Pocas veces el préstamo de un tapiz estuvo tan cargado de simbolismo e intención.
En un gesto sin precedentes, el presidente francés Emmanuel Macron anunció que su país cedía temporalmente a Reino Unido el Tapiz de Bayeux, una pieza de artesanía que narra la conquista de Inglaterra por el duque de Normandía en 1066.
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La obra, que cuenta una época clave para la historia británica, nunca salió de suelo francés en los últimos 950 años.
Y Macron, siendo consciente del enorme impacto que tendría el gesto, aprovechó para realizar el anuncio en su última visita a Reino Unido, un país inmerso en pleno proceso de salida de la Unión Europea de la que él se ha convertido en principal defensor.
"Qué gran jugada maestra de diplomacia cultural", definieron algunos medios británicos.
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La del pasado jueves fue la primera cumbre franco-británica tras el Brexit, por lo que Macron le quiso dejar claro a la primera ministra británica Theresa May que sus discrepancias en torno a la UE no deben afectar a su histórica condición de aliados.
El presidente francés está dedicando grandes esfuerzos a cultivar las relaciones diplomáticas a través de gestos simbólicos con otros líderes que, sin embargo, sus críticos califican de no ser más que una cuestión de mero "marketing".
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Su preocupación por la imagen pública de Francia en el exterior también parece reflejarse en su propia apariencia. En Francia aún resuena la polémica por los más de US$31.000 que pagó a su maquilladora en sus tres primeros meses de presidencia, según desveló la revista Le Point.
Pero lo cierto es que tras ocho meses de su llegada al Elíseo, y tras un tímido comienzo y críticas por su falta de experiencia, muchos consideran que Macron está consiguiendo devolver a Francia el lugar de liderazgo en Europa que había perdido.
Referente en el continente
A su encuentro con May le siguió una reunión el viernes en París con la canciller alemana, Angela Merkel.
Antes, Macron recibió la visita del nuevo canciller austríaco y del presidente turco. Ambos viajaron a Francia y, solo después, visitaron Alemania.
"Hasta hace unos meses, ese no habría sido el orden natural de los acontecimientos. Ahora, Macron es el hombre a quien acudir en Europa", dice el corresponsal de la BBC en París, Hugh Schofield.
Pero una de las visitas más polémicas que Macron recibió en los últimos meses, probablemente, haya sido la del presidente de Estados Unidos.
Macron invitó a Donald Trump a asistir a las celebraciones del 14 de julio, fiesta nacional francesa, pese a sus claros desencuentros en cuestiones como sus posturas ante el cambio climático, entre otras.
Esta invitación le valió al presidente galo numerosas críticas, si bien Trump pareció disfrutar de su visita a París que incluyó incluso una cena en lo alto de la Torre Eiffel.
"No es un político tradicional (…). Es el presidente de Estados Unidos, el cual es un gran país y un gran aliado. Por ello, quiero trabajar con él y creo que construimos una relación muy fuerte", explicó Macron a la BBC durante su reciente visita a Reino Unido.
Su intento por acercarse a grandes potencias también llevó a Macron hasta China, durante una visita en la que firmó importantes acuerdos financieros tras reunirse con su presidente, pero en la que evitó pronunciarse sobre la situación de derechos humanos en el gigante asiático.
Y si a Theresa May le cedió un tapiz histórico, el gesto de diplomacia con Xi Jinping fue regalarle un caballo del Elíseo que el presidente chino había visto cuando visitó París hace cuatro años, en el gobierno de François Hollande.
Popularidad en Francia
Pero los analistas no solo destacan de él su diplomacia internacional.
Algunas de las medidas y políticas internas puestas en marcha en su país también contribuyeron a que su popularidad haya aumentado en los últimos meses entre un sector de los franceses.
Según una encuesta difundida por el diario Le Figaro a inicios de año, Macron cuenta con un 53% de aprobación entre la población gala, lo que supone un 9% más que hace solo dos meses.
Tras su llegada al Elíseo, por ejemplo, la economía del país está mostrando algunos signos de recuperación.
"Por primera vez desde 2009, hubo más aperturas de fábricas que cierres, lo que apunta a que el crecimiento debería volver pronto a los niveles previos a la crisis", según Hugh Schofield de la BBC.
El corresponsal en París también destaca que el fabricante de los automóviles Peugeot y Citroën anunció hace unos días un plan de más de mil retiros voluntarios entre sus trabajadores, lo que será posible gracias a la reforma laboral introducida por Macron.
Sin embargo, los sindicatos han criticado este cambio en la ley porque permite a las empresas negociar despidos sin tener que demostrar que están arrojando pérdidas.
Dureza frente a la inmigración
En temas sociales, si bien se define como defensor de cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo, Macron se muestra bastante más conservador en lo que a políticas de inmigración se refiere.
Sus intentos por reducir el número de solicitudes de asilo de refugiados en Francia -que el año pasado fueron más de 100.000- le valieron duras críticas de la izquierda francesa y algunas de sus declaraciones al inicio de su mandato fueron tildadas de "racistas".
El año pasado, Macron desencadenó el escándalo cuando aseguró durante la cumbre del G-20 que el desafío de África es "civilizacional" y que la inestabilidad es el resultado del elevado número de hijos que tienen las mujeres del continente.
Por otro lado, los franceses siguen identificando el terrorismo como una de sus principales preocupaciones.
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Fue durante el mandato de Macron -a finales del año pasado- que expiró el estado de emergencia impuesto en el país tras la cadena de atentados de noviembre de 2015.
En su lugar, el presidente lideró la aprobación de una nueva ley antiterrorista que preserva algunos de los poderes excepcionales atribuidos al gobierno bajo la situación de emergencia.
Miembros de la oposición como Marine Le Pen, sin embargo, criticaron en diversas ocasiones "la impotencia política" del gobierno de Macron contra el terrorismo.
"Si no transformo radicalmente a Francia, será peor que no haber hecho nada", confesó Macron recientemente.
Y esta frase puede definir perfectamente su ambición por cambiar su país y sus planes de hacerla más fuerte en Europa, y de hacer una Europa más fuerte en el mundo.
Con una Alemania ocupada en tratar de formar gobierno y un Reino Unido inmerso en los preparativos del Brexit, Macron parece tener vía libre para continuar siendo la voz con más peso de Europa.
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