La muerte del menor de 16 años que perdió la vida el pasado lunes en la noche a manos de la Policía es una tragedia que hay que investigar. Ciertamente es muy temprano para llegar a conclusiones de un lado o del otro. No obstante, es palpable la obsesión de algunos sectores con responsabilizar, de una, a la Policía de Puerto Rico de cualquier incidente.
¿Cuál fue la versión de las autoridades? Hubo un hurto de un auto en Carolina durante la madrugada del lunes y fue reportado por su dueño. El auto tenía sistema de localización GPS por lo que el dueño y las autoridades seguían el rastro del mismo. En horas de la noche interceptan el auto y el conductor huye hasta llegar a una calle sin salida. Le dan el alto y el conductor emprende la marcha en retroceso, de manera temeraria rumbo a los policías y las patrullas, obviamente para embestir la barricada y huir. Es en ese momento que abren fuego contra el vehículo.
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En la mañana, cuando trascendió la información, se cuestionó si el vehículo realmente fuera robado, que la víctima era un menor y que estaba desarmado. Sin análisis ni data se apuntó automáticamente a un abuso policiaco, no se dio el beneficio de la duda y se comenzó a cuestionar cualquier versión de las autoridades.
El comisionado de la Policía, Antonio López Figueroa, dijo en NotiUno 630 que no había gravamen como vehículo hurtado porque el auto tenía el GPS y lo estaban rastreando. Aún así, se puso en duda su palabra y continuó el cuestionamiento de si el auto realmente había sido hurtado. Luego se publicó el video de la cámara de seguridad del dueño del vehículo que evidenció el robo. Bueno, como ese ángulo ya es inservible para mantener la línea de que la policía mentía, pues queda el debate de si el conductor estaba desarmado y que era menor de edad. Ahí quiero analizar con mayor detenimiento, con la información disponible, si se justificaba abrir fuego y si lo planteado pudo haber ocurrido. Obviamente el que tiene una agenda contra nuestros policías, puede haber quedado todo grabado y aún así dirán que hubo abuso policiaco, porque se trata de eso, de una contaminada agenda antipolicía.
El uniforme de nuestros policías y sus patrullas los convierten en blancos para los delincuentes, los narcotraficantes, los asesinos. Todos estamos expuestos a ser víctimas de los criminales, pero el uniforme azul, la placa y la patrulla es una exposición mucho mayor. Cuando hay un acto criminal en su presencia, casi seguro usted no lo combate, probablemente se agacha o mira para el lado, o sale corriendo. Su responsabilidad no es la misma que la del policía. Ese sí tiene que enfrentar a ese criminal y batirse a tiros con él, si es necesario, recibir los rafagazos y exponerse a ser herido de bala o herido de muerte.
¿Estuvo la seguridad de esos policías comprometida? Con la información que tenemos al momento, sí. Leía una nota de Metro esta semana que indicaba “Las autoridades identificaron hoy al sospechoso de arrollar y causarle la muerte a Wanda Echevarría de 49 años, en Manatí, e irse a la fuga.”. O sea, un auto no es solo un medio de transporte, puede convertirse en un arma letal si el conductor lo utiliza de manera negligente y temeraria.
El menor que conducía el auto robado huyó hasta quedar atrapado. Al huir, su meta era clara, no dejarse atrapar por la policía. Por eso, dentro de lo preliminar de la información, es creíble hasta el momento que, al verse atrapado, sin salida y quizás con la adrenalina en high, pudo entender que la única salida era embestir la barricada y/o los agentes.
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“¡Ah!, pero era menor y estaba desarmado!”, es el planteamiento ahora. Creo sería ridículo pretender que en una situación de alta tensión y adrenalina, alguien en su sano juicio pretenda que en unos segundos, viendo que el vehículo viene para encima en embestida, el policía tenga que hacer un análisis que determine la edad de la persona, si está armado o no, si es una mujer, si está embarazada… ¿Qué más? ¿Si tiene antecendentes criminales? ¿si hizo la Primera Comunión?. ¡Por Dios!
Ayer dos policías fueron heridos de bala y los atacantes tenían un arma que superaba cuatro armas juntas de las de nuestros policías. Ahora se añade, en el análisis que pretenden que haga el agente en una situación donde su vida está en peligro, cuántas balas se debe disparar, si debieron disparar todos o si debieron disparar los de la izquierda o los de la derecha, dependiendo para donde pensaban se podía dirigirse el vehículo. ¿En serio?
¿Qué le dice usted a su esposa o a un hijo que haga si lo chocan levemente, de noche, en un semáforo? Que lo siga, que no se baje y que se pare en el cuartel más cercano o en un lugar seguro. ¿Porqué le dice eso? Porque como está la criminalidad su presunción es que puede tratarse de un intento de carjacking, secuestro o cualquier otro atentado violento. Entonces, ¿cuál es la presunción que debieron tener los policías cuando, según lo publicado, el auto va para encima de ellos en forma temeraria e intentando escapar? ¿La presunción es que es una persona de ley y orden… un monaguillo, alguien inofensivo?. Los que atentaron contra los dos agentes ayer en Toa Baja tenían mejores armas que las de los policías. Es imposible para un agente o cualquier persona en unas circunstancias similares, poder determinar que alguien con ese comportamiento es menor o mayor de edad, o si está o no armado.
Lamentablemente, de lo que ha trascendido, este joven fue víctima de sus propios actos al manejar un vehículo hurtado y reaccionar como reaccionó, si finalmente se valida con la investigación la versión inicial de las autoridades.
Es terrible para la familia pasar este trago amargo y también es comprensible que adjudiquen abuso de poder, aún sin concluir la investigación, sin conocer lo que ocurrió y sin haber estado allí. Son expresiones, a mi juicio, matizadas por un dolor indescriptible… es totalmente comprensible. La actuación del jovencito no dio espacio para que los agentes pensaran que se trataba de alguien o algo inofensivo.
Ya veremos qué ocurre al final de la investigación.