La ciudad siberiana de Kemerovo está en shock luego de que un incendio arrasó el domingo un centro comercial y causó la muerte de al menos 64 personas, la mayoría niños.
Sobrevivientes y familiares de las víctimas hablaron con los reporteros del Servicio Ruso de la BBC Sergei Goryashko y Elizaveta Fokht.
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Darina, de ocho años, estaba divirtiéndose en una fiesta infantil de cumpleaños en el centro de compras y entretenimiento Winter Cherry cuando se desató el incendio.
"Estábamos sentados, y allí vi el incendio, y entonces nos dijeron que teníamos que irnos", recordó la tímida niña, y explicó que las llamas empezaron en el cuarto piso, donde había un salón con un trampolín. Dos niños saltaron desde allí para escapar, dijo.
Su madre Irina la llevaba a menudo al "Winter Cherry". El domingo dejó a Darina en la fiesta en el cuatro piso y bajó al segundo para hacer unas compras.
Era común que los padres hicieran eso. Mientras los niños saltaban en los trampolines o veían una película en la sala de cine, los padres se encontraban en un café en el piso de abajo, o iban a jugar a los bolos.
El domingo empezaban días feriados y muchos niños estaban jugando en el piso de arriba en el momento del incidente sin que hubiese adultos para auxiliarlos.
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Irina dijo que en la segunda planta la gente empezó a gritar "¡incendio!". "Traté de subir, pero mi camino estaba bloqueado, había mucha gente".
Los padres de la niña que cumplía años lograron rescatarla a ella y a sus amigos. Darina se reunió con su madre en el primer piso. La pequeña estaba preocupada porque había dejado atrás a su amiga Sonya. Por fortuna Sonya sobrevivió también.
Otra visitante habitual del centro comercial era Yelena. Estuvo allí el domingo con su hijo Yegor, de 10 años.
Estuvieron entre los primeros que lograron escapar el incendio. Yelena dijo que escuchó gritos pero no una alarma contra incendios.
Muchos de los sobrevivientes se quejaron también de que las alarmas no sonaron.
Uno de los colegas del trabajo de Yelena perdió a su esposa e hijos en el incendio.
De acuerdo a los investigadores rusos, un técnico de seguridad contra incendios había apagado la alarma.
Horas después de que el incendio devastara el edificio, los bomberos seguían apagando las llamas, mientras los residentes locales dejaban flores, osos de peluche, velas y globos en un altar improvisado cerca del centro comercial.
Los familiares de las víctimas permanecen en el exterior del lugar, que está inquietamente silencioso.
La calle que bordea el complejo está acordonada. Gran parte de la fachada del edificio luce intacta, pero hay un fuerte olor a quemado.
Muchos niños vinieron a dejar flores juntos a sus padres.
Algunos perdieron a amigos que estaban en el cine cuando se desató el incendio. "Todas las puertas estaban cerradas allí, así que se quemaron todos", le dijo un niño de cinco años a su madre.
Entre la multitud algunos dijeron que los gerentes del centro comercial no habían invertido en equipos de seguridad contra incendios.
Algunos aseguraron que funcionarios locales no habían llevado a cabo inspecciones frecuentes de las alarmas.
Un anciano dijo que el gobernador de Kemerovo, Aman Tuleyev, no tenía la culpa.
"No puede controlar a los burócratas ladrones", dijo.
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