El presidente de Bolivia, Evo Morales, dice que nunca quiso ser jefe de Estado. Pero busca una tercera reelección para un cuarto mandato y quedarse en el poder hasta 2025.
Para explicar esta aparente contradicción, en entrevista con BBC Mundo el mandatario hace un recorrido por todos sus cargos que ha ocupado: dirigente sindical, diputado y presidente desde 2005.
PUBLICIDAD
Son puestos que no quiso desde un principio, sostiene, sino que "el pueblo" lo presionó hasta obligarlo a postularse y ganar.
Así justifica Morales la intención de su coalición de que sea reelegido para un cuarto mandato en 2019, una posibilidad que fue negada por los bolivianos en un referendo en 2016 pero que hace unos días recibió luz verde de parte del Tribunal Constitucional.
Morales dice que tras casi 12 años de gobierno tiene varias tareas pendientes, como erradicar la pobreza extrema (que ha logrado bajar de 38% a 17%) y conectar al país por vía terrestre.
"El gran deseo que tengo es agarrar mi coche en la frontera con Argentina y recorrer hasta llegar a la frontera con Brasil, manejando, personalmente", dice, vestido en un traje formal que preferiría remplazar por unos jeans, una camiseta y unos tenis.
El primer presidente indígena de un país mayoritariamente indígena ha logrado en sus tres mandatos mantener la estabilidad económica de Bolivia y reducir la pobreza, pero sus críticos aseguran que su "figura mesiánica" ha sacrificado el engranaje institucional del país.
PUBLICIDAD
En medio de la polémica por la decisión del Tribunal Constitucional, Morales habló con BBC Mundo.
Presidente, cuénteme dos cosas que lo hagan sentir orgulloso de su gobierno.
Nos sentimos orgullosos de nuestro Estado Plurinacional. Porque nos dejaron un país mendigo y limosnero. Ahora somos un pueblo digno. Hemos dignificado a Bolivia. Para eso tienen que pasar muchas cosas.
El sector más humillado y marginado, que eran las mujeres de todas las clases sociales e indígenas, ahora tienen espacios en el Estado Plurinacional. Todos tenemos los mismos derechos y deberes.
Ahora, segundo componente. La estabilidad económica. Tres o cuatro años consecutivos de primeros en crecimiento económico de todo Sudamérica. Eso nunca sucedió desde la fundación de la República.
En las políticas económicas que hemos implementado a partir de la nueva Constitución, pero también bajo el proyecto planteado para el 2025, está la recuperación de nuestras empresas naturales y de nuestras empresas públicas. Eso ha hecho cambiar la situación económica del país.
Estos temas devuelven digno, orgulloso, al pueblo boliviano, gracias a la participación del pueblo unido.
Usted tiene un legado en términos económico, de reducción de la pobreza, de ser el primer presidente indígena en un país de indígenas y mal que bien tiene una buena reputación internacional. Pero ahora parece, para muchos en el exterior, que se quiere perpetuar en el poder. ¿No le da miedo poner en riesgo ese legado?
No quiero que sientan que Evo está manipulando, maniobrando para ser nuevamente candidato.
Yo feliz. Repito: nunca he soñado con ser dirigente, menos presidente. (Prefiero) volver a mi chaco, con mi gente, a trabajar, eso quiero.
Pero siento una obligación. Una presión. Un destino a seguir siendo presidente.
Eso veo.
O sea, ¿usted está destinado a ser presidente?
Eso me dicen los compañeros, que estoy destinado. ’Tu vida no depende de vos tu vida depende del pueblo’. Entonces a veces rechazar es desmoralizar, desanimar. Y quizá puede fracturarse (la coalición de gobierno).
¿La presidencia lo necesita a usted o usted a la presidencia?
El pueblo necesita el factor de unidad para continuar con el proceso, con esta revolución.
¿Qué hicieron en el pasado? Farrearse la plata boliviana. Cuando yo era soldado, tres presidentes en un año. Cinco años antes de nuestra revolución, cada año un presidente. Ahora yo voy a cumplir 12 años el próximo mes.
Además de eso, resultados económicos y sociales.
En la constituyente de 2006 dijeron que el primer mandato contaba, y luego no contó. Luego, antes del referendo de 2016 para definir si podía volver a ser reelecto, dijo que si perdía no insistiría y perdió. ¿Por qué irá a por un nuevo mandato? ¿Por qué ha cambiado de opinión? Muchos creen que no tiene palabra.
Primero, no es Evo, es el pueblo. El primer proyecto de Constituyente, era reelección indefinida para todas las autoridades, no solo el presidente. Una cuestión que es un derecho, a ser elegido. En las negociaciones con la derecha hemos cortado eso. Se aprobó una reelección solamente.
Ahora: es un derecho legal, constitucional, modificar la Constitución. Y para el 2016, los movimientos sociales pidieron que hay que modificar la Constitución.
Ganó el no. Pero 51% frente a 49%, redondeado. Hemos perdido por 140.000 votos. No es nada.
Pero el pueblo dijo que no hay que modificar la Constitución. Qué golpe hay a la Constitución, dígame.
Ahora, lea el artículo 256, que los tratados y las convenciones internacionales de temas de derechos están por encima de la Constitución. Textual. Y ahora asambleístas plantearon un recurso para la interpretación de la Constitución. Y hay antecedentes internacionales.
En este momento está aplicando la Constitución.
