En marzo de 2016 una joven pareja en India fue atacada brutalmente a machetazos a plena luz del día y en medio de una calle repleta de gente. El motivo del ataque fue que eran de distintas castas.
El hombre, de 22 años, murió. Desde entonces su esposa, que sobrevivió, se ha dedicado a contar su historia de amor y luchar contra el sistema de castas y el odio que engendra.
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Su nombre es Kausalya y conoció a quien era su esposo, Shankar, cuando ambos eran estudiantes.
Kausalya pertenece a una casta llamada Thevar, con bastante influencia en India. Se crió en un pueblo, en una casa de dos pisos. Su padre es un prestamistas y operador de taxiS que en la actualidad cumple una condena a muerte por haber ordenado el crimen.
Él y la madre de Kausalya se oponían al vínculo porque Shankar era un Dalit, antes conocidos como los “intocables” de India. El padre de Shankar era un campesino pobre y los dos hombres vivían con tres familiares más en una choza con un solo cuarto, en una aldea rural.
Pero Shankar aspiraba a ser ingeniero y estudiaba en una universidad privada. Fue allí donde conoció a Kausalya, a quien sus padres la habían obligado a estudiar ciencias de la computación luego de rechazar su deseo de convertirse en azafata.
“Decían que iba a tener que usar faldas cortas”, recuerda la joven.
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En la universidad los hombres y las mujeres tenían pocas oportunidades de contacto pero en un evento para estudiantes nuevos Shankar se acercó a Kausalya y le preguntó si estaba enamorada de alguien.
Ella no le respondió y se retiró, avergonzada.
Pero el joven no desistió y aprovechó una segunda oportunidad para acercársele.
“¿Estás enamorada de alguien?”, le volvió a preguntar. “Porque creo que te amo”, agregó en esta ocasión.
De nuevo ella escapó. Pero él no se rindió y siguió buscando maneras de hablarle. En el tercer encuentro ella le dijo que buscara a otra chica.
“La gente sabrá si nos vemos. Será muy difícil llegar a conocerte”, le advirtió.
Autobús
No obstante, los jóvenes lograron comenzar una amistad. No fue fácil: como no podían verse ni ella podía hablarle por teléfono en presencia de su familia, el único intercambio entre ellos eran mensaje por Whastapp durante sus viajes en autobús hacia y desde la universidad.
Ella decidió tomar una clase de japonés para tener la excusa de volver más tarde y así poder tomar el autobús público, en vez del transporte universitario que solía usar.
Se coordinaron para verse allí y fue en esos breves momentos juntos que surgió el amor.
Él le contaba que tenía dos sueños: “Construir una casa de verdad para mi familia y amarte para siempre”.
Pero un día, en julio de 2015, el conductor del autobús los vio hablando, averiguó dónde vivía Kausalya y fue a hablar con su madre. Esa misma tarde sus padres le quitaron el teléfono celular, llamaron a Shankar y le advirtieron que no volviera a ver a su hija.
Poco después ella logró escapar y fue a buscar a Shankar. El 12 de julio de ese año se casaron. Después de la ceremonia fueron a la estación de policía y pidieron protección.
En el estado de Tamil Nadu, donde vivía la pareja, los crímenes contra los Dalit son frecuentes. En 2015, el año que se casaron, hubo más de 1.700 ataques.
Al casarse, Shankar y Kausalya habían roto lo que la escritora Arundhati Roy llamó en su premiada novela “El Dios de las cosas pequeñas” las “Leyes del amor” que determinan “quién debe ser amado, cómo y cuánto”.
Negativa
La familia de Kausalya trató varias veces de separar a la pareja, que se mudó a la casa de la familia de Shankar.
Acusaron a Shankar ante la policía de haber secuestrado a su hija. Una semana después del casamiento la secuestraron y la llevaron a ver a chamanes que intentaron darle pociones para que dejara a su marido.
Incluso le ofrecieron a Shankar una pequeña fortuna para que la dejara.
Al final se rindieron. Kausalya cuenta que una semana antes de los ataques la visitaron y le ordenaron que se fuera con ellos.
Cuando se rehusó le dijeron: “Si algo te pasa a partir de hoy, no somos responsables”.
Feliz
A pesar de las amenazas Kausalya dice que esos ocho meses que estuvo casada fueron los momentos “más felices y más libres” de su vida.
La joven pareja había salido de paseo ese fatídico día en marzo. Shankar tenía un evento el día siguiente en la universidad y quería comprarse una camisa nueva.
Entraron juntos a una tienda y eligieron una camisa de color verde. Estaban caminando a la parada de autobús para regresar a su hogar cuando fueron repentinamente atacados por un grupo de hombres que descendieron de motocicletas.
Armados con machetes, atacaron brutalmente a los jóvenes. El ataque, que duró 36 segundos, quedó íntegramente registrado por cámaras de seguridad.
Una ambulancia se llevó a la pareja. Inexplicablemente el médico se quedó en el asiento delantero mientras Kausalya, malherida, ayudaba a su marido, quien yacía moribundo.
Él le pidió a su esposa que apoyara su cabeza sobre su pecho. Minutos más tarde murió.
Kausalya pasó 20 días en el hospital recuperándose de los cortes en su rostro y de una fractura ósea. Desde su cama de hospital le dijo a la policía que los responsables del ataque fueron sus padres.
“¿Por qué lo amabas?”, había gritado uno de sus atacantes. “¿Por qué?”.
Una imagen de Kausalya con su cara toda vendada y ensangrentada se hizo viral en India.
Unos meses después, la justicia determinó que fueron cinco los atacantes y los condenó, junto con el padre de Kausalya.
Su madre, que también fue acusada, fue hallada inocente. Kausalya está convencida de que ella también quiso su muerte.
Mensaje de amor
Ahora la joven vive con la familia de su marido en una casa con cuatro cuartos que construyó gracias a la indemnización que recibió del Estado.
Se cortó el pelo y empezó a aprender karate y a tocar el parai, un tambor tradicionalmente usado por los Dalit.
Trabaja en una oficina estatal y los fines de semana viaja por todo Tamil Nadu hablando en distintos eventos en contra del sistema de castas y los “crímenes de honor”.
Su activismo le ha ganado muchos enemigos y recibe amenazas en su página de Facebook, motivo por el cual tiene seguridad policial.
Sin embargo ella enfoca su mensaje en el amor.
“El amor es como el agua, es algo natural”, dice. “El amor ocurre y las mujeres tienen que rebelarse contra el sistema de castas”.
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