El anuncio del propio ex-presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de que el FBI había allanado su residencia en el estado de la Florida es para algunos un golpe, sin embargo, creo que él lo ve como una oportunidad.
Trump rompió el paradigma del político en los Estados Unidos. Por naturaleza, el político busca aglutinar votos, no repelerlos con expresiones excluyentes. En junio de 2015 expresó “Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no los envía a ustedes. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos asumo que son buenas personas…”. Luego de esa expresión en contra de los mexicanos dice “Señoras y señores, estoy oficialmente aspirando a la presidencia de Estados Unidos”.
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Para mí, la grabación en la que se jactaba de cómo podía tener a la mujer que quisiera por considerarse una estrella y de cómo agarraba a las mujeres por sus partes íntimas sería el jaque mate en su contra. ¡Cuán equivocado estaba! Su popularidad se mantenía intacta o aumentaba. Ningún escándalo le afectó. Eso lo llevó a decir “Tengo a la gente más leal, ¿Alguna vez habían visto algo así? Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perdería votantes”.
Trump perdió las elecciones del 2020 porque en las del 2016 un sector demócrata se quedó en sus casas pensado él no ganaría y eso le ayudó a llegar a la Casa Blanca. Al día de hoy, con un Partido Demócrata sin un candidato viable y tras una presidencia sin tracción de Joe Biden, la posibilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca es muy real.
El ex presidente ha demostrado que, luego de todo, no es tan loco como parece, por lo menos en algunos movimientos de estrategia política. Él mismo anunció en las redes sociales el allanamiento del FBI. En primer lugar, era obvio que el evento se filtraría a los medios de comunicación y en algún momento se sabría; y en segundo lugar, el adelantarlo él mismo le brinda la oportunidad de que su versión sea la primera. Dicen que el que da al frente da dos veces y él picó adelante. El FBI no realizará expresiones, por lo que Trump aprovechará ese silencio y presentará mediáticamente su caso, por lo que los estadounidenses tendrán, principalmente, su narrativa de que es una persecución.
“Estos son tiempos oscuros para nuestra nación, ya que mi hermosa casa, Mar-A-Lago en Palm Beach, Florida, se encuentra actualmente sitiada, allanada y ocupada por un gran grupo de agentes del FBI. Nunca antes le había pasado algo así a un presidente de los Estados Unidos. Después de trabajar y cooperar con las agencias gubernamentales pertinentes, esta redada no anunciada en mi casa no fue necesaria ni apropiada. Es la mala conducta de los fiscales, el armamento del sistema de justicia y un ataque de los demócratas radicales de izquierda que desesperadamente no quieren que me postule para presidente en 2024…”, escribió. Imputa el operativo a los demócratas, pero omite, estratégicamente que al actual jefe del FBI, Christopher Wray, lo nombró él, y es de afiliación republicana. Trump es un mitómano, una persona que miente con frecuencia, capaz de torcer los hechos para ajustarlos a sus necesidades.
Horas después, el ex mandatario pidió a sus seguidores donaciones de dinero para enfrentar esta investigación, aún cuando se jacta de ser multimillonario gracias a sus negocios “maravillosos”. Él no tiene necesidad económica, por lo que muchos se preguntan, ¿y porqué pide ayuda económica?.
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En esto lo comparo con el intérprete Bad Bunny. Por ejemplo, la venta de boletos para su último concierto se limitó a una venta presencial en un solo lugar. ¿Porqué complicarle la vida a sus seguidores cuando tenía disponible la venta online o podía abrir distintos puntos de ventas en la isla para los que vivían más lejos? Sencillo, porque no hubiese provocado la fila que provocó, lo que a su vez lo llevó al análisis de lo que es capaz un fanático suyo por un boleto y del poder de convocatoria que tiene.
Trump padece del mismo narcisismo y busca poner a todos a hablar del poder que tiene sobre sus seguidores, sobre su “iglesia”. Recaudará dinero de fanáticos promedio y fanáticos billonarios creando el escenario para ser “admirado” en su partido y enviar el mensaje de que después de Dios, va él, aunque en el caso de Trump, por su comportamiento y expresiones, él cree ser Dios.
Este allanamiento es una oportunidad que se le presenta y él la aprovechará.