Desde hace más de 150 años el fútbol es fuente de debate, de enfrentamiento de estilos y de historias épicas que escapan cualquier lógica.
Ingredientes que se mezclan como en ningún otro lado en la tercera ronda de la Copa de la Asociación Inglesa, que desde este viernes se disputa por toda la geografía de Inglaterra.
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Es durante el primer fin de semana de enero que el fútbol inglés recuerda sus proezas más grandes, sorprendentes victorias de equipos formados por jugadores aficionados frente a los más grandes y conocidos clubes de la división de honor.
Pero el partido disputado en Liverpool este viernes o en cualquiera de los 32 partidos, incluyendo el que se disputará el lunes en Brighton, tendrá muy poco que ver con lo que ocurrió en aquella primera edición de la Copa y en particular en el que se jugó el 16 de marzo de 1872, la primera gran final que existió en el fútbol.
En BBC Mundo la recordamos.
Los finalistas
La primera edición de la Copa FA la disputaron 15 equipos, aunque uno, el Queen’s Park, avanzó directo a semifinales debido a lo costoso que significaba su desplazamiento desde Escocia.
Allí le toco enfrentar a Wanderers, que tras empatar sin goles se logró clasificar a la final debido a que el equipo escocés no pudo costearse un segundo viaje a Londres para jugar el partido de repetición.
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El otro lugar en la final lo aseguró el Royal Engineers, que venció 3-0 al Crystal Palace (equipo que no tiene nada que ver con el que juega en la Liga Premier) tras no pasar del empate en el primer partido.
El campo
Como era habitual para la época, los 22 jugadores aficionados se dieron cita en un campo de críquet para disputar la final.
En este caso el escenario fue el Oval de Kennington, en el sur de Londres, donde 2.000 personas pagaron un chelín de la época para poder presenciar el encuentro.
La tarea no era fácil dada la particularidad del espectáculo que tenían enfrente y las reglas acordadas para el partido (el reglamento se pactó 10 años después cuando fue establecido por la Asociación Inglesa).
Eso también afectaba la labor del árbitro, que se colocaba fuera de la cancha y sólo entraba en acción cuando los "jueces de línea" de cada equipo no se podían poner de acuerdo.
Los saques de banda correspondían para el equipo cuyo jugador llegaba primero a la pelota que salía del campo y con cada gol los equipos tenían que cambiar de lado.
Algo que tampoco influía mucho teniendo en cuenta que la portería estaba formada por dos postes y una cinta que los unía.
¿Tiki-taka?
Los Royal Engineers llegaron a la final gracias a su "revolucionario" estilo para la época de pasar la pelota a un compañero que contrastaba con el tradicional juego del balón al espacio.
Pero eso no fue suficiente para doblegar al Wanderers, que supo aprovechar un gol de Morton Betts a los 15 minutos tras una jugada individual de Walpole Vidal.
El solitario gol del partido dejó un sabor de a poco entre los asistentes, que esperaban un espectáculo de goles teniendo en cuenta que no había arqueros fijos en las porterías y los equipos apostaban por una formación con hasta siete delanteros.
Gloria fugaz
Ese fue el comienzo de una era dorada para el Wanderers, que retuvo el trofeo en 1873 y sumó otros tres títulos antes de desaparecer en 1887.
Su palmarés sólo ha sido superado por ocho equipos en la historia, lo que refleja el dominio que disfrutó.
Los Engineers no tuvieron la misma suerte, alcanzando cuatro finales y el título en 1875, pero a diferencia de sus rivales todavía siguen jugando y este año celebran sus 155 años de existencia.
Sin embargo se convirtió en el equipo del mo