Yo entiendo su argumento de derecho constitucional. Pero lo que es un hecho es que hubo un referendo. Y por mucho que hubiera habido mentiras, y que hubiera sido estrecho el margen, ganó el no. E internacionalmente se ve como si usted, o los movimientos sociales, están pasando por encima del mandato popular. ¿No es así?
El referendo dijo que no se modifica la Constitución. Que la Constitución también fue aprobada por mandato popular. Ahora estamos aprobando otro artículo que sí permite esta postulación, apoyado por un fallo del Tribunal Constitucional.
Hay países donde los gobernantes duran mucho tiempo en el poder porque tienen regímenes parlamentarios. Este es un régimen presidencial, como los que tenemos en América Latina. Y hay mucha crítica a que duren más de 8 o 10 años, porque eso se presta a una cantidad de problemas. ¿No debería haber límites?
Eso lo habla el pueblo. Eso no lo podemos calificar.
Si evaluamos eso, Brasil (el caso de Michel Temer), cuántos meses está, cuántos años está, y con qué apoyo popular está. O el Perú, dígame usted (dice en referencia a Pedro Pablo Kuczynski, otro mandatario con poco tiempo en el poder tiene baja popularidad).
A mí me sorprende que estamos ya 12 años y tenemos 60% de apoyo solamente en las ciudades, cuando en el campo es el mayor apoyo.
Uno se gana al pueblo trabajando, no con mentiras, no con promesas. Pero por primera vez estamos mejor desde la fundación de la República.
Entonces, ¿si un pueblo quiere un presidente por 30 o 40 años, debería tenerlo?
Eso lo decide el pueblo. Eso es el pacto de San José, o la declaración de derechos humanos americana. No es la voluntad de Evo.
Usted me está insinuando que yo me estoy forzando… Yo no quiero. Pero tampoco puedo decepcionar a mi pueblo. Por eso desde el principio te dije, yo no busco cargos, a mí me buscan.
Usted solo se basa en Evo. Países europeos: Alemania, España, por qué no se pregunta eso.
Claro, cuando un indígena, un campesino, un dirigente sindical, el pueblo quiere que se ratifique, ah, protesta, hay que buscar cualquier argumento jurídico o político para tratar de dañar su dignidad. Eso no me gusta.
Cuando usted llegó a ser presidente hablaba de que es"uno más" y "hay hartos Evos". ¿Por qué no abrirle paso a otro Evo, a otro indígena o campesino que llegue a la presidencia? Uno podría pensar que una falencia de su legado es que no haya un sucesor.
Otra vez, está repitiendo lo mismo. No es que yo quiero. No es que yo tengo que dar el paso. El pueblo tiene que dar el paso.
Tal vez el pueblo piensa que somos garantía (de unidad).
Yo siento que el pueblo siente que el Evo es factor de unidad. Otra vez, quiero decirle, este tema está cerrado, no me insinúe, no es el Evo. Ni siquiera le ha preguntado al pueblo.
Quisiera preguntarle cuánto ha cambiado usted en el poder. ¿Hasta qué punto sigue siendo ese Evo Morales que surgió de las bases yforzaron a ser presidente?
Cuando yo me pongo este saco no me siento Evo Morales. Cuando me pongo me pongo zapatos no me siento Evo Morales. El vicepresidente me dice, ’Evo, ponte camisita, ponte zapatos’. Entonces bueno. Pero recién cuando me pongo los tenis, la camiseta, recién me siento Evo Morales.
Ahora: quiénes son mis compañeros, sobre todo en el trópico. Sigue siendo lo mismo. No para ser presidente. Sigue siendo el compañero Evo. Aunque ya no tomamos nuestras cervecitas, ya no farreamos como antes. Eso lo extraño. Y es así en casi todo el país.
Y qué dicen los compañeros: ’Es más sencillo reunirse con el presidente que con un ministro’.
Le preguntaba cómo ha cambiado porque críticos suyos me dicen que a usted se le subió el poder a la cabeza. Y dan dos detalles que llaman la atención, que son la casita que hicieron aquí en la Plaza Murillo, que es una réplica de su casa original, y el nuevo palacio de gobierno, en construcción, que es muy fastuoso. ¿Se le subió el poder a la cabeza?
Mira, recién me informaron que habían puesto esa casita. Y me molesté porque no me informaron. La gente está haciendo fila para tomarse la foto con la casita. A mí me sorprende. Ni siquiera la he visto todavía. La he visto en la prensa, que es mi casita donde he nacido, de paja, de adobe. Pero a algunos grupos les va a molestar.
Y lo segundo (el nuevo palacio de gobierno). Cuando llegamos al gobierno, era un Estado inquilino. No sé cuánta plata gastábamos con esos alquileres en lugar de destinarlo para oficinas de la administración. Este palacio, todos símbolos de Europa, de Roma, de España. Yo quería sacar, pero por ley no podía sacar, entonces respeto. Pero en este (el nuevo) van a estar nuestros símbolos, y además ya no es un gobierno inquilino.
El contraste entre la casita y el edificio gigante, en materia simbólica, es enorme.
Eso mismo yo no puedo entender. Dónde, qué he hecho, qué estoy haciendo aquí. Dónde he llegado, no porque he querido, sino porque el pueblo me ha llevado.
Ni siquiera usted ha podido llegar a entender el lugar y la importancia en la que está.
Así es, así es.