Manny Manuel, mira qué “babilla”.
Como puertorriqueña y periodista que cubrió sus inicios y su posterior éxito en la música, ¡qué orgullosa me siento de Manny Manuel! Porque, señores, somos humanos, todos erramos… Entonces, ¿por qué nos empeñamos en pensar y sentir que los tropiezos de las figuras públicas deben tener consecuencias diferentes y hasta más severas que las de los otros mortales? Lo verdaderamente importante en la vida, seas artista o un simple ciudadano, es admitir tus errores con la frente en alto, enfrentarte a las consecuencias y buscar alternativas para seguir hacia adelante…
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Y eso mismo es lo que ha hecho Manny Manuel, sobre todo, presentarse ante el público con una honestidad admirable, sin hacer alarde de que “todo quedó atrás” y de que sus experiencias “son cosa del pasado”, como harían muchos como parte de sus estrategias para que el público olvide los “malos momentos” e intentar recobrar el respaldo de aquellos que los hayan abandonado luego de su traspié.
Verlo ayer en entrevista en Tu Mañana, por Univisión Puerto Rico, insistiendo en que “esto es algo que se trabaja día a día; las tentaciones, los caminos oscuros, el mantenerse por el camino correcto…”, me hizo admirarlo más aún. ¡Wow! Hay que tener “babilla” para decir y sostenerse en ese argumento admitiendo la fragilidad de todo ser humano y reconociendo que esas luchas que enfrenta no desaparecen de la noche a la mañana y, muchas veces, permanecen para siempre. Pero, repito, el verdadero triunfo ante las adversidades es mantenerse claro y enfocado en el propósito de no dar ni un paso atrás.
Luego de esto, por casualidad (¿o causalidad?) me lo encontré y solo pude confirmar que este Manny Manuel es el mismo que conocí hace tantos años, con una calidad humana inquebrantable, incuestionable. Es de esos que yo llamo “buenos de corazón”.
¡Y ni hablar de su talento! El de Manny Manuel es verdadero, no es inventado ni construido como el de otros tantos pero tantos llamados “artistas” del patio o extranjeros que ni por asomo se asemejan a la voz y carisma de este orocoveño. Nunca voy a olvidar, para principios de los 90, la decena de eventos multitudinarios que Manny realizaba, de esos que no se anuncian mucho ni cuentan con millonarios presupuestos de promoción, y en los que el público deliraba hasta el desmayo por la voz, el ritmo y proyección del muy bien siempre llamado Rey de Corazones. Solo podía compararlo con el furor que vi en conciertos como los de Juan Gabriel, Chayanne o Ricky Martin. Y paren de contar.
Así las cosas, estoy segura de que su regreso “en grande” y ante millones de personas que tendrán la oportunidad de volverlo a ver (y otros de conocerlo) con su participación en Mira Quién Baila será para la historia. No me cabe la menor duda de que su historia —profesional y personal— cautivarán y enamorarán a muchos pero muchos… Y como bien dijo Manny en esa entrevista de ayer, quieres mucho a Yolandita y aprecias en cantidad a Johnny Lozada… ¡pero en la pista se va a competir! Y, como en la vida, lo esencial será lo vivido, lo aprendido, lo aportado… Y acá, entre nos, ¡voy a ti y apuesto doble! Bendiciones.