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Donald Trump acude al médico: por qué los presidentes de Estados Unidos se someten a chequeos anuales y por qué se hacen públicos sus resultados

Donald Trump acudió al médico este viernes para cumplir con una reciente tradición de los mandatarios de EE.UU. de ir al médico para un examen anual. La Casa Blaca difundirá la próxima semana los resultados, aunque dijo que el presidente tiene "una salud excelente".

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Donald Trump tuvo este viernes cita con el médico.

Se trató de una visita rutinaria que forma parte de una tradición que, aunque no es obligatoria, han practicado los gobernantes de Estados Unidos desde finales del siglo pasado: someterse a un chequeo médico y hacer públicos sus resultados.

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Las circunstancias en las que Trump se hizo su primer chequeo en el Centro Médico Militar Walter Reed en Bethesda, Maryland, como comandante en jefe del país más poderoso del mundo no deja de ser peculiar.

A sus 71 años, Trump es el mandatario de mayor edad que ha llegado a la Casa Blanca y desde que saltó a la arena de la política hace un par de años su estado de salud ha sido objeto de numerosas conjeturas.

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Su supuesta dieta de comida rápida, su sedentarismo, su aparente sobrepeso y la práctica de golf como único ejercicio físico conocido han generado cuestionamientos sobre su salud.

El médico de la Casa Blanca dijo este viernes que Trump presenta "una salud excelente" y que el próximo martes darán más detalles del examen al que se sometió el mandatario.

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En fechas recientes, la publicación del libro Fire and Fury: Inside the Trump White House, del periodista Michael Wolff, levantó también nuevas polémicas y suposiciones sobre el estado de salud mental del mandatario, a quien el libro atribuye comportamientos que rozan la ausencia de cordura.

Pero aunque las pruebas de este viernes no incluyeron, según la Casa Blanca, un diagnóstico psiquiátrico o psicológico de Trump, el examen generó comentarios, expectativas y especulaciones sobre sus potenciales resultados.

Pero ¿de dónde viene la tradición de someter a chequeos médicos anuales a los presidentes estadounidenses?

La tradición

Bárbara Perry, directora de estudios presidenciales del Centro Miller de la Universidad de Virginia, cuenta a BBC Mundo que la práctica de los exámenes médicos de los presidentes está históricamente vinculada a un "protocolo" de la sociedad estadounidense.

"Estas pruebas se convirtieron en tradición a medida que los mandatarios comenzaron a seguir la costumbre de los estadounidenses de realizarse un chequeo médico anual", comenta.

Pero según la especialista, aunque los reportes médicos son documentos privados, la importancia de la figura del presidente de Estados Unidos no solo para ese país, sino para el mundo, hizo que las autoridades de la Casa Blanca decidieran hacer públicos los resultados.

"Básicamente el examen es una forma de mostrar a la opinión pública estadounidense y del mundo que el presidente tiene las condiciones para cumplir con las funciones que le corresponden por su cargo", resume la profesora.

"Generalmente lo que ocurre es que los doctores, después del examen, dicen que los presidentes están aptos para su cargo. No creo que ese sea un término técnicamente médico, pero al menos les da a los estadounidenses y al mundo una certeza de que el presidente puede desempeñar su cargo, al menos desde el punto de vista médico", añade.

Perry explica que la tradición también tiene su justificación en que, en algunos momentos de la historia nacional durante el siglo XX, llegaron a la Casa Blanca algunos presidentes cuya salud constituía un impedimento para cumplir sus funciones.

"Un ejemplo de ello fue el presidente Franklin D. Roosevelt, que fue elegido para la presidencia en cuatro ocasiones y la última vez, en 1944, ya estaba muriendo", sostiene.

De acuerdo con la investigadora, durante su última campaña, a finales de la II Guerra Mundial, los doctores sabían que el mandatario sufría de una enfermedad cardiaca en estado terminal y poco tratable en esos momentos.

"Los médicos decidieron entonces ocultar esa información al pueblo de Estados Unidos. Roosevelt fue reelegido y murió poco después en 1945", comenta .

Más recientemente, uno de los casos más notables, fue el del presidente Kennedy, de acuerdo con la docente.

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"No diría que no estaba apto para servir, pero tenía una enfermedad muy peligrosa denominada enfermedad de Addison, que lo dejaba proclive a infecciones y podía provocarle una muerte prematura", explica.

Perry opina que si los estadounidenses hubieran sabido que Kennedy tenía esta enfermedad quizás los resultados de las elecciones hubieran sido diferentes, porque, aún sin que se supiera, el margen por el que fue elegido fue muy estrecho.

Pero la tradición de hacer públicos los resultados de los exámenes médicos, de acuerdo con la politóloga, llegó muchos años después.

Reagan en la mirilla

De acuerdo con Perry, la tradición de hacerse los exámenes y hacerlos públicos comenzó realmente durante la presidencia de Ronald Reagan, quien, hasta la llegada de Trump, había sido el presidente más viejo en llegar la Casa Blanca.

El estado de salud de Reagan se convirtió en una preocupación para muchos por varios motivos: la edad, había sufrido un atentado que casi acaba con su vida en 1981 y además de eso, tenía un diagnóstico de cáncer y se había sometido a una cirugía por padecer un cáncer de colón, agrega la especialista.

En esas circunstancias, afirma, la realización de chequeos médicos y su divulgación pública se convirtió en una estrategia para tranquilizar a la opinión pública estadounidense.

"El punto es que los estadounidenses necesitamos saber si las personas que ocupan la Oficina Oval están capacitadas para hacerlo", señala.

Sin embargo, la profesora explica que la mera realización del chequeo médico no garantiza que sus resultados avalen del todo la capacidad del presidente para cumplir con sus obligaciones.

"La Casa Blanca puede elegir qué información difundir o no, entonces no creo que haya muchas sorpresas del examen físico de este presidente", opina.

La salud mental de Trump

Hasta ahora, solo se conocían dos informes médicos del mandatario: uno, difundido por su médico personal en el que aseguraba que Trump sería "el hombre más sano jamás elegido para la presidencia" y otro difundido en el programa de televisión del doctor Oz.

Ese documento señalaba que el mandatario toma medicamentos para controlar el colesterol y padece sobrepeso.

"Lo que pasa con esta prueba es que es solo un examen físico, y yo agregaría que también sería necesario un examen psicológico, pero esto desafortunadamente no ocurre la mayor parte del tiempo", opina Perry.

"Este es un presidente un tanto inusual y sin precedentes, con un comportamiento personal muy cuestionable, lo que ha levanto sospechas sobre su salud mental, pero no hay ninguna ley que lo obligue a una evaluación de este tipo", añade.

La profesora de la Universidad de Virginia considera que un examen de salud mental debería ser obligatorio para los jefes de Estado.

"Es como en el caso de las aerolíneas. Yo quisiera saber que el piloto que va a dirigir el avión en que voy a montar, es una persona cuerda y saludable. Con los presidentes debería ser igual, porque son personas que tienen nuestras vidas en sus manos. Especialmente este presidente que constantemente está hablando del botón nuclear", señala.

Tras las especulaciones sobre la salud mental de mandatario que surgieron a principios de año a raíz de la publicación del libro de Michael Wolff, el propio Trump se encargó de responder:

"Pasé de ser un MUY exitoso hombre de negocios, a estrella top de TV…. a presidente de Estados Unidos (en mi primer intento). Pienso que eso calificaría no como listo, sino como genio… y un genio muy estable", escribió en un mensaje en su cuenta de Twitter.

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