Definitivamente el impacto del huracán Fiona jamás se puede comparar con el que tuvimos con el huracán María. En aquel entonces los que tuvieron suerte de ser los primeros en recibir energía eléctrica tardaron de 3 a 4 semanas. El resto de los abonados tardaron meses, y en el peor de los casos más de un año.
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En esta ocasión, en una semana y media, más de un millón o cerca del 79%, tenían servicio, según se reportó ayer. Sí, siempre veremos el que va a cuestionarlo porque en su casa no hay luz, pero es que no se ha dicho que es el 100% que está energizado. De hecho, no creo que haya un sistema tan complejo y sensitivo que en algún momento tenga el 100% de sus abonados o clientes con servicio. Siempre hay una falla aquí y otra allá, así que decir que vamos a tener el 100% con servicio en algún momento es algo irreal. Claro, la aspiración es esa, pero es eso: aspiración, no realidad.
Algunos pueden cuestionar que porqué hay tanta desesperación con unos días o semanas de espera por el regreso de la energía, si en María fueron meses. En primer lugar, el impacto de María dejó en una especie de estado catatónico a la ciudadanía en general por un largo período. Nunca habíamos vivido algo así, con una devastación total en toda la isla.
Al día de hoy no nos hemos recuperado del impacto del “junte” de los huracanes Irma y María, que llegaron uno tras otro, para luego enfrentar terremotos, pandemia y justo antes de los 5 años del impacto de María, tener el mismo problema. Hay hastío acumulado y lo peligrosos es que sobre ese hastío estamos echando gasolina al incendio de la intolerancia.
Es preciso ver lo que en ocasiones luce como una competencia mediática, principalmente en redes sociales, para ver quién luce más duro, más contundente, más bravo, irreverente. Mientras más fuerte sea la descarga, mayor engagement, más emociones crea, por lo tanto redunda en mayor garantía de views y likes. Las denuncias hay que hacerlas para que la cosa se mueva, pero aprovechar la tragedia explotándola a nivel de espectáculo, con mensajes incendiarios, ya es llevarlo a otro nivel con otras intenciones.
Mire el caso de algunos alcaldes. Yo no tengo duda que sus reclamos sean genuinos, pero ¿usted cree que no utilizan la tragedia para sacar capital político? El alcalde de Isabela, Miguel “Ricky” Méndez, denunció que recibió una advertencia de LUMA en el sentido de que lo denunciarían si se ponía a bregar con el sistema eléctrico de su pueblo. Hizo la denuncia en sus redes, salió en los medios y se hizo viral. De ahí en adelante hicieron fila otros alcaldes para proyectar quién iba más preso que quién por su pueblo. “Te voy a enviar el pin locaction para que vengas y me arrestes”, dijo el primer ejecutivo municipal de Aguadilla, Julio Roldán, en sus redes sociales tras la viralización de la publicación del de Isabela.
En el caso de los alcaldes, me recordaba una persona ducha en política el efecto adverso en primarias y elecciones que tuvo el manejo de las emergencias en tiempos recientes. Me puso como ejemplo el huracán María y los terremotos del sur. ¿Cuántos alcaldes se fueron por el sifón electoral tras esos eventos?.
Cinco años después de María, terremotos, etc. es evidente que no se aprendió mucho en diversos sectores. Uno pensaría que se hizo lista de las fallas pasadas para no repetirlas, pero no ha sido así. Tenemos los mismos problemas a nivel de gobierno central y de municipios, salvo algunos ayuntamientos que sí toman previsiones, aunque no dejan de tener sus retos.
No hay evento de la naturaleza para que el que se esté 100% preparado. Todo político que le diga “estamos preparados”, no le crea. Menos si dice que “estamos preparados como nunca”. Es pura retórica. Ahora bien, hay cosas elementales que se repiten evento tras evento, sin necesidad. Apuesto que viene un fenómeno como Fiona el año que viene, o en dos años, y estaremos todos igual, incluyendo a la ciudadanía, que tampoco se prepara como debe, esperando que el gobierno le resuelva todo. Veremos la crisis en el sistema eléctrico, la falta de generadores en las plantas y bombas de la AAA, los desfases en la distribución del diesel y combustible, etc. ¿Quieren apostar?