Opinión

La imparcialidad electoral

Lee aquí la columna del presidente del Partido Popular Democrático

Una foto del representante Jesús Manuel Ortiz junto a su nombre.
Jesús Manuel Ortiz + columnista

En días recientes, hemos sido testigos de una preocupante serie de eventos en la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) que amenazan con socavar la confianza en nuestras instituciones democráticas. La presidenta alterna de la CEE ha recurrido a tácticas de intimidación y referidos sin fundamento contra nuestra comisionada electoral, Karla Angleró. Estas acciones no solo son inaceptables, sino que buscan silenciar las denuncias legítimas sobre la incapacidad administrativa y la falta de liderazgo en la gestión de la presidenta alterna.

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La labor de la comisionada del Partido Popular Democrático (PPD) se fundamenta en un principio inquebrantable: garantizar el balance electoral en todas las mesas de trabajo. Este equilibrio es esencial para proteger la integridad del proceso electoral y asegurar que la voluntad del pueblo esté garantizada. Los movimientos de los funcionarios y voluntarios del PPD responden exclusivamente a las necesidades y prioridades estratégicas de nuestra institución, y no a la conveniencia de otros partidos ni a los intereses de la presidenta alterna. Esa es la base de nuestra lucha por una democracia transparente y equitativa.

Es evidente que las recientes decisiones de la presidenta alterna no buscan el balance electoral, sino que inclinan la balanza hacia el liderato del Partido Nuevo Progresista, comprometiendo la imparcialidad que debería regir su cargo. Este tipo de actuaciones no solo traiciona la confianza del pueblo en la CEE, sino que también amenaza con entorpecer los trabajos de la Comisión en un momento crítico para nuestro sistema democrático, cuando el proceso electoral aún no ha culminado.

Es imperativo que los partidos políticos y el próximo gobierno asuman su responsabilidad histórica y nombren, en consenso con los distintos sectores políticos, a un nuevo presidente o presidenta de la CEE que sea verdaderamente imparcial, con el conocimiento y la experiencia necesarios para devolverle la confianza a esta institución. La CEE debe estar liderada por alguien capaz de garantizar elecciones limpias, balanceadas y confiables para todos los puertorriqueños. Ese es el emplazamiento a quienes el pueblo otorgó la confianza de dirigir sus destinos. Asimismo, hago un llamado a la sensatez dentro de la CEE. Es momento de dejar a un lado las agendas partidistas y trabajar con integridad para cumplir con el propósito fundamental de esta institución: ser garante de un proceso electoral justo donde se cuentan los votos válidamente emitidos y así honrar nuestro sistema democrático. El pueblo de Puerto Rico merece elecciones que reflejen su voluntad, debemos continuar la lucha por la transparencia y la democracia.

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