No es secreto que el mercado laboral cambió después de la pandemia. Y el cambio parece no tener marcha atrás. Restaurantes sin personal suficiente, industrias de productos y servicios con órdenes atrasadas por falta de personal…La lista de las insuficiencias es larga y, hasta el momento, no parece tener solución a la vista.
Pero mientras diversas industrias apuestan a la automatización de servicios u horarios, hay un problema que sigue latente y que puede afectar la recuperación de Puerto Rico tras el huracán Maria: la escasez de mano de obra de construcción. Como recordarán, el proceso para poner la isla de pie a niveles vistos antes de Maria ha enfrentado múltiples tropiezos. Primero, la desconfianza de Washington anclada en los innumerables actos de corrupción protagonizados por oficiales electos o empresarios a los que se le han confiado fondos públicos. Esa desconfianza provocó que bajo la administración de Donald Trump Casa Blanca pusiera freno a los miles de millones de dólares en ayuda aprobados por el Congreso. Pero mientras el actual Gobierno Washington parece haber soltado el freno y el desembolso ha comenzado, ahora el reto es qué hacer con el dinero que comienza a salir de la llave. O lo que es lo mismo: ahora comienza a llegar el dinero para encaminar proyectos pero no existe la mano de obra necesaria para encaminarlos.
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Ya el gobernador Pedro Pierluisi lo anticipa en el comienzo del año. Por allá por abril, Pierluisi admite que la falta de mano de obra frenaba el ritmo de la reconstrucción. E intentó tomar medidas locales como por ejemplo, intentar hacer más atractivos los empleos relacionados a la construcción al exigir por orden ejecutiva que la paga mínima para obreros diestros a ser pagados con fondos federales aumentará a $15 la hora y a $11 la paga de los “no diestros”. Pero a pesar de las buenas intenciones el flujo de obreros ha probado ser insuficiente. La actual administración solicitó además a Washington que la República Dominicana se incluyera en el programa de visas H2B, lo que permitiría “importar obreros” del vecino país. Pero ante el hecho que ese programa tiene un tope de 60 mil visas al año para TODO Estados Unidos, la medida es insuficiente ante la necesidad de obreros que enfrenta la isla. Pierluisi también había solicitado a Washington que permitiera un tope de 10 mil visas anuales con duración de dos años a obreros diestros de países como Honduras, El Salvador y Guatemala. Se habló hasta de Ucrania. También de Haití. Los obreros podrían solicitar la visa para venir a la isla desde sus países y cada visa seria patrocinada por un contratista general o desarrollador local. Pero la propuesta no había sido avalada por el Gobierno de Estados Unidos.
Entonces, si el limbo sigue, no se consigue mano de obra diestra local y tampoco puede ser importada, los miles de millones para la recuperación que tanto se batallaron podrían perderse en la burocracia. Sí, el dinero se necesita. Sí , hacen falta cientos de proyectos. No, no tenemos quien los levante. Hasta el pasado año, FEMA había obligado para la isla más de $10 mil millones, pero algunos de estos fondos tienen fecha de expiración si no se usan. Por ejemplo, el llamado fondo de “Revitalizacion de Ciudades” manejado por el Departamento Federal de Vivienda, impone el 2025 como la fecha límite para usar el dinero.
¿Hce sentido que Washington no permita a la isla la importación de mano de obra aun cuando sabe que no está disponible localmente y que el dinero tiene fecha de expiración? Por supuesto que no. Sin embargo,aún no aprueba medida alguna que permita atraer la mano de obra necesaria para evitar que localmente nos quedemos pensando en todo lo que pudo haber sido y no fue. Lo anterior unido a que el único plan de desarrollo económico claro que tiene el Gobierno es echar mano de ese dinero para promover la economía por la próxima década, hace que el fantasma de quedarnos con las ganas en la reconstrucción de la isla se acerque mucho más. Dios nos libre de ese susto. Y de todas sus consecuencias.