Son la nueva amenaza de cualquier conflicto internacional.
Su uso está estrictamente prohibido, pero su existencia también está reconocida.
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Y es que si el armamento nuclear ha sido por más de medio siglo un riesgo, las armas químicas se volvieron desde la Guerra Fría un nuevo motivo de preocupación a nivel global.
El tema sobre su uso cobró relevancia desde inicio de este mes, luego del envenenamiento en Reino Unido del exespía ruso Sergei Skripal y hija Yulia, quienes según el gobierno británico fueron atacados con una sustancia química fabricada por Moscú.
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El Kremlin negó cualquier relación con el suceso y pidió a Londres una muestra del producto neurotóxico, supuestamente una sustancia denominada Novichok.
Mientras, expertos internacionales se reúnen en Reino Unido esta semana para analizar el agente nervioso utilizado.
Después de recolectar muestras de los venenos usados en el caso de Skripal y su hija Yulia, el equipo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés) llevará a cabo varios análisis y se espera que los resultados tarden al menos dos semanas.
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Pero, ¿cómo se puede saber quién produjo un agente químico y quiénes son los países que, al menos oficialmente, reconocen tener este tipo de productos?
La organización que vigila
La OPCW es la organización que rige las normas de control internacional que controlan lo que es, o no, permisible en lo que respecta a productos químicos muy tóxicos.
Las normas para su uso fueron establecidas por la Convención de Armas Químicas de 1997 (CWC, por sus siglas en inglés), a la que se han adherido 192 países.
Solo Corea del Norte, Israel y Egipto no lo ratificaron, pero siguen sujetos a sus disposiciones en virtud del derecho internacional.
Según datos oficiales, el brazo operativo de la CWC, los inspectores de la OPCW con sede en La Haya, ha supervisado la destrucción de casi el 97% de las reservas de armas químicas declaradas en todo el mundo.
De acuerdo con el tratado, los países acuerdan no volver a fabricar, almacenar o usar armas químicas, ni ayudar a otros a hacerlo.
También se les exige que declaren qué reservas de armas químicas tienen y dónde podrían producirse.
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Estas declaraciones son utilizadas por los inspectores de la OPCW para auditar la destrucción de las armas químicas y sus instalaciones de producción, un proceso que debería ocurrir dentro de 10 años.
La mayoría de los países cumplen con este plazo, con excepción de Estados Unidos y Rusia, que heredó estos productos de la antigua Unión Soviética.
El gran tamaño de sus arsenales, el desafío técnico del desarme y los costos son los motivos de los retrasos, según las versiones oficiales.
Los mayores arsenales químicos
Hace varios meses, Rusia anunció que había completado la destrucción de sus casi 40.000 toneladas de agentes declarados, la reserva más grande del mundo.
No hay cuestionamientos sobre esto, ya que el proceso se llevó a cabo bajo la atenta mirada de los inspectores de la OPCW.
Estados Unidos, por su parte, destruyó aproximadamente el 90% de sus reservas declaradas, con 2021-22 como fecha potencial para su finalización.
Pero ¿qué se sabe de otros productos químicos no declarados como el alegado Novichok?
Los Novichoks
Esta denominación de agentes nerviosos nunca fue declarada ante la OPCW y tampoco formaron parte de ningún régimen de control, debido a la incertidumbre sobre sus estructuras químicas.
Los nombres específicos de estos productos son cruciales, ya que el CWC permite a los países signatarios poseer legalmente una amplia gama de ellos si son identificables.
Según la convención, las naciones pueden almacenar productos químicos tóxicos y sus precursores para fines pacíficos, como la industria, la agricultura, la investigación y la medicina.
Para las armas químicas reconocidas o potenciales, y los químicos que pueden estar involucrados en su fabricación, solo se pueden mantener cantidades limitadas.
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Los signatarios pueden contener un total combinado de una tonelada y una instalación (generalmente un laboratorio) donde se pueden fabricar estas sustancias.
El tratado establece que estas reservas pueden usarse para desarrollar ropa protectora, máscaras de gas, antídotos y métodos para identificar otras armas químicas.
Mayores controles
Para otras sustancias más ampliamente utilizadas en la industria, pero que pueden usarse para fabricar armas químicas, las reservas se controlan de cerca.
Los gobiernos deben llevar registros completos de las cantidades producidas, vendidas, usadas o dispuestas y la información debe pasar a la OPCW cada año.
La organización audita estos reportes y lleva a cabo alrededor de 400 inspecciones anuales de instalaciones industriales en todo el mundo.
Aunque los Novichoks quedan fuera de estos controles, y ningún país ha declarado su posesión a la OPCW, su existencia se conoció en la década de 1990.
Es bastante probable que algunos laboratorios de algunos gobiernos produzcan cantidades pequeñas de él.
Sus características se habrían almacenado en bases de datos, de modo que su identidad podría confirmarse en una etapa posterior si se encontrara como un veneno desconocido en la sangre de alguien.
No se sabe si esto sucedió en el laboratorio de defensa química de Reino Unido.
Pero es importante que los científicos que trabajan allí lograron identificar el agente nervioso utilizado para envenenar a los Skripals tan rápidamente como lo hicieron.
*Profesora Emérita de Toxicología Ambiental en la Universidad de Leeds. Es miembro de la junta consultiva sobre educación y divulgación de la OPCW, y ganadora conjunta del premio OPCW-La Haya de 2015 por sus destacadas contribuciones a la prevención del uso de armas químicas