Cuando Hugo Chávez anunció quién debía ser su sucesor en caso de que algo le pasara puso la semilla de la rivalidad entre Nicolás Maduro, el elegido, y Rafael Ramírez.
El conflicto, latente hasta ahora, ha explotado y deja en evidencia luchas internas en el chavismo a pocos meses de las elecciones presidenciales y en medio de una severa crisis económica que amenaza la continuidad de la llamada "revolución bolivariana".
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Se desconoce de momento el paradero de Ramírez, que ha abandonado Nueva York tras renunciar a su puesto de representante de Venezuela ante las Naciones Unidas a petición del presidente Maduro.
La guerra entre ambos líderes es por ahora fría, ya que públicamente no se mencionan aún. Ramírez difícilmente regresará a Caracas, donde podría ser detenido en la purga contra la corrupción en la petrolera estatal PDVSA que el exdiplomático dirigió durante 12 años y en el marco de la cual han sido acusados de corrupción 65 funcionarios.
¿Aumentará Ramírez el tono de sus críticas contra la política económica expresadas en varios artículo sen el portal de izquierdas Aporrea?
En Twitter, los simpatizantes oficialistas posicionaron el martes como tendencia la etiqueta #RamirezTraidor. Pero de momento, nadie del gobierno habla públicamente de uno de los personajes clave del chavismo histórico.
Socialista de cuna
Rafael Ramírez se crió en un hogar vinculado a la lucha política de izquierda. Su padre se relacionó con movimientos de guerrilla y uno de sus hermanos se llama Fidel.
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Llegó a estar preso cuando era estudiante. Su ideología socialista no se debilitó durante sus estancias laborales en Estados Unidos y Francia.
En el último año de su carrera universitaria, el ingeniero ingresó a PDVSA, la petrolera estatal, que abandonó luego decepcionado por la cultura heredada de las transnacionales extranjeras que explotaban el petróleo en Venezuela.
Regresó al país en 1995 y cuando ganó Hugo Chávez las elecciones de 1998, decidió que quería trabajar para ese gobierno. Su mentor político había sido Adán Chávez, hermano del que en ese momento se convirtió en nuevo presidente.
PDVSA, una empresa eficiente basada en la meritocracia y centrada en su tarea comercial, fue en los primeros años el gran bastión de resistencia a las políticas de Chávez, que buscaba que la empresa se vinculara más con el país y con el gobierno.
En abril de 2002 se produce el golpe de Estado que saca a Chávez del palacio de Miraflores durante unas horas. Ramírez y el chavismo culparon a PDVSA, entre otros sectores, de financiar la revuelta.
Poco después, en julio de ese año, el presidente llamó a Ramírez para que asumiera el puesto de ministro de Energía y Minas.
Para 2004, superado el paro petrolero de la industria entre 2002 y 2003, Ramírez se consolida en su cargo de ministro y asume también como presidente de PDVSA.
PDVSA "roja, rojita"
A partir de entonces y tras el despido de gerentes y profesionales cualificados, la petrolera giró y pasó de ser una empresa rebelde a ser el motor de las políticas de Chávez. Nacía el llamado "socialismo petrolero venezolano".
Ramírez fue un funcionario obediente y disciplinado, pero sobre todo exitoso en la tarea que le encomendó Chávez: convertir a la petrolera en brazo financiero de la llamada "revolución bolivariana", liderar las nacionalizaciones que empezaron en 2007 y hacer del crudo un producto soberano del país.
Ramírez fue el poderoso zar del petróleo, por lo que siempre se le vio como posible sucesor de Chávez. / AFP
Ramírez creó la PDVSA "roja, rojita" que se alejó de su función puramente comercial para suministrar a la revolución los dólares de la bonanza petrolera de los años 2000 con los que financiar los programas sociales que cimentaron el poder del carismático Chávez.
Desde entonces, las misiones de Ramírez no dejaron de crecer: fue también vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y vicepresidente de reorganización territorial.
Mano derecha de Chávez, Ramírez estuvo cerca del presidente en los últimos momentos antes de morir. Por ello estuvo entre los candidatos a la sucesión, que finalmente, por designación del propio Chávez, ganó Maduro.
Vicepresidente económico con Maduro
El actual presidente se alió con el hermético Ramírez y lo nombró vicepresidente económico.
Pero cuando la crisis empezó a asomar, Maduro lo apartó de la caja del país y del Ejecutivo y lo envió a Nueva York como representante ante Naciones Unidas en diciembre de 2014.
Allí su perfil se rebajó, aunque defendió con vehemencia a Venezuela en la ONU de lo que el gobierno considera como ataques de la derecha liderados por Estados Unidos.
En las últimas semanas, sin embargo, había hecho públicas sus críticas por el manejo de una crisis económica que él dice que había anticipado sin ser escuchado.
"Me decepciona que no se permita ningún tipo de crítica constructiva. ¿Es ético guardar silencio?", se preguntaba en una columna Ramírez, que pese a todo mantiene su beligerancia dialéctica contra lo que denomina como la derecha y la oligarquía.
https://twitter.com/RRamirezVE/status/938094838922272768
El martes escribió que Maduro pidió que dejara el puesto por sus "opiniones".
Según el diario The Wall Street Journal, las autoridades de Estados Unidos trataron de acercarse a él para buscar colaboración como informante para perseguir delitos de dirigentes de Venezuela, algunos de ellos sancionados por la Casa Blanca y acusados por presunto narcotráfico.
Aspiraciones presidenciales
Detrás de ese papel crítico puede estar su deseo de desafiar a Maduro como candidato oficialista en las próximas elecciones presidenciales aprovechando su ascendencia con la familia Chávez -ha trabajado de cerca en la ONU con María Gabriela Chávez- y con los veteranos del chavismo.
Varios analistas señalan que eso estaría detrás de la purga en PDVSA por corrupción que ha emprendido el Estado contra hombres cercanos a Ramírez y contra proyectos firmados por él. Y que él sería el siguiente.
El oficialismo coincide así en cierta manera con la acusación de la oposición de que durante el mandato de Ramírez en PDVSA desaparecieron US$11.000 millones.
Ahora se aguarda su próximo movimiento y ver si cuenta con respaldo. De momento, advierte.
"Al agredirme en lo personal afectan la unidad de las fuerzas revolucionarias y el legado del comandante Chávez", alertó en su escrito de renuncia al cargo en la ONU, publicado este martes.
El que fuera mano derecha de Chávez y hombre fuerte del petróleo, el gran tesoro de Venezuela, mantiene ahora en vilo al chavismo a pocos meses de las presidenciales.