Opinión

Opinión del Dr. Ibrahim Pérez: ¿Está colapsando el seguro de salud ligado al empleo en Puerto Rico?

Lee aquí la columna del exdirector de Salud de la Capital y estudioso de modelos de sistemas de salud.

Columna Ibrahim Pérez.

El Comisionado de Seguros, Alexander Adams, informó el pasado 9 de julio a uno de los rotativos del país que apenas 642 mil puertorriqueños tienen un seguro de salud ligado al empleo o comercial y que sobre 600 mil personas no tienen ningún seguro que le provea acceso a servicios de salud, números que no habíamos visto en los 30 años post privatización del sistema público de salud. Ninguna aseguradora ha cuestionado públicamente la veracidad de los datos ofrecidos por el Comisionado. Dichos datos tampoco han captado la atención del Departamento de Salud, ni provocado discusión pública sobre cómo enfrentar su impacto en la estabilidad y eficacia de nuestro sistema de salud

En 1993, el gobierno solo pudo completar parclalmente la privatización del sistema público de salud entonces vigente hacia uno a imagen y semejanza del modelo estadounidense que veníamos adoptando progresivamente desde mediados del siglo 20 y que operamos de manera simultánea entre 1956 y 1993 junto a nuestro sistema público conocido como Sistema de Salud Dr. Guillermo Arbona.

El nuevo sistema se compondría de los mismos segmentos de varios pagadores del sistema estadounidense:

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1. Medicare- programa federal iniciado en EE.UU. en 1965 para proveer un seguro de salud a las personas de 65 años y mayores, e impedidas, el cual se hizo extensivo en todas sus partes a los puertorriqueños que cualificaran. Cuando se aprobó la privatización de nuestro sistema público de salud en 1993, el programa Medicare ya cubría a 460,000 puertorriqueños (13% de nuestra población). El mismo ha continuado creciendo de manera sostenida hasta llegar a la cifra de 770 mil beneficiarios en 2022 (23% de la población estimada por el Censo 2021 en Puerto Rico).

2. Medicaid- programa financiado con fondos federales e insulares también iniciado en 1965, pero extendido parcialmente a Puerto Rico con una cualificación de beneficiarios y de financiamiento más limitada que la que rige en los estados. Este programa dirigido a la población pobre, sustituyó al sistema público Dr. Arbona vigente hasta 1993. Desde entonces, el mismo se ha mantenido como el segmento que sirve al mayor número beneficiarios, fluctuando entre uno y 1.5 millones (alrededor de 40% de la población).

3. Seguro de salud patronal-comercial- este es el segmento más antiguo creado en EE.UU. bajo el Acta Estabilizadora del Congreso en 1942, en medio de la Segunda Guerra Mundial. El mismo autorizaba a los patronos a ofrecer un seguro de salud exento de contribuciones a sus empleados. El seguro de salud patronal es además, el único segmento que es determinado por el desarrollo económico, laboral y empresarial del país.

En Puerto Rico, dicho segmento se compone de aquellos asegurados que poseen un plan patronal grupal (componente mayor), un plan individual de pago directo, o un plan para empleados públicos (Ley 95 de 1963). En EE.UU, dicho segmento creció rápidamente en la década de 1950 y ha permanecido como el segmento dominante desde entonces, cubriendo consistentemente alrededor de la mitad de la población estadounidense. Por el contrario, Puerto Rico nunca ha podido alcanzar un crecimiento sostenido de este segmento. Entre 1993 y 2014 logramos incrementarlo de 980 mil beneficiarios (27% de la población) a 1,200,000 en 2014 (35%). Pero el seguro de salud ligado al empleo se ha ido achicando, reduciéndose en 2022 a casi la mitad de lo que era en 2014- a 642 mil beneficiarios (20% de la población), y elevando a su vez a un total de 577 mil puertorriqueños (cantidad actualizada menor a la informada por el Comisionado de Seguros) la población que no tiene un seguro que le facilite el acceso a servicios de salud.

