Para algunos comensales, una comida no puede empezar sin tomar primero una fotografía del plato y compartirla en redes sociales.
Pero ¿puede marcar una diferencia en los beneficios de un restaurante el cómo se ve su comida en la pantalla de un celular?
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Hace unos años, elegir restaurante era algo simple. Un amigo te lo recomendaba o leías una crítica buena en un periódico.
Ahora internet está llena de posts en Instagram o blogs culinarios alabando el último restaurante de moda del lugar donde vives.
Las redes sociales se llenan de imágenes nítidas y brillantes de donuts de colores, tazones de licuados en tecnicolor o "freakshakes", una nueva especie de batido con helado y dulces.
Algunos cocineros y restauradores han ajustado sus menús para producir platos que quedan bien ante la cámara de un celular.
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Teddy Robinson, director creativo del café londinense Grind&Co, ha pasado cinco años haciendo la empresa lo más "instagrameable" posible.
"Lo más interesante es que la gente está más consciente que nunca del aspecto de la comida", afirma.
"Antes de Instagram, la única forma de saber cómo se veía la comida de un restaurante eran sus propias fotos, o si las habían impreso en los menús —ya sé, un horror—, pero ahora es esta, con frecuencia, la manera en que la gente entra en contacto por primera vez con un restaurante".
"Es un cambio refrescante ver cómo la comida se pone al frente de todo, y es definitivamente una de las cosas que ha permitido a los restaurantes independientes ganar ventaja frente a las cadenas en Instagram".
Los menús y los interiores también han sido rediseñados para Instagram.
"El año pasado reemplazamos todas las mesas de la empresa con mármol blanco, solo porque se ve bien en Instagram", dice Robinson.
La bloguera de estilo de vida Angie Silver se ha percatado de este creciente tendencia: "Hoy en día, los platos se crean especialmente para Instagram", asegura.
"Los platos de colores brillantes, inusuales y únicos funcionan bien, de ahí el aumento de los donuts arcoiris, los ’freakshakes’ y el helado unicornio".
"Un cuenco de cereales o una tostada no son tan interesantes", opina, "un desayuno bueno para Instagram sería aguacate machacado, una torre de panqueques que te hacen agua la boca o un cuenco de batido de brillantes colores".
La tendencia alcanzó un nuevo auge recientemente cuando un negocio de Londres lanzó el "Selfieccino", un cappuccino con tu cara impresa en él, utilizando una impresora que escanea el selfie en la espuma de la bebida.
"Para nosotros, la experiencia de comensal hoy en día ya no trata solo de tomar una gran comida y bebida", dice Ehab Shouly, director del salón de té Tea Terrace en Londres.
"Todo va de crear experiencias únicas que nuestros clientes pueden documentar en Instagram y en las redes sociales".
"Los millennials son más del 50% de nuestra base de clientes y tenemos que darles lo que quieren. Los clientes de hoy quieren una gran comida, un gran servicio y unas grandes fotos", afirma Shouly.
En otro lugar de Londres, el pub Fox Under The Hill ofrece a los clientes la oportunidad de "subir de categoría" su cena de Navidad con una salsa gravy (típica en Reino Unido) brillante.
La salsa, desarrollada para la "generación de Instagram", le da a la cena tradicional ese resplandor extra, dice el gerente general Ashish Patel.
Los restaurantes finos están, sin embargo, resistiéndose en su mayoría a esta tendencia.
"Hay un número creciente de personas que juzgan la comida en base solo a una foto, lo cual es un poco locura", opina James Lower, chef principal y propietario de Lyle, en el este de Londres.
"Esto ha llevado a los cocineros a hacer lo que yo llamo ’cocinar para las fotos’, es decir, que alguien cocina un plato sin preocuparse en absoluto sobre si sabe bien o no, mientras que la estética sea buena".
"Lo más importante en cualquier plato es cómo sabe. Sin embargo, un aspecto de hacer un gran plato es, sin duda, su apariencia. Y si algo tiene buen aspecto y es fotogénico, entonces es ’instagrameable".
Pero no solo la comida extravagante se está volviendo una locura en redes sociales. El diseño de interiores también juega un importante papel en la seducción.
El restaurante Coppa Club, en Londres, aseguró que su concepto "come en un iglú" tuvo un éxito fenomenal.
"Creo que cualquier plataforma de redes sociales fuerza a los negocios a ser más originales", dice la gerente de la marca Coppa Lucy Watson.
"Instagram es una experiencia mucho más visual de lo que hemos visto previamente y es importante tener contenido consistente y cautivador".
Pero otros restaurantes intentan destacarse del resto rechazando por completo esta tendencia.
Darren Yates, que maneja una delicatessen japonesa en Leamington Spa, Inglaterra, ha prohibido a los comensales utilizar celulares en su restaurante.
"Cuando la gente viene a comer, ponen sus teléfonos o tabletas en la mesa, y es de mala educación", dice Yates.
"Si estás saliendo a comer, se trata de charlar y compartir, no de redes sociales".
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