Katrín Jakobsdóttir es considerada nada menos que la política más confiable de Islandia.
Por eso no es de extrañar que, en medio de los escándalos políticos que han sacudido a la nación europea, esta ambientalista y feminista de 41 años se haya convertido en la primera ministra del país.
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Este jueves Jakobsdóttir se impuso con el socialista Partido Verde luego de formar una inusual coalición con el conservador Partido Independiente y el Partido Progresista, de centro-derecha.
La exparlamentaria y exministra de Educación se convirtió así en la segunda mujer en asumir como mandataria de Islandia después de Johanna Siguroardottir, quien gobernó a este pequeño país europeo de tan solo 330.000 habitantes entre 2009 y 2012.
Proveniente de una familia de poetas, académicos y políticos, Jakobsdóttir es magíster en literatura criminal, título que obtuvo con una tesis sobre el exitoso escritor islandés Arnaldur Indriðason.
Su núcleo duro de votantes, integrado por jóvenes de 18 a 29 años y mujeres, la apoyaron por su agenda en defensa del cambio climático, la igualdad de género y su promesa de aumentar el gasto público en salud y educación.
Para eso, deberá liderar a un país políticamente inestable en el marco de una frágil coalición de gobierno.
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De escándalo en escándalo
En los últimos cuatro años, los escándalos políticos han forzado tres elecciones en Islandia.
La última fue en septiembre, cuando el entonces primer ministro Bjarni Benediktsson debió a llamar a elecciones debido a la indignación popular que provocó la noticia de que su padre había recomendado la reducción de pena para un pedófilo que violó a su hijastra durante 12 años.
Benediktsson llevaba tan solo nueve meses en el poder.
El líder del Partido Independiente había sucedido a Sigmundur Gunnlaugsson, quien en abril de 2016 se convirtió en una de las primeras grandes víctimas de los Panamá Papers, una filtración masiva de documentos que reveló cómo los ricos y poderosos del mundo usan los paraísos fiscales para ocultar sus riquezas.
De hecho, el propio Benediktsson también apareció en los Panamá Papers.
La desconfianza en la élite política de Islandia fomentó la aparición de varios partidos no tradicionales, generando un escenario político fragmentado.