Entre la multitud de turistas en la Ciudad Vieja de Barcelona, hay algo que llama la atención.
Hombres, en su mayoría de ascendencia africana, caminan en grupos con enormes mantas blancas.
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Lo que hay dentro no está claro, pero es voluminoso y pesado y los hombres se mueven lentamente en el calor del verano español. Cuando los hombres colocan sus mantas en el suelo, todo queda claro.
Hay toallas de playa baratas, lentes de sol y recuerdos de Barcelona, todo lo que pueda necesitar un turista paseando por Port Vell o Las Ramblas. Y todo por 10 euros (US$12) o menos.
La mayoría de la mercadería que venden es ropa deportiva falsa. Zapatillas y camisetas, con las etiquetas de las grandes marcas, pero no el precio.
Mustafa, un inmigrante recinte de Mauritania, los llama "falsificaciones genuinas": "Las personas que compran en las tiendas son tontas, esto es igual a la prenda real, pero más barata".
Los manteros
Mustafa es uno de los miles de manteros, literalmente hombres con una manta, que operan en Barcelona y otras ciudades españolas. Y su presencia divide a la ciudad.
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No tienen licencia y no pagan impuestos. Muchos ni siquiera tienen documentos o están en medio de un proceso de asilo, lo que les impide trabajar.
Cuando la policía local llega al lugar donde están, los manteros empacan y se mudan. Pero ahora, algunos se están uniendo para intentar cambiar su marca, literalmente.
Aziz Faye, un inmigrante y mantero senegalés, quiere poner un nuevo producto en la manta.
Así que lanzó una nueva marca de moda para crear conciencia llamada Top Manta.
"Lanzamos nuestra marca para darles a los chicos una salida. Queremos evitar una vida de delincuencia", dice mientras muestra algunas prendas deportivas con el logo que representa un bote, como los que usan los inmigrantes para cruzar el mar Mediterráneo.
Ellos compran los calzados y camisetas sin marca y a granel desde Asia. Luego cosen las etiquetas Top Manta en una casa en las afueras de la ciudad antes de distribuir las prendas a los vendedores.
Es un modelo de negocio que Aziz espera que finalmente otorgue reconocimiento y aceptación a los manteros: "Nuestro objetivo es dejar de vender falsificaciones y evitar infracciones de derechos de autor".
"Competencia desleal"
Se trata de un lanzamiento sorprendente, pero a pesar del revuelo sobre la nueva marca, la mayoría de los manteros siguen vendiendo falsificaciones.
¿Y qué hay de la competencia entre manteros y comerciantes locales?
Firmin Villar, dueño de una tienda y presidente de la Asociación de Amigos de La Rambla, dice que perjudica a los negocios cercanos.
"Es una competencia injusta e ilegal. Venden en frente de nuestras tiendas los mismos productos que nosotros vendemos, pero no pagan impuestos".
Pero descarta la idea de que el sentimiento "antimantero" en la ciudad esté alimentado por la desconfianza hacia los inmigrantes.
"Barcelona es una ciudad hecha por inmigrantes, ese no es el problema. No estamos de acuerdo con el argumento de que solo pueden ganarse la vida vendiendo en las calles. Eso no es cierto".
Al mismo tiempo, Villar toma con cautela la iniciativa Top Manta.
"Siempre que el producto que vendan sea legal, no sea una copia y paguen impuestos como sí lo hacen el resto de las tiendas, bienvenidos a la ciudad".
"Militarizando" la calle
El tema de cómo regular a los manteros es algo que preocupa a la concejal local Gala Pin. "En el espacio público no podemos ser más permisivos con un grupo que con otro", dice, reconociendo la frustración de Villar y otros.
"Pero la economía informal no es solo algo limitado a Barcelona y otras grandes ciudades".
Hay muchos otros evasores de impuestos menos visibles y operadores sin licencia, dice Pin. Y aumentar la presencia policial en la Ciudad Vieja no es necesariamente la respuesta.
"No tiene sentido militarizar el espacio público. Tenemos que cambiar la ley de inmigración que impide que alguien trabaje simplemente porque es un inmigrante".
Es una idea con la que Faye concuerda. "Vinimos aquí no para tomar las riquezas del país, sino para ser parte de la situación".
Más que nada, espera que la marca cambie las percepciones de él y sus colegas: "No miren los objetos que están en manta, miren al ser humano detrás de todo esto".