Opinión

Que días tan intensos estos

Lea la columna del periodista Julio Rivera-Saniel

Metro Puerto Rico
Julio Rivera Saniel Metro Puerto Rico

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Por las pasadas dos semanas no ha parado de llover y, como suele pasar cuando llueve sobre mojado, ha habido consecuencias.

Carreteras intransitables, derrumbes, hundimientos de terreno y, en consecuencia, pérdidas millonarias.

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En medio de todo este escenario, hemos puesto la mira exclusivamente en las lluvias. Pero, si miramos con detenimiento, los daños que hemos presenciado son el resultado de una mezcla de elementos que hemos ignorado sistemáticamente en una mirada que se refugia en la lógica de que si se inunda es porque llovió. Y para de contar. Algo así como aquello de que “el agua moja”. Pero el asunto es más complicado que eso.

Sí. Claro que llovió. Y mucho. No solo eso sino que lloverá más. Aún cuando muchos en tiempo reciente se resisten a aceptar la evidencia científica incluso cuando las señales son evidentes (por varias razones: analfabetismo científico, polarización ideológica, desconfianza en las instituciones) , lo cierto es que los estudiosos del tema han reiterado que el cambio climático llegó para quedarse. Que ese cambio ha afectado y continuará afectando los patrones de lluvias y que se pronostican no solo sequías más intensas sino que lluvias más frecuentes y torrenciales. Lo más triste es que estamos advertidos.ñ y aun así no hacemos nada.

Los científicos que formaron parte del Comité de Expertos y Asesores en Cambio Climático de Puerto Rico presentaron hace meses un informe que no solo documenta los pronósticos sino que hace recomendaciones para poder evitar daños millonarios a la economía e infraestructura.

Sin embargo, el Gobierno anterior ignoró el documento y del actual no se han tenido noticias. Ese informe hace cuatro advertencias principales sobre ese tema.

1. Incrementarán las lluvias y su intensidad. Un asunto que traerá problemas por causa del “drenaje limitado” en zonas urbanas. Esa combinación aumenta el riesgo de inundaciones repentinas. De esas que ocurren casi sin darnos cuenta.

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2. Nuestra infraestructura no está lista. Según el informe, los alcantarillados “no están diseñados para manejar los volúmenes de agua” asociados a las lluvias intensas y eso “aumenta la exposición de comunidades” a eventos de inundación.

3. Las comunidades en la costa y zonas de bajos ingresos son las más vulnerables a los daños asociados a las lluvias e inundaciones.

4. Futuro desastroso. Según el informe, si no se establecen medidas de mitigación y adaptación, Puerto Rico podría enfrentar un “aumento significativo en la frecuencia y severidad de eventos de lluvia extrema e inundaciones en las próximas décadas”

Por todo lo anterior, ya no es suficiente comenzar y concluir la discusión diciendo que se inundó porque llueve. No basta con que los medios titulen que “las lluvias provocaron inundaciones”.

La lluvia es la parte obvia y fácil de la ecuación. Pero hace falta más.

Se inunda porque llueve. Pero también porque no se toman medidas de mitigación. Porque no trabajamos con urgencia la infraestructura pluvial. Porque las alcantarillas están consistentemente obstruidas o son insuficientes. Porque no se ha expandido el alcantarillado pluvial.

Porque seguimos sin actualizar las zonificaciones y códigos de construcción para reconocer la nueva realidad. Porque seguimos ignorando la necesidad de utilizar barreras naturales como manglares y humedales que sirven como amortiguadores del impacto de las inundaciones. Porque se siguen proponiendo proyectos que, lejos de reconocer lo antes descrito, buscan flexibilizar la posibilidad de construcciones en la zona costera a pesar que lo que allí se construya, en diez años seguramente será atrasado por las marejadas.

Porque seguimos ignorando las señales frente a nuestros ojos.

El plan de trabajo sobre el cambio climático sigue sobre la mesa. La indiferencia y falta de urgencia de nuestros gobiernos parece que sigue intacta. Ojalá me equivoque.

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