Opinión

El deporte: ¿Hora de un calentón económico?

Lea la columna del periodista Rafael Lenín López

Metro Puerto Rico
Rafael Lenín López Metro Puerto Rico

Sin que suene a un deseo para que Carolina gane esta noche, la serie final del Baloncesto Superior Nacional (BSN) pudiera acabarse hoy si vencen a Bayamón en la cancha del llamado rancho vaquero.

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Pero no pretendo analizar lo que ha sido a nivel deportivo la liga que han denominado como “la más dura del Caribe”. Eso se lo dejo a los expertos en el campo deportivo. Pretendo abordar el tema desde el punto de vista económico -sin menospreciar la razón principal del deporte como eje de la salud humana y enemigo del ocio que lleva a tantos males sociales- y de la gran oportunidad que seguimos teniendo en este campo que, a mi juicio, no hemos aprovechado al máximo como pueblo.

Lo que ha estado pasando con el baloncesto nacional es extraordinario. Desde las gradas, considero como elogiable el trabajo que han realizado Ricardo Dalmau como presidente del BSN y Yum Rivera como presidente de la Federación de Baloncesto. En el caso del BSN, ha sido emocionante ver nuestras canchas nuevamente repletas, incluso en temporada regular. Esto se pudiera atribuir a muchísimos factores más allá de los méritos que tienen nuestros jugadores por sus desempeños en la cancha. Les guste a muchos o no, la combinación del juego con la industria del entretenimiento ha sido una mezcla exitosa que ha puesto a muchos, sobre todo a las generaciones más jóvenes que antes veían como única opción la NBA u otras ligas internacionales como un espectáculo deportivo de altura, mirar con pasión y enamorarse de nuestra liga nacional.

Por esto hay que dar crédito no solo al liderato de la liga y del baloncesto nacional, sino a aquellos de la industria del entretenimiento que entraron de lleno en este mundo en tiempos recientes y todo se resume a un nombre: Noah Assad y su empresa Rimas. Noah, conocido como el responsable de que el mundo conozca hoy la revolución musical y cultural que representa Bad Bunny, dio un paso al frente incursionando en el mundo deportivo a través de los Cangrejeros (la semana pasada llevó a Lebron James a la cancha de Bayamón) y motivando a otros exponentes del género urbano a darle la inyección económica y de entusiasmo que necesitaba una liga como esta.

Pero el crédito no puede quedarse en Noah y su empresa Rimas. Hay que ir un poco más atrás con una figura que comenzó con un movimiento similar pero que no tuvo continuidad una vez se retiró, y me refiero a Ángelo Medina a quien precisamente se le dedica la temporada de baloncesto que está en sus días finales. Ángelo, cuando comandó también los Cangrejeros de Santurce le dio una estructura distinta a la dinámica de juego y del espectáculo que representaba cada partido. Le dio vistosidad, profesionalizó en muchos aspectos el formato de los juegos e introdujo ciertos elementos de espectacularización a los eventos, claro está viniendo él de haber sido responsable de extraordinarios éxitos artísticos mundiales tales como Ricky Martin, Maná y otros. Un equivalente a lo que es hoy Noah en una era totalmente distinta.

Planteo todo esto con el propósito de que aprovechemos la coyuntura para darle un “boost” al deporte nacional. Tenemos que verlo como una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida y de insertar el tema en nuestra agenda de desarrollo económico. Ya Puerto Rico tiene una extensa historia de atletas y deportista que, al igual que los artistas, han dejado huellas mundiales, tales como Roberto Clemente, José “Piculín” Ortiz, Félix “Tito” Trinidad, y tantos otros. Es decir, esto no surge en el vacío.

Como papá llevo años acompañando semanalmente a mi hijo Rafa -ahora de 16 años- a decenas de canchas como parte de su entrega al baloncesto, en ligas menores y ahora juveniles. Ahora comienzo la misma aventura, pero en el voleibol, con mi hija Lena de nueve años. Frustra ver miles de niños, jóvenes, papas, tíos, abuelos, hermanos, primos y otros familiares en la misma agenda, con facilidades deportivas deprimentes, una desatención generalizada y observar cómo desaprovechamos la oportunidad que tenemos. Oportunidad que aprovechan muy bien otras ciudades, estados norteamericanos y países.

Esta noche, el equipo del calentón pudiera acabar esta temporada de nuestro baloncesto nacional. A nivel de país no debemos dejar caer ese calentón deportivo y de esa manera abrazarlo como agenda prioritaria. De esa forma, no nos entusiasmamos o frustramos solo cuando llegan juegos finales, Olimpiadas y eventos regionales, sino lo hacemos parte de nuestra vida cotidiana. Hagámoslo para decirle a los visitantes y al mundo, también en el deporte, como dice Bad Bunny, “welcome to the calenton”.

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