Mientras el "máster chef" calienta su receta económica, inversionistas, bancos centrales y gobiernos están mirando que las llamas del fuego no crezcan demasiado,
Con niveles récord de empleo, la economía estadounidense parece ir a toda máquina.
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La economía creció un 2,3% en 2017, los salarios 2,6% y, pese a que la gente tiene dinero en el bolsillo y compra más, la inflación continúa relativamente controlada (2,2%).
La receta del presidente Donald Trump para acelerar el crecimiento y crear empleo no es nueva, pero cuando la economía llega al límite de su capacidad productiva y los salarios siguen aumentando, el peligro es que la inflación se dispara.
Y el paso siguiente es la recesión.
Si al cóctel anterior se le agregan otros ingredientes como un gigantesco aumento del déficit fiscal (US$985.000 millones) y la incertidumbre sobre los efectos del recorte de impuestos recientemente aprobado, las cosas pueden complicarse.
Hasta ahora Trump sigue cocinando sin que -aparentemente- algo huela a quemado.
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Aunque los precios sigan bajo control, la pregunta que da vueltas es cuándo comenzarán a subir y con qué velocidad actuará la Reserva Federal (FED) para que no se escapen de las manos.
En esta cena a Jerome Powell (presidente de la FED) le toca enfriar la comida.
Expertos e inversionistas prevén que la FED subirá tres veces las tasas de interés este año para evitar un brote inflacionario y Wall Street está expectante de que el nivel de los sueldos de los trabajadores no escale.
"La idea de una economía caliente tiende a estar asociada a un crecimiento rápido y un desempleo muy bajo. Uno de los beneficios, es que crecen los salarios y las personas que estaban fuera de la fuerza laboral tienden a incorporarse", le dice a BBC Mundo Jay Shambaugh, miembro senior de Estudios Económicos de Brookings Institution, profesor de la Universidad George Washington y director de The Hamilton Project.
El peligro de una recesión
Estados Unidos está en el límite del pleno empleo, con una tasa de desocupación de 4,1%, la más baja de los últimos 17 años, mientras la economía crece acorde a las expectativas.
Pero este escenario, que en la superficie podría parecer muy positivo, esconde algunos riesgos.
Shambaugh advierte que si la Casa Blanca está impulsando el calentamiento económico con una política fiscal expansiva -aumentando el gasto público y reduciendo impuestos- es peligroso.
"Grandes rebajas de impuestos a los ricos hoy día pueden provocar un mayor déficit y constreñir la habilidad para invertir en necesidades prioritarias en el futuro", comenta.
Recién inaugurado en su cargo, Jerome Powell, ha dado señales para apaciguar el nerviosismo del mercado, asegurando que no hay razones para "aumentar las tasas demasiado rápido".
Kenneth Rogoff, profesor de economía y política pública en la Universidad de Harvard, dice que no prevé alzas repentinas, en conversación con BBC Mundo.
"Creo que la Reserva Federal será muy cautelosa, porque le preocupa que si se produce una recesión, no habrá mucho más que hacer con la tasa actual".
Calentar es popular
"Voy a ser el mayor productor de empleos que Dios ha creado nunca", anunció Trump al iniciar su mandato.
Y lo ha hecho, cueste lo que cueste, además de tomar polémicas medidas proteccionistas, como poner aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
Algunas voces críticas advierten que jugar con fuego trae consecuencias y que calentar la economía para tener mantener la fidelidad de la base electoral, es una receta tan popular como peligrosa.
"Todos los presidentes quisieran tener una economía con aumento de salarios, del empleo y de los precios de las acciones. Esto deja a los votantes felices y hace que el presidente sea popular", le dice a BBC Mundo Desmond Lachman, investigador deThe American Enterprise Institute, exmiembro del banco de inversión Salomon Smith Barney y del Fondo Monetario Internacional.
"Pero la pregunta es si eso se puede lograr sin exponer la economía al peligro de la inflación que puede terminar en otra terrible recesión", agrega.
Lachman está convencido de que están todos los ingredientes necesarios para que se produzca una crisis.
Su visión, considerada por los economistas más moderados como exagerada, lo ha hecho llegar a la conclusión de que existe una burbuja financiera en los mercados internacionales que puede reventar tan pronto como el próximo año.
"Mayores tasas de interés pueden hacer que la burbuja financiera explote y eso podría empujar la economía hacia una recesión".
Los pronósticos difieren ostensiblemente, pero si hay algo en lo que analistas y operadores financieros coinciden, es que si los precios aumentan y se "sobrecalienta" la economía, la recesión llegará más tarde o más temprano.
El misterio es saber si efectivamente al "máster chef" se le pasará la mano con el fuego y si los mismos trabajadores que hoy viven los beneficios del pleno empleo, terminarán pagando el precio de una crisis.
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