Durante gran parte de los años de la Guerra Fría, las dos grandes potencias en las que se dividió el mundo protagonizaron una carrera por fortalecer su arsenal bélico, especialmente el nuclear. Parte de las imágenes inéditas que demuestran esa disputa han llegado a YouTube.
Estados Unidos y la URSS realizaron centenares de ensayos nucleares después del fin de la Segunda Guerra Mundial tras el bombardeo deHiroshima y Nagasaki.
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Entre 1945 y 1962, Washington autorizó 210 pruebas nucleares atmosféricas para intentar mejorar su capacidad de destrucción nuclear.
Cada uno de los experimentos fueron documentados en unas 10.000 películas que, abandonadas al deterioro del tiempo, están siendo rescatadas, analizadas, desclasificadas y finalmente, subidas al canal de videos de Google.
Investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, dependiente del gobierno de Estados Unidos, comenzaron recoger estas cintas inéditas en diferentes puntos del país hace cinco años para ponerlas bajo un mismo techo.
A día de hoy, ya se han rescatado unas 4.500, de las cuales 500 han sido reanalizadas y 750 desclasificadas para su difusión al público.
En YouTube, bajo el canal del laboratorio (LLNL) puede encontrase una lista de reproducción con más de un centenar de estas películas y esperan seguir aumentándola durante al menos los próximos dos años.
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En la tarea trabajan expertos en cinematografía, desarrolladores informáticos y pasantes. La primera horneada de material se subió en marzo y ahora se ha hecho una segunda con 62 videos más.
Algunos de ellos incluyen fotogramas de la Operación Teapot (1955), Operación Hardtack (1958) y Operaión Dominic (1962), entre otras. Todos ellos son inéditos.
"Datos precisos"
El objetivo, aseguran desde el centro, es doble: "preservar este registro de valor histórico incalculable antes de que se pierda para siempre y proporcionar datos científicos más precisos sobre el poder de destrucción de una detonación de este tipo".
El físico de armas Gregg Spriggs a cargo del proyecto explica en un comunicado del Laboratorio Lawrence Livermore que para medir los efectos de una explosión nuclear se usan simulaciones informáticas ya que hace 25 años que se realizó el último ensayo nuclear.
"Esas simulaciones son buenas únicamente en la medida en la que los datos que contienen son correctos y se necesita una información precisa para hacer los cálculos sobre si las reservas de armas nucleares son seguras".
Precisamente, la falta de datos rigurosos fue lo que llevó a Spriggs a esta aventura. Hace diez años le encargaron que escribiera un código informático relacionado con los efectos de las armas nucleares.
Lo que descubrió es que sus cálculos no coincidían con los tomados manualmente entre los años 50 y 60, las diferencias de las medidas variaban a veces hasta en un 20 o 30%.
"Me estaba volviendo loco", asegura Spriggs. "No importaba lo que hiciera que mis cálculos no coincidían. Al final llegué a la conclusión de que los datos debían estar mal".
El valor de la imagen
Para el doctor mexicano Ernesto Belmont, profesor de física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la información que puede obtenerse de estas películas es "muchísima", le dice a BBC Mundo.
"Hay varios fenómenos físicos que se pueden calcular a partir de las imágenes: la energía liberada, cómo se disipó esa energía, si levantaba mucha tierra, si vaporizaban mucha agua".
Belmont relata que la única otra forma de obtener esta información sería "realizando otra prueba nuclear atmosférica pero no es posible por varias razones, incluyendo acuerdos internacionales".
"Las películas existentes parecen ser la única fuente de datos de estas detonaciones ya que los cálculos manuales eran aparentemente poco confiables", señala.
Greg Mello, que dirige el Grupo de Estudio de Los Álamos que supervisa los laboratorios nucleares y favorece el desarme, le cuenta a BBC Mundo que el valor científico no es tal.
"La ciencia de los fenómenos nucleares en la atmósfera se entiende lo suficiente como para que tenga que utilizarse para calcular la producción nuclear".
El experto cree que tampoco es útil a nivel militar porque "no existe un valor directo, ya que ninguna de estas pruebas de armas involucra las reservas de armamento nuclear que existen hoy en día. Las de los videos son explosiones muy antiguas".
Mello agrega que la precisión en los datos que se ha conseguido en los últimos años compensa cualquier tipo de desfase que se haya podido hacer sobre el terreno y que, quizás, este estudio sirva solo para que quienes diseñan armas nucleares modifiquen un poco lo códigos informáticos que utilizan.
Paul Rogers, físico de armas y profesor de en la Universidad Bradford, al norte de Inglaterra, coincide en su análisis con Mello y añade:
"El único valor en términos de interés público es que pueden cumplir una función educativa para explicar la potencia de las armas nucleares. La mayoría de personas menores de 40 años no tiene conciencia, al contrario de lo que ocurre con con aquellos que todavía recuerdan todas las controversias de los años de la Guerra Fría".
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