El pasado sábado, 18 de octubre, sobre siete millones de personas se lanzaron a las calles de Estados Unidos para participar de las protestas contra el presidente Donald Trump, bajo la consigna de No Kings, es decir, alrededor de dos millones de personas más que en la primera manifestación de No Kings, que se celebró en junio. En resumen, las demandas de las masivas movilizaciones rechazan las acciones antidemocráticas, autoritarias y represivas de parte de la administración de Trump. Por eso, la demanda era “Democracia no Monarquía”.
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Según la BBC, las protestas no se limitaron a los Estados Unidos, sino que hubo manifestaciones en partes de Europa, como por ejemplo, en Berlín, Alemania, en Madrid, España, en Roma, Italia y también, hubo demostraciones en Toronto, Canadá.
Puerto Rico, al igual que en junio, se unió a las protestas, llevando a cabo un piquete frente a la corte federal en Hato Rey. Cientos de personas se unieron para rechazar las políticas antidemocráticas y discriminatorias de Trump, pero también para denunciar el servilismo crónico de la gobernadora trumpista Jenniffer González, adoptando estas políticas y defendiendo no solo la remilitarización de Puerto Rico y el secuestro discriminatorio de civiles, sino que además, defiende las múltiples ejecuciones extrajudiciales de parte de Trump a embarcaciones en el Caribe.
El ejercicio de los derechos constitucionales mediante la participación ciudadana en las protestas del 18 de octubre fue abrumador. Además, que ocurrieron en paz, a pesar de la represión y del despliegue de fuerzas armadas en EE. UU. y PR. A pesar de que los reclamos de sobre siete millones de personas incluían exigir un trato humano, justo, equitativo y digno para la ciudadanía, la respuesta de Trump demostró y evidenció, una vez más, su decadencia y su vulgaridad. Trump utilizó sus redes sociales para divulgar un vídeo animado en el que él salía volando un avión que arrojaba grandísimas cantidades de heces fecales encima de las personas que participaban de las protestas del sábado. Vergonzosamente, la gobernadora continúa respaldando a Trump, no importa el avance de su decadencia.