La hipótesis de la cascada amiloide es el modelo más influyente de las últimas décadas en la investigación sobre la enfermedad del Alzheimer.
Desde 1992 ha jugado un papel prominente para explicar el origen y evolución de este tipo de demencia, la más común en el mundo según la Organización Mundial de la Salud.
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Se basa en la idea de que una "cascada química"es la que acaba provocando la acumulación en el cerebro de placas seniles -depósitos extracelulares anormales de un material proteínico llamado beta-amiloide- que a su vez acaban destruyendo las neuronas de los pacientes con este tipo de demencia.
Esta hipótesis plantea que esa acumulación marca el inicio patológico de la enfermedad de Alzhéimer.
Sugiere también que el mal se debe a una excesiva formación de beta amiloides o a una pobre eliminación de los mismos, un proceso que hace que las estructuras neuronales de los enfermos se vayan degenerando y con el tiempo ciertas partes del cerebro se atrofien.
La gran pregunta: ¿qué desencadena la cascada amiloide?
Gran parte de las investigaciones de hoy en día que buscan desarrollar medicamentos para el mal de Alzheimer se basan en esta hipótesis y tratan de buscar la manera de interrumpir esa acumulación de proteínas dañinas.
Pero los expertos todavía no tienen claro qué es exactamente lo que desencadena la formación de estos depósitos proteicos.
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El científico británico John Hardy lidera un equipo de cuatro académicos que acaba de recibir el prestigioso premio europeo The Brain Prize 2018, de un millón de euros, por su investigación sobre el alzhéimer.
Y Hardy y otros expertos creen que lo que desencadena la cascada amiloide son fallos genéticos raros, que generan una anomalía en el ADN que codifica la proteína precusora del amiloide, llamada PPA.
La PPA es la que sintetiza la beta-amiloide, que es un péptido compuesto por aminoácidos.
Según cree Hardy, un error genético hace que el cuerpo empiece a formar PPA alterada que conduce a la formación de depósitos anormales de amiloide, que a su vez forman placas seniles y ovillos neurofibrilares deproteína tauen las neuronas, las que hacen que éstas dejen de funcionar o mueran, causando demencia clínica.
Otra teoría apunta a que el problema no tiene que ver con la PPA que genera el amiloide sino con una proteína que lo elimina.
En cualquier caso, ambas hipótesis sugieren que sería esa "cascada amiloide" la que marcaría el inicio patológico del Alzheimer.
Según el investigador de la Universidad de Columbia Christiane Reitz, autor en 2012 de una revisión de esta hipótesis publicada en la revista International Journal of Alzheimer´s Disease, aunque hay "evidencias sustanciales para apoyar esta hipótesis, también hay limitaciones".
Entre esas limitaciones apunta a que los resultados de pruebas clínicas con medicamentos diseñados en base a esta hipótesis todavía no han dado resultados concluyentes.
Otros investigadores también cuestionan si las placas seniles y los ovillos neurofibrilaresque se observan en los cerebros de los enfermos de Alzhéimer no serán resultado, en lugar de causa, de la neurodegeneración.
El Alzhéimer y otras demencias afectan a 50 millones de personas en el mundo, y por ahora no existe ningún tratamiento que pueda detener la enfermedad.
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