lo pueden intentar, pero es lo que pasó con Milosevic en 2000. Trató de robarse las elecciones y eso llevó a su caída.
¿Por qué deja Wall Street y se une al candidato Falcón?
Henri Falcón está planteando algo en lo que yo creo: Venezuela necesita pasar la página de este periodo a través de un periodo de reconciliación y de unidad nacional y para eso se tiene que invitar a todos.
¿Y en ese proceso el pasado chavista del exgobernador Falcón es importante?
El chavismo es una parte muy importante de la reconstrucción de este país. Hay mucha gente que se siente representada por el chavismo, hay mucha gente que recuerda bien a Hugo Chávez como presidente. Yo no, pero respeto que la mayoría de venezolanos piense que fue un buen presidente. No podemos pretender construir un país en el que no esté representado el chavismo.
¿Qué medidas urgentes necesita la economía de Venezuela? ¿Qué es lo primero que haría si fuera el ministro de Finanzas?
Esta economía necesita un plan de estabilización macroeconómica y parar la hiperinflación. Tiene la única hiperinflación en el mundo en la última década. Y al mismo tiempo la contracción económica más grande de la historia económica latinoamericana. Tú pones esas cosas juntas y estás hablando de una hecatombe económica y social.
Lo primero que hay que detener es la hiperinflación (…) Nosotros no nos podemos dar el lujo de someter la economía a experimentos para ver qué plan sirve. El éxito de un programa de estabilización depende de la credibilidad del programa.
Suelen ser ajustes duros para la población…
Para generar credibilidad se aplica una política monetaria restrictiva en medio del ajuste. Es lo que ya pasó (en Venezuela) en 1989 y eso llevó a que la economía se contrajese un 8%. Nosotros no nos podemos dar ese lujo. Esta economía no soporta otro año de recesión. Un nuevo gobierno no aguanta otro año de recesión ni un intento fallido de estabilización.
Y es ahí que usted defiende la dolarización de la economía venezolana, cambiar el devaluado bolívar por el dólar. ¿Qué ventajas le ve?
Tiene una virtud, que es que es imposible que fracase como política de estabilización. La gente va a saber que no va a haber inflación. Eso la hace creíble.
Venezuela tiene un problema fiscal que no se soluciona recortando gasto. Me daría terror una política de recorte de gastos en este contexto. Sería absurdo. El salario ha caído un 90% en cuatro años, ¿qué más vas a recortar? ¿Le vas a recortar más el salario a la gente? (…)
El gasto real del gobierno central en los últimos cuatro años ha caído un 85%. Pero los ingresos han caído aún más, se han evaporado.
Cuando paras la hiperinflación, este proceso se revierte. Tienes un gasto muy disminuido y la capacidad de tener ingresos altos, sobre todo si llevas las tarifas (gasolina, electricidad…) a precios razonables. No digo internaciones, sólo razonables (…).
La estabilización y la dolarización es una forma de revertir y corregir los desequilibrios macroeconómicos que además es expansiva. La idea de que vienen decisiones de austeridad… Para mí esto es la antiausteridad. No se le puede pedir más austeridad a los venezolanos de la que han tenido con Maduro.
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