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Ted Thornhill, el profesor estadounidense que enseña que solo los blancos pueden ser racistas (y dicta sus clases con escolta policial)

Un académico estadounidense ofrece el que puede ser uno de los cursos más controversiales en Estados Unidos: "Racismo blanco". BBC Mundo estuvo allí y habló con él.

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Ted Thornhill no es un académico cualquiera.

Sus clases este semestre en una universidad cerca de Miami han estado vigiladas por policías armados. Medios de todo el mundo hacen fila para entrevistarlo.

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Tornhill ofrece el que puede ser uno de los cursos más controversiales en Estados Unidos, un país cuyas tensiones raciales ancestrales se han agudizado en la era Trump.

En el centro de la polémica en torno a este sociólogo, está el nombre que escogió darle a su curso. "Racismo blanco". Y su tesis central es aún más explosiva.

"El racismo de los negros, los latinos o los asiáticos, no existe", le dice a BBC Mundo. "Solo los blancos pueden ser racistas".

La Florida Gulf Coast University es una universidad pública en la ciudad de Fort Myers, una tranquila comunidad sobre el Golfo de México de jubilados adinerados del norte estadounidense que llegaron a disfrutar de la placidez tropical de Florida.

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En el centro de la discusión

Pero placidez no es lo primero que viene a la mente al visitar este campus en estos días.

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Unas 50 personas, en su mayoría latinos y negros, están tomando el curso de Thornhill. Pero no hay duda de que todos los 14.000 estudiantes del campus han oído hablar de ellos, y todos tienen sus opiniones, aunque muchos se las guardan. No quieren verse envueltos en la polémica.

La conservadora cadena estadounidense Fox, gran base de apoyo del presidente Donald Trump y su movimiento, le dedicó recientemente un programa a Thornhill, y no propiamente para felicitarlo.

Lo presentan como el ejemplo perfecto de lo que perciben es la discriminación contra los blancos en EE.UU., la misma percepción que hizo que muchos votaran por el magnate.

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Pero Thornhill asegura que su controversia no tiene que ver directamente con Trump. "El racismo existe en Estados Unidos desde mucho antes de Trump y seguirá existiendo mucho después de su partida", me insiste.

¿Y los latinos y negros?

A primera vista, parece demasiado fácil refutar el argumento que Thornhill presenta.

Conozco muchos latinos que son muy racistas, le digo. "¿Por que no se ofrecería entonces un curso sobre racismo de los latinos?", le pregunto.

Thornhill asegura que hay un punto sutil, pero importante de diferencia.

"Cualquier persona puede tener prejuicio racial, puede tener odio en su alma. Pero el racismo es distinto al prejuicio racial. Solo pueden ser racistas los blancos, pues solamente ellos han construido por siglos un edificio institucional que les permite gozar de ventajas en la sociedad", le dice a BBC Mundo.

Che Hill, una de sus estudiantes, está perfectamente de acuerdo: "Solo los blancos tienen el poder que se necesita para ser racistas".

Hay un puñado de estudiantes blancos en la clase. Les pregunto qué piensan sus allegados de que estén en este curso.

"Mis padres se mostraron un poco preocupados al comienzo", cuenta Amy White, quien confiesa que a su novio tampoco le hizo mucho gracia al principio que ella estuviera en un curso que señalaba a las personas de su raza como únicos exponentes del racismo.

"Pero ha cambiado a medida que le he explicado el contenido del curso".

Hay una lista de espera para entrar al curso de Thornhill. La mayoría de sus estudiantes son negros o latinos, pero tanto ellos como los escasos anglosajones de su clase, la recomiendan.

En el curso combinan una serie de discusiones sobre escritos teóricos, sociológicos acerca del tema del racismo, con discusiones sobre incidentes de la vida cotidiana donde estos fenómenos se evidencian.

Las autoridades universitarias también han dado su respaldo a Thornhill pese a la polvareda mediática que ha levantado.

"Provocación"

Por supuesto, en el campus, no todos están de acuerdo. Sorprende en un recinto universitario estadounidense, normalmente un hervidero de opiniones abiertas de toda índole, que muchos de los estudiantes consultados por BBC Mundo rehúyen de las preguntas sobre este curso como si fueran la plaga. No quieren verse involucrados en la disputa.

Otros son mesurados en sus respuestas.

Alex Pilkington, integrante de un grupo de estudiantes republicanos, dice que "el origen de la controversia con este curso radica bastante en su nombre". Al titularlo racismo blanco, asegura, parece estar buscando una especie de reacción de la comunidad blanca en la universidad.

Thornhill insiste en que no es una provocación deliberada sino un análisis académico y objetivo de la realidad.

Es inevitable que este curso genere emociones encontradas. La evidencia innegable de prejuicio racial que se encuentra en culturas a través de la humanidad, sin importar la raza, va a ser razón suficiente para que muchos descarten de entrada el argumento de Thornhill.

Pero también parece evidente que en la manera como rechazan el argumento, muchos comentaristas blancos revelan el racismo que Thornhill denuncia.

Mensajes

Después de su clase, el profesor me lleva a su oficina, donde diariamente cumple un ritual que a otros puede parecer desmoralizador: abre su correo electrónico para encontrar inevitablemente los mensajes atiborrados de insultos que le escriben desconocidos.

"Eres como Obama. Por culpa tuya están estallando problemas raciales, un problema que ya teníamos resuelto en este país", le dice uno, añadiendo que le desea una muerte violenta a él y su familia.

Los correos de voz que le dejan no son mucho más amables. Al tiempo que lo acusan de racista, le lanzan los peores insultos raciales.

Lo acusan de alborotar el avispero del racismo, pero no dejan de echarle siempre en cara su condición de negro.

Thornhill dice que lo toma como un gaje del oficio: "A estas alturas de mi carrera no estoy dispuesto a acomodarme al racismo de los blancos y conceder la autoridad moral y académica que sé que tengo en esta discusión".

Amable en persona, inmensamente popular entre sus alumnos, e insoportable para sus muchos críticos, Thornhill no espera que la polémica en torno a su clase termine pronto.

Espera poder dictar el curso de nuevo el año entrante.

No revela si el otro semestre también habrá guardas armados vigilando su clase, protegiéndolo a él y a sus alumnos de los sentimientos extremos que esta clase ha alborotado.


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