Para entender las razones que han causado esta debacle aparente en los seguros de salud comerciales y ligados al empleo, tendríamos que armar la larga y compleja historia de múltiples calamidades económicas, laborales, atmosféricas y de salud que hemos experimentado los puertorriqueños en las últimas décadas. Recordemos que Puerto Rico no pudo sostener el dramático progreso económico y social que experimentamos entre 1950-1970. El esfuerzo no fue suficiente, ni para producir los indicadores económicos y laborales óptimos que entonces ambicionábamos, ni para proveer un buen seguro de salud patronal a un mayor número de trabajadores, como ocurrió en EE.UU. Nuestro desarrollo socioeconómico ha continuado estancado durante ese pasado medio siglo, incapaz de producir riqueza mediante inversión endógena sostenida, ni empleos bien remunerados para la mayoría de nuestra gente que permitiesen el disfrute de una vida más holgada. Nos quedamos cortos, aún en comparación con los peores estados de EE.UU. (los confederados del sur), encabezados por Mississippi. Como ejemplo, hoy mantenemos un porcentaje de población en pobreza de 45%, muy lejos de Mississippi con 19%. Mientras nuestra fuerza laboral incluye al 38% de nuestra población sobre 16 años, Mississippi nos supera con 53%. Nuestro ingreso per cápita promedio se ha quedado paralizado en 35% del promedio nacional desde 1970, y hasta se ha distanciado aún más del peor, Mississippi: de estar en dos terceras partes del ingreso per cápita de Missisippi en 1970, a alejarse más a 50% en 2010.

Recordemos también que este segmento es fundamental para nuestra clase médica al inicio de la práctica de la medicina, por ser el segmento con más beneficiarios de libre selección que está accessible de inmediato al médico recién graduado que abre una oficina para comenzar una práctica, previo a tener que enfrentarse a las aseguradoras de cuidado coordinado que limitan participación en sus redes cerradas de proveedores.

4. Población no asegurada- la privatización del sistema público de salud a partir de 1993, tuvo como una de sus más adversas consecuencias la pérdida de acceso a servicios de salud libre de costo que previamente le garantizaba el Sistema Arbona a todos los puertorriqueños, sin que importara si tenían o no un seguro de salud. La población puertorriqueña sin un seguro de salud ha incrementado notablemente, de 200 mil en 2014 (6% de la población) a una cantidad tres veces mayor de 577 mil personas (18% de la población) en 2022, una indeseable marca jamás vista en los pasados 30 años. Pero en esta ocasión, no hay sistema público Arbona que rescate a los puertorriqueños y que le garantice su acceso ininterrumpido a servicios de salud. Tampoco pueden transferirse a uno de los otros segmentos, los cuales requieren cumplir con otros criterios de cualificación específicos para convertirse en beneficiarios y recibir una tarjeta para accesar servicios de salud. Esas personas necesitarían recuperar un empleo que le provea un seguro de salud, o comprar un seguro de salud de pago directo, opciones que no parecen ser las modalidades más rápidamente accesibles del momento.

Los salubristas volvemos a recordarle al país, que las aseguradoras no han dado muestras en las pasadas tres décadas de quitarle el guante de la cara a pacientes y proveedores, ni de ceder en sus excesos lucrativos. Por consiguiente, la única solución real y plenamente confirmada como exitosa en los países mas civilizados y saludables del mundo, es implantar el Sistema Universal de Salud que ponga en su sitio a las aseguradoras y que elimine los impedimentos al acceso a servicios de salud que hemos tenido que soportar durante las últimas décadas bajo su control abusivo e unilateral.

Es inexcusable que los datos brindados por el Comisionado de Seguros no hayan alertado al gobierno de sus potenciales consecuencias detrimentales en nuestro sistema de salud. Solo imaginen lo que sufrirán nuestros compatriotas que están desprovistos de un seguro médico-hospitalario para proteger a sus hijos y seres queridos, seguro que en un momento dado cubrió a una tercera parte de nuestra población. Y el gobierno, que se prepare para asumir el pago de la factura de los muchos que no tienen seguro de salud y que recurrirán a buscar servicios en las facilidades gubernamentales de salud.

Es imperativo confirmar, si el seguro de salud patronal-comercial está realmente dejando de ser uno de los mecanismos principales de acceso a servicios de salud para nuestra población. Así nos convenceremos que ha llegado el momento propicio para movernos hacia el Sistema Universal que no deja a ningún puertorriqueño sin acceso ininterrumpido a servicios de salud.

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