Opinión

La diferencia de hacer relaciones públicas con ética versus propaganda malintencionada

Lee la columna del presidente de la Asociación de Relacionistas de Puerto Rico.

Tomás Dardet
Tomás Dardet

El caso de Sixto “George” Díaz Colón nos pone a pensar entre la diferencia de hacer relaciones públicas con ética versus propaganda malintencionada.

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La relación entre las relaciones públicas y la ética es un tema complejo. Por un lado, las relaciones públicas constituyen una herramienta esencial para construir y mantener una buena imagen de una empresa, organización o individuo. Sin embargo, también pueden ser utilizadas de manera poco ética o incluso malintencionada, conocida como propaganda.

La ética en las relaciones públicas se refiere a la práctica de ser transparente, honesto y responsable en la comunicación con el público. Esto significa no engañar, no ocultar información importante y ser conscientes de cómo nuestras acciones pueden afectar a los demás. Un ejemplo de esto sería una empresa que informa honestamente sobre un problema de seguridad en uno de sus productos, en lugar de intentar encubrirlo.

Por otro lado, la propaganda malintencionada se refiere a la utilización de técnicas de comunicación de manera engañosa o manipuladora con el fin de influir en la opinión pública o tomar ventaja de ella. Por ejemplo, según se presenta en el caso del productor Sixto George, el alegado intento de extorsión para evitar que salieran los chats del gobernador y para pagarle a “influencers” o celebridades para que dejaran de pedir la renuncia del gobernador y cambiar la narrativa del momento.

El caso en discusión presenta muchos temas que debemos discutir: el tema de extorsión, el tema del poder en las comunicaciones, el tema de la ética en las comunicaciones, y el tema de algunos “influencers” que se prestan para decir lo que sea a cambio de dinero. (Me queda claro que no todos lo hacen. Muchos lo hacen de manera transparente, divulgando su patrocinio).

La diferencia entre hacer relaciones públicas con ética y propaganda malintencionada radica en la intención y en la veracidad de la información que se comparte. En las relaciones públicas éticas se busca construir relaciones sólidas y duraderas basadas en la confianza, la transparencia y la verdad, lo que implica entendimiento y comunicación en doble vía; la propaganda busca manipular y engañar a la gente con el fin de obtener un beneficio propio.

Hacer relaciones públicas con ética es fundamental para construir relaciones honestas y duraderas con el público, mientras que la propaganda malintencionada busca manipular y engañar a la gente con fines egoístas. Es importante ser conscientes de esta diferencia y siempre elegir relacionistas que siguen los cánones de ética de nuestra profesión.

El inciso N. del código de ética de la Asociación de Relacionistas de Puerto Rico dice: “No incurrirá en prácticas de sobornos para lograr acciones deseadas por parte de clientes, periodistas, medios de comunicación, funcionarios de gobierno, ni ningún otro ciudadano.” Los relacionistas, estamos claros.

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