¿Serías capaz de tener ocho trabajos en la misma semana?
Alice lo hizo el año pasado intentando llegar a fin de mes.
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No es la vida que uno podría imaginarse para una profesora universitaria británica con un altísimo nivel de educación.
El trabajo seguro es algo que normalmente se asocia con el mundo académico.
Pero este tipo de vida es el único que Alice, a sus 31 años, ha conocido.
"Es agotador. No tienes seguridad. Y siempre tienes que buscar trabajo para el próximo semestre o año académico".
"Financieramente es imposible. Pensando en el futuro, mis amigos tienen casas, hipotecas,… Yo no tengo ahorros, vivo con deudas y he visto los efectos de ello en mi salud metal. Sufro de ansiedad y depresión por mi situación laboral".
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No hemos utilizado su nombre real, porque Alice teme perder las horas de trabajo que aún mantiene.
Actualmente tiene un contrato que le asegura cuatro horas de clases a la semana en una universidad en el sur de Inglaterra. Le pagan US$55 la hora, incluyendo el tiempo dedicado a preparar las lecciones y revisar trabajos.
"Normalmente trabajo muchas más horas -no pagadas- para terminar mis responsabilidades".
"Recibo un salario pobre", agrega.
Alice acaba de terminar un doctorado. El año pasado, tuvo que correr dando clases en tres universidades diferentes, haciendo cinco o seis horas en cada una.
Trabajó en un bar y en escuelas para juntar suficiente dinero.
Alice cuenta que en la universidad trabajan más personas pagadas por hora que con un contrato a tiempo completo.
"Trabajo inseguro"
"Es ridículo dado el nivel de experiencia y conocimiento que tengo. Muchos de los profesores a tiempo completo se avergüenzan de la situación, porque somos como una fuerza de trabajo fantasma que aparece por unas pocas horas", explica.
"También trabajo en un cine que, por ahora, es un trabajo más seguro".
Cinco académicos que trabajan en distintas universidades inglesas cuentan historias similares.
Uno de ellos, que acaba de conseguir un contrato permanente, cuenta cómo se vio obligado a dormir siestas ocasionales en su auto entre las horas de enseñanza y unas horas a tiempo parcial limpiando las calles.
Jonathan White, representante del Sindicato de Universidades (UCU, por sus siglas en inglés), dice que el problema ocurre desde hace tiempo.
"Hemos argumentado por años que mucha de la enseñanza en las universidades es impartida por personas empleadas precariamente, que luchan por pagar sus cuentas, y las universidades han tratado de esconderlo bajo la alfombra".
White dice que la mayor parte de las universidades no hacen pública la información sobre cuanta gente emplean por horas.
Con tan pocos datos, es casi imposible dimensionar la situación. Sin embargo, tiene ciertos ejemplos para ilustrar lo que ocurre.
Un problema mayor
Algunas instituciones educacionales como la Universidad de Derby o el University College de Birmingham informaron que un cuarto de sus docentes trabajan pagados por hora.
Pero él cree que el problema es mucho mayor.
"Hay decenas de miles de personas trabajando por horas".
Las universidades dicen que los datos que entrega el sindicato tienen defectos y son engañosos.
La asociación que agrupa a los centros educacionales, la UCEA, sostiene que los profesores temporales imparten una pequeña parte de la enseñanza.
"La calidad de muchos programas en la educación superior hoy es frecuentemente mejorada con el aporte de profesionales calificados que vienen de fuera del sector y que entregan una contribución especializada en cursos específicos", señala en un comunicado.
"Este aporte es altamente valorado por los estudiantes y habitualmente es esencial para las acreditaciones", agrega.
Contratos extendidos
La Agencia de Estadísticas de Educación Superior de Reino Unido es la institución responsable de publicar los datos oficiales, pero su argumento es que el tipo de información que manejan no permite saber con exactitud la precariedad del empleo en el mundo académico.
Para las universidades, los contratos a corto plazo se han vuelto más importantes que antes.
Nick Hillman, director del Instituto de Política Educacional Superior, dice que las universidades se han acercado más a la idea de manejar un negocio.
"Hay incertidumbre, los estudiantes tienen más libertad para elegir y las universidades pueden reclutar todos los alumnos que deseen".
"Lo otro es que quieren expandir los cursos más populares y cerrar aquellos con menos demanda. Y si tienes personal bajo contratos flexibles, es más fácil hacerlo".
A Alice le encanta enseñar y sigue tratando de cumplir su sueño de hacer una carrera académica, al menos por ahora.
"Estoy atrapada en esta posición en el limbo", dice.
"Ahora estoy postulando a trabajos de tiempo completo. Si no consigo algo pronto, evaluaré si voy a seguir. Es que no quiere seguir angustiándome".
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