¿Talento y atractivo físico? Esa es la pregunta… Cada día más, muchos televidentes —y me incluyo— nos preguntamos qué hacen algunos de los que vemos en programas, novelas, series y otros proyectos si carecen de talento. Es más, la falta de recursos es tanta en varios de ellos y ellas que, cuando los veo, se apodera de mí la llamada vergüenza ajena y me retiro de estar frente al televisor. ¡No puedo, no puedo, no puedo! Al mismo tiempo, veo las redes inundadas de comentarios similares a mi opinión, mientras que amistades y compañeros de labores coinciden con mi percepción.
¿Y por qué siguen ahí? ¿Por qué otros con el mismo “perfil” continúan ocupando lugares donde —en teoría y por lógica— deberían estar los que se destaquen por su talento y capacidad para actuar, animar, etc.? Fácil: por su atractivo físico. Pero creo que esto no es nuevo. Haga memoria pa que vea. Y no tan solo hablo de artistas locales, sino de muchos latinos y hasta anglosajones. Dicho sea de paso, esto también incluye —y, probablemente, sea donde más se ve— al mundo musical. ¡Ahí los ejemplos empiezan y no acaban!
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Pero regresando a la TV, quiero dejar algo claro: estoy totalmente de acuerdo con que la televisión es un medio visual, que a todos nos encanta ver “cosas” bonitas, agradables, que motiven nuestros sentidos, etc. Eso tiene que ser así. De hecho, es así desde el comienzo de nuestra televisión, cuando muchas de las más famosas figuras de la radio pasaron a la televisión sin lograr, ni por asomo, el mismo éxito precisamente, porque —como se dice ahora— “eran difíciles de mirar”.
En fin, esto puede sonar cruel, pero es cierto… Hay que ser lindo para estar en la televisión. Pero creo que, como en todo, debe prevalecer el punto medio. ¿De qué personalidades del “patio” hablo? Por supuesto que no lo voy a decir, pues ninguno de ellos tiene la capacidad suficiente como para aceptar estos comentarios como lo que son: opiniones, pues basan sus carreras solo en su aspecto físico y no cuentan con la madurez profesional necesaria para tomarlo por el lado amable. Pero ustedes saben perfectamente a quienes me refiero, ¿verdad?
En cuanto a otros que no viven aquí y “les vale” lo que pensemos, los menciono pues “me vale”. Ninel Conde (el llamado Bombón Asesino o, mejor dicho, Asesina de Libretos), Aracely Arámbula y la propia Thalía son tres ejemplos perfectos: hermosas, diosas, divas…, sin el talento necesario para interpretar —música ni personajes— con la credibilidad mínima necesaria.
En lo que a chicos se refiere, ¡creo que va a coincidir conmigo en que Mario Cimarro es el rey! ¡Cristo amado, qué tipo para no tener ni la menor idea de cómo interpretar cualquier personaje, pues todos los encarna igual! ¡Guapo hasta decir “amén”, pero mal actor hasta decir “basta”! Tras él, por lo menos pudiera mencionar a un par de decenas…
Pero, mención aparte, merece William Levy. ¡No sé si pueda estar de acuerdo conmigo o no, pero a William Levy se lo perdono todo! Y, en serio, no tan solo por su inigualable aspecto físico, sino porque, en este caso, tiene otros atributos que muy hábilmente ha sabido utilizar y destacar, y que desvían la atención de su falta de recursos histriónicos. William es simpático, accesible a su público, pícaro, jovial… Y la relación con su público a través de las redes sociales lo confirma.
Así las cosas, como siempre digo, es cuestión de opinión… Es cuestión de balance.