Los registros de la época dan cuenta de calles vacías, de empleados que no acudían a sus trabajos y de gente con mucho miedo que no se atrevía a salir de sus casas por miedo a cruzarse con quienes sufrían de influenza y que, desesperadamente, necesitaban ayuda.
Uno de los testimonios que se documentó en esa fecha fue el del director de la organización Ayuda de Emergencia en el estado de Pensilvania, Estados Unidos.
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Contaba que había niños que se morían de hambre porque sus padres habían fallecido a causa de la enfermedad y nadie quería acercarse a ellos.
"Un pánico similar al de la Edad Media con respecto a la Plaga Negra se ha observado en muchas partes de EE.UU.", afirma un informe interno de la Cruz Roja Americana citado por una publicación de la estadounidense Institución Smithsonian.
Todo comenzó a principios de 1918.
Miles de personas empezaron a enfermarse, sentían debilidad y tenían neumonía, problemas estomacales, dificultades para respirar, confusión y fiebre.
Casos similares aparecieron en México, Rusia, Irán, Nueva Zelanda, Argelia, las Islas Fiji y Gambia, por mencionar solo algunos países.
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La influenza mató al menos a 50 millones de personas, una cantidad que triplicaba el número de quienes perdieron la vida como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. La expectativa de vida se redujo 12 años en EE.UU.
La pandemia, que duró poco más de un año, logró controlarse en 1919, pero los efectos de la enfermedad más mortífera de principios del siglo XX todavía están presentes.
Misterios
En un principio, y a pesar de que el número de personas contagiadas era muy elevado, la tasa de mortalidad no era particularmente alta, y eso hizo que algunos no tomaran la situación con suficiente seriedad.
"Aunque algunos investigadores afirman que la pandemia de influencia empezó en Francia en 1916 o en China y Vietnam en 1917, muchos estudios indican que todo comenzó en EE.UU. y se propagó a Francia con la llegada de las tropas estadounidenses", afirma la publicación de la Institución Smithsonian.
También se le conoce como la gripe española por la atención que recibió en ese país.
"Sacudió a España, incluso el rey se enfermó, así que los medios de comunicación, que no estaban censurados como los de otros países que participaban en la guerra, cubrieron el tema ampliamente", según la Institución Smithsonian.
Pese al transcurso de los años y la evolución de la tecnología no se han logrado explicar todas las circunstancias que rodearon a la mortal pandemia.
Hay teorías, sin embargo, que ayudan a entender uno de los aspectos que más han intrigado a los científicos: por qué la mayoría de las víctimas fatales fueron personas saludables y jóvenes, de entre 20 y 40 años.
Generalmente, los ancianos y los niños son los más vulnerables a la influenza y a la gripe.
"Quien era un niño al momento de la pandemia podría no tener resistencia a otro tipo de virus. El que circuló en la época en la que esa persona nació era del ’grupo 2’, pero el de 1918 pertenecía al ’grupo 1’", explica Ruth Craig, profesora de farmacología y toxicología del Dartmouth College, en EE.UU.
Consecuencia positiva
Lo cierto es que, en la actualidad, existe la posibilidad de que se desate una crisis similar a la que sacudió al mundo en 1918.
"Mi principal preocupación es una pandemia de influenza. Es el peor escenario", dijo Tom Frieden, exdirector de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en EE.UU. cuando se le preguntó qué lo mantenía despierto en las noches.
Lo que ocurrió entre 1918 y 1919, sin embargo, tuvo una consecuencia positiva: la creación de la Liga de las Naciones.
Sus principios se acordaron en la Conferencia de Paz de París, que tuvo lugar en 1919, tras el fin de la Primera Guerra Mundial.
Su objetivo principal era mantener la paz, pero también se concibió como un centro de cooperación y coordinación internacional. La prevención y el control de las enfermedades era un asunto de preocupación internacional y fue incluido en el tratado que dio origen a la organización.
Y esas fueron las bases del sistema moderno que existe para el control global de crisis sanitarias como la que ocurrió en 1918 o, más recientemente, las que se presentaron con el ébola o la gripe aviar.
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