Opinión

Raymond, ¡nos diste vida!

Lea la columna del periodista Rafael Lenín López

Metro Puerto Rico

La gran hazaña de Raymond Arrieta durante los pasados días fue mucho más que una caminata para recaudar dinero para los pacientes de cáncer del Hospital Oncológico de Puerto Rico.

La gesta de Raymond nos da oxígeno como pueblo, brinda esperanza y estimula a crear movimientos positivos que ayuden a aliviar el dolor de algunos de nuestros problemas, colectivos o individuales. Y es que Raymond no solo caminó recogiendo fondos. Pasó por avenidas de Ponce, Juana Díaz, Cayey, Aibonito, Caguas, Guaynabo y San Juan escuchando gente, solidarizándose y ofreciendo palabras positivas.

A veces, es todo lo que necesitamos, ser escuchados, estimulados y un abrazo de solidaridad. Más aun, ante problemas grandes como el cáncer y otras enfermedades que no están en nuestras manos resolver. Esos son problemas que dejamos mayormente en manos de la fe, cual sea, y la ciencia.

Si hay un valor que tenemos que promover como sociedad es la solidaridad. Hay que enseñarlo a los niños desde pequeños y reforzarlo en todas las etapas de la vida humana. Si fuésemos más solidarios, nuestra sociedad sería mejor. Tendríamos una convivencia social más saludable y familias más funcionales. Pero el individualismo y la supervivencia sin mirar al prójimo está matando la humanidad.

Raymond caminó, escuchó y se solidarizó sin ofrecer mucho más que un abrazo de esperanza. Ojalá nuestros líderes hagan lo mismo sobre todo en los tiempos de política que se avecinan. Que, en vez de salir a buscar votos como fieras insaciables, hagan altos para escuchar y conocer el dolor de la gente. Y que al final sean solidarios. En el caso de ellos, su solidaridad se demostraría con sus buenas acciones para mejorar la calidad de vida del que está más necesitado, de salud, cosas materiales o de apoyo emocional.

Tras recaudar preliminarmente $1.3 millones de dólares, Raymond nos ha anunciado que esta fue su última caminata. Estoy seguro de que el esfuerzo de 15 años continuará de otras maneras y que él, así como otros tantos que nos hacemos disponibles, seguirá presente. Lo importante es que se repliquen esfuerzos similares en todos los frentes, en la familia, en el hogar, en el trabajo, en el barrio, en el pueblo, en el país.

Raymond nos dio vida por cinco días y durante este evento por 15 años. Nos corresponde a todos darnos vida en todos los aspectos de nuestras vidas.

¡Gracias Raymond! Gracias por tu ayuda a los pacientes de cáncer y al Hospital Oncológico. Ojalá la ciencia encuentre algún día la cura para esta enfermedad que nos pone a agonizar a todos en nuestras familias. Los científicos y las farmacéuticas no pueden seguir aplazando dar este paso necesario para la humanidad.

Raymond, mientras te veía, reafirmaba mi sentir de que Puerto Rico es un país hermoso con gente buena. Nos diste vida y nos quitaste esa negatividad que nos arropa en la cotidianidad ante las cosas que vemos a nuestro alrededor.

¡Sigamos hacia adelante y vamos a darnos vida entre todos!

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