Tras años de disputas, el histórico reclamo de Bolivia a Chile para conseguir una salida al mar entró en una fase decisiva.
Desde este lunes, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, en Holanda, acoge la última fase del proceso de alegatos orales sobre la demanda de La Paz para que Santiago acceda a negociar un acceso soberano al océano Pacífico para el país vecino.
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Hasta el próximo 28 de marzo, los equipos jurídicos bolivianos y chilenos presentarán sus argumentos ante los jueces.
Bolivia reclama que existe una obligación de negociar la salida al mar que perdió hace más de un siglo.
Chile, sin embargo, afirma que si dialogó en el pasado fue por un acto de buena voluntad y no como el reconocimiento de una obligación pendiente, que en su opinión quedó zanjada tras la firma de un acuerdo en 1904.
La expectación ante este tema es enorme en los dos países, por lo que ambos seguirán muy de cerca el desenlace de este proceso judicial internacional que comenzó en 2013.
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Pero ¿cómo perdió Bolivia su salida al Pacífico y pasó a ser uno de los dos únicos países de Sudamérica -junto a Paraguay-en no tener litoral?
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La Guerra del Pacífico
La mayoría de versiones y documentos señalan que, desde su nacimiento como país en 1825, el territorio soberano de Bolivia se extendía hacia el occidente hasta llegar al mar.
En la costa, su frontera norte era con Perú y la del sur con Chile.
En el siglo XIX, Chile contaba con una economía de exportación basada en las salitreras del norte que se extendían por el desierto de Atacama y el sur del territorio peruano.
Cuando el gobierno de Bolivia impuso un gravamen de 10 centavos por quintal de salitre exportado a un contrato privado de transacción, Chile decidió invadir su territorio argumentando que violaba un tratado comercial firmado en 1874.
Este acuerdo establecía que los bolivianos no incrementarían los impuestos sobre el salitre por 25 años, es decir, hasta 1899.
El conflicto que se desató y que involucró a Perú, aliado de Bolivia, es lo que se conoce como la Guerra del Pacífico (o Guerra del Guano y el Salitre), que tuvo lugar entre 1879 y 1884.
La victoria chilena movió su frontera hacia el norte y esto dejó a Bolivia sin 120.000 kilómetros cuadrados de territorio y 400 kilómetros de costa, según las estimaciones de historiadores.
El Tratado de 1904
La actual delimitación territorial fue fijada en nuevo tratado firmado en 1904, en el que se afirmaba que la soberanía chilena se extiende hasta la frontera con Perú y la de Bolivia no alcanza a tocar el mar.
Sin embargo, en el documento se le otorga a Bolivia a perpetuidad un amplio y libre derecho de tránsito comercial por territorio chileno y por los puertos del Pacífico.
El gobierno de Santiago subraya que, en base a ese tratado, Bolivia tiene acceso libre de impuestos al norteño puerto chileno de Arica. También recuerda que Chile pagó y construyó un ferrocarril que enlaza a Arica con La Paz.
Por eso, las autoridades chilenas rechazan la idea de que su postura esté afectando el desarrollo económico de su país vecino.
Bolivia, sin embargo, considera que el acuerdo de 1904 es profundamente injusto e insolidario, y basado en la posición ventajosa de un país que venció al otro.
Por ello, reclama conseguir como mínimo un corredor de unos 10 kilómetros de ancho que se extienda desde su frontera con Chile al Pacífico, más un pedazo de costa en la cual desarrollar la actividad industrial y comercial bajo su bandera.
Arica y Antofagasta
Actualmente, La Paz accede al mar gracias a los puertos chilenos del norte, por donde operan cada año miles de empresas bolivianas.
De acuerdo con lo firmado en el tratado de 1904, Bolivia cuenta con sus propias autoridades aduaneras en los puertos de Arica y Antofagasta -encargadas de aprobar la documentación que afecta a las cargas con destino a su país-, y puede fijar sus aranceles y tasas relativas a derechos de importación.
Chile asegura que, especialmente Arica, es un puerto básicamente a disposición de Bolivia, de donde procede la inmensa mayoría de su carga.
Bolivia, sin embargo, denunció en repetidas ocasiones que Chile viola el tratado de 1904 y que no garantiza el libre derecho de tránsito comercial para los bolivianos.
Por su parte, Chile argumenta que aplica tarifas preferenciales para el almacenamiento de algunas cargas bolivianas y que estas concesiones portuarias suponen pérdidas millonarias cada año para su país.
Bolivia, sin embargo, asegura que sus empresas aportan grandes cantidades por el uso de los puertos chilenos cada año y potencian su actividad económica.
Esta situación, históricamente enquistada, vive ahora un momento crucial con el proceso final iniciado en el Tribunal de La Haya. Los jueces no darán a conocer su fallo final hasta dentro de varios meses.
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