Opinión

El Recinto de Río Piedras: mucho más que un campus

Lee aquí la columna de la rectora del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

columnistas
Angélica Varela Llavona

La formación integral de un estudiante depende, en gran medida, de los espacios donde se llevan a cabo las distintas actividades académicas. Es en esos espacios que el estudiante establece interacciones y encuentros con sus compañeros, con sus profesores y con toda la comunidad universitaria. Allí aprende a valorar la riqueza de estructuras centenarias y desarrolla su aprecio por una estética única que el Recinto de Río Piedras le ofrece con mucho amor y orgullo.

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Desde su fundación, el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico fue concebido como un núcleo de acción para el desarrollo de conocimientos y valores al servicio del país. Es también el pulmón verde de la ciudad con sus 270 cuerdas de terreno. Su gran riqueza arquitectónica y urbanística reflejada en las estructuras del Cuadrángulo con su Teatro, o las creadas por el arquitecto Henry Klumb como el Museo, la Biblioteca General, el Centro Universitario o el Complejo Deportivo de Marqués Carrión, por mencionar algunos, le sirve no solo a nuestros estudiantes y empleados, sino a todo un país que disfruta de esos espacios de creación, aprendizaje y entretenimiento. Por esa razón, el Recinto de Río Piedras no es únicamente un campus de la Universidad de Puerto Rico, es una vibrante y diversa ciudad universitaria, donde convergen todos los sectores de nuestra sociedad.

Inevitablemente, esos espacios reflejan también la crisis fiscal que enfrentamos, sus limitaciones y constricciones, que han propiciado su deterioro acelerado. A ello se suman los embates de los huracanes Irma, María y Fiona que golpearon muy duramente a nuestros más de 150 edificios. Precisamente, como resultado de esos daños, al Recinto le fueron asignados más de 200 millones de dólares en fondos de FEMA para la reconstrucción y transformación de los edificios afectados. Gran parte de las estructuras ya cuentan con fondos y planes para su reparación. Sin embargo, otras, han caído en desuso y no tenemos los recursos suficientes para rehabilitarlas.

Esto nos impone la responsabilidad de tomar decisiones importantes que nos permitan proteger el patrimonio universitario a la vez que damos prioridad a las estructuras y espacios que más inciden en el cumplimiento de la misión académica y social del Recinto. En esa dirección, hemos elaborado un plan de desarrollo físico y de infraestructura en coordinación con las oficinas de desarrollo físico de la Administración Central y del Recinto de Río Piedras, en consulta con nuestros Decanos para que cada paso que demos hacia esa transformación sea cónsono con nuestras aspiraciones y realidad actual sin menoscabar las oportunidades de desarrollo que estoy segura tendremos en el futuro.

Los trabajos de reconstrucción, por su magnitud y alcance, tomarán varios años. Algunos pueden tomar hasta una década ante la escasez de mano de obra y el encarecimiento continuo de los proyectos. Pero el trabajo ya comenzó. La Residencia Universitaria Resi-Campus, nuestra más alta prioridad, ya se encuentra en construcción y confiamos que pueda abrir sus puertas en o antes del 2027. Asimismo, la reconstrucción de las estructuras en el Cuadrángulo histórico que enmarca nuestra icónica Torre también ha comenzado y debe concluir en 2028. A este, les siguen otros proyectos de servicios a la comunidad universitaria que darán inicio durante el próximo año académico. Mientras eso ocurre, tenemos un firme compromiso de rehabilitar las facilidades de acuerdo con los estándares y reglamentos de edificación establecidos de modo que puedan ser funcionales y seguras.

Eso significa que nuestros estudiantes verán algunas áreas deterioradas en espera del inicio de las obras. No obstante, nuestro compromiso es continuar identificando recursos para realizar mejoras y reducir ese deterioro, especialmente en los salones de clases, laboratorios, salones de conferencias, baños y vestíbulos. De esta forma, aseguramos que nuestros estudiantes tengan una experiencia universitaria de primera. De igual modo, hacemos un compromiso con el país de no claudicar en nuestro empeño de explicar y defender el hecho de que el Recinto de Río Piedras es mucho más que un campus; es el corazón de una ciudad universitaria y patrimonio arquitectónico que le pertenece a todo el país.

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