El día después de su boda, Brian Houston solo podía tocar la punta de los dedos de su esposa Evelia Reyes.
Ambos contrajeron matrimonio el sábado en la línea fronteriza entre México y Estados Unidos.
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Al día siguiente ya solo pudieron verse a través de las barras de metal que separan ambos países, sin posibilidad de abrazarse ni darse un beso.
Y es que la pareja que se conoció hace tres años en Tijuana, México, no puede estar junta debido a que Evelia, quien es mexicana, no tiene visa para viajar a Estados Unidos, país del que Brian es ciudadano.
Se casaron durante una de las aperturas humanitarias que se hacen en la frontera entre México y Estados Unidos en las cuales los miembros de familias separadas por la falta de documentos se reencuentran.
“Estuvimos buscando una manera de estar juntos. No queríamos rendirnos”, dice Brian en conversación con BBC Mundo.
“La relación es muy fuerte. Teníamos un año viviendo separados, y nunca sabemos cuándo será la próxima vez que podremos vernos”, explica.
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Es el drama que viven miles de indocumentados que no pueden volver a abrazar a sus seres queridos, pues no tienen forma legal de entrar a Estados Unidos.
Tres minutos
Evelia y Brian se conocieron hace tres años en la ciudad fronteriza de Tijuana, México, donde únicamente habían podido estar juntos cuando él la visitaba.
Originaria del sureño estado de Guerrero, con tres hijos de un matrimonio anterior, Evelia no ha podido conseguir la visa para ella y sus hijos y así poder estar con Brian en San Diego, Estados Unidos.
“Pedí su mano en Valle de Guadalupe, en Ensenada (México), algo muy romántico. Rentamos una casa, visitamos los viñedos y en una cena, en un restaurante, antes del postre llegué con el anillo”, cuenta Brian con emoción.
Tenían planeado casarse justo un año después de estar comprometidos, el pasado 17 de julio, pero por “motivos personales”, dice Brian, ya no puede viajar de nuevo a México.
El estadounidense se acercó a Ángeles sin Fronteras, una organización de defensa de los derechos de los migrantes que ha organizado, con apoyo de la Patrulla Fronteriza de EE.UU., seis encuentros entre familias.
Brian y Evelia fueron uno de los 11 reencuentros autorizados para noviembre de este año.
La autorización solo les permite estar juntos durante tres minutos.
“Yo quería abrazarla y besarla”
Enrique Morones, director de Ángeles sin Fronteras, hizo todo lo necesario para que Brian y Evelia cumplieran su promesa de matrimonio.
“Su sueño era casarse en Playas de Tijuana, y resulta que sí se casaron ahí, porque el Parque de la Amistad es parte de Playas de Tijuana”, dice Morones a BBC Mundo.
En ese parque, ubicado junto a la playa que está dividida por un muro, existe desde hace unos años la Puerta de la Esperanza, una abertura en la valla fronteriza donde se realizan reencuentros humanitarios.
Casarse en tres minutos fue parte del desafío: un juez mexicano estaba listo del lado mexicano con todos los documentos, muchos para tan poco tiempo, dice Brian.
“Estuve firmando unas 10 hojas en menos de un minuto, y poniendo las huellas. Estaba enojado por estar firmando papeles en ese tiempo. Yo quería abrazarla y besarla en ese tiempo“, dice el estadounidense.
El momento fue algo único, pues ahí estaba Evelin con su vestido de novia blanco y Brian con un traje gris formalizando su unión debajo de marco de metal que custodiaban los guardias fronterizos de EE.UU.
Estallaron los aplausos de las otras 10 familias que acudieron para abrazarse.
“Para una relación, este muro no existe, por amor no hay fronteras”, dijo Evelin a la agencia AFP tras convertirse en la esposa de Brian.
En realidad la pareja pasó cuatro minutos, no solo tres, pero todos estaban muy emocionados.
Esperar y esperar
La primera vez que se dio una apertura humanitaria de la Puerta de la Esperanza ocurrió en 2013, cuando una niña que no conocía a su papá pudo abrazarlo por primera vez.
En 2015 y 2016 se dio dos veces la apertura de esta puerta, una en abril cuando en México se celebra el Día del Niño, y otra en noviembre, cuando se celebra el Día Internacional del Niño.
Los reencuentros de este año se dieron bajo la presidencia de Donald Trump, quien ha prometido que extenderá el muro a toda la frontera y endurecerá su política migratoria.
Aun así Brian espera que Evelin pueda conseguir una visa al estar casada con un estadounidense, pero es consciente de que esto “puede tardar hasta 15 meses”.
“Es mejor que nada”, dice, pues para él “el amor no tiene fronteras”.