“Yo no he visto servicios de salud mejor que los que están en el día de hoy.”
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Así declaró el pasado 11 de enero el subsecretario de Salud, Félix Rodríguez Schmidt, mientras deponía en la Cámara de Representantes. Suponemos que el subsecretario vive en otro Puerto Rico. En el Puerto Rico del resto de nosotros, el sistema de salud deja mucho que desear. En los últimos 20 años las enfermedades prevenibles han ido en aumento. La diabetes, la hipertensión, la obesidad y las enfermedades mentales están en su punto más alto. Por otro lado, los profesionales de salud se van del país y las filas de espera son kilométricas. Es evidente que la mayoría no está satisfecha con el sistema de salud.
De esta insatisfacción nacen dos innovadores proyectos legislativos que buscan cambiar nuestro sistema de salud: la Resolución Conjunta 296 del Senado y el Proyecto de la Cámara 113. El PC 113 busca crear un abarcador Plan Nacional de Salud, bajo el modelo de pagador único. Por otro lado, la 296 busca financiar un proyecto de investigación para estudiar la viabilidad económica de un sistema de salud universal. Ambos proyectos han recibido apoyo de la academia y organizaciones de profesionales de la salud.
Ambos proyectos nos encaminan a un sistema de salud más equitativo, accesible y fiscalmente responsable. Merecen nuestra atención y apoyo. Fue en las vistas públicas de estos proyectos que el subsecretario Rodríguez afirmó que el sistema de salud está mejor que nunca. No debe sorprendernos, entonces, que el Departamento de Salud se declaró en contra del PC 113, que establecería un Seguro Universal. ¿Claro, para qué cambiar algo tan bueno?
Examinemos las razones por la cual se oponen a un Seguro Universal.
Primero mencionan: “Nuestro sistema … tiene un enfoque de traspaso de riesgos, conforme lo hacen en Estados de la Nación Americana.” Es decir, no podemos hacer nada porque así es en EEUU. Esta es una conclusión incorrecta. El estado de Connecticut cesó la contratación de planes médicos en su programa de Medicaid. Su Medicaid es de los menos que gasta en administración y se considera uno de los mejores programas en todo EEUU bajo métricas salubristas.
Luego indican: “El P. de la C. 113 no hace referencia a datos empíricos sobre aspectos socio-económicos que demuestren la alegada ineficiencia en la administración de los seguros de salud en Puerto Rico.” Aquí algunos de los datos que solicitan. Los planes médicos gastaron $50 millones en promociones, mientras solo le pagaron $30 millones a Centro Médico de $75 millones que facturaron en 2020. El presupuesto gubernamental de salud se ha duplicado en las pasadas dos décadas, pero los servicios son cada vez más escasos. Además, los gastos administrativos de los planes médicos aumentaron por $600 millones entre el 2017-2020, sin una mejora en los servicios que ofrecen.
Por último, declaran: “bajo ningún concepto” el estado debe promover leyes “que pongan en riesgo fondos federales”. No es cierto que se perderán estos fondos. La sección 1115 de Medicaid permite la expansión del programa a más personas e invita nuevos modelos de administración. De hecho, Puerto Rico ya solicitó y recibió una exención (waiver) bajo esta sección 1115 de manera temporera, después del Huracán María. Queda demostrado que se ha hecho y se puede hacer nuevamente.
Resumiendo la posición del Departamento de Salud: no podemos tener algo mejor, porque las cosas son así y siempre serán así. Ante sus ojos, éste es el único sistema de salud posible y no tenemos otra alternativa. En el Puerto Rico alterno del subsecretario Rodríguez, el sistema de salud está mejor que nunca. En el verdadero Puerto Rico queda mucho por hacer. Un mejor sistema de salud es posible, pero debemos partir de la misma premisa: el actual es inaceptable.