El mundo enfrenta una recesión que aparenta ser inevitable. En Puerto Rico parece que no nos enteramos. Estamos sumergidos con nuestra mirada en el ombligo. Las principales potencias de Europa occidental preparan a sus ciudadanos para lo que será un agosto y septiembre de extrema dificultad en el aspecto económico y suplido de bienes, incluyendo el gas natural. Pero esos países están tan lejos como Italia, eso no va a llegar acá. Esa mentalidad, que suele no decirse en voz alta pero que rige nuestro razonamiento y estilo de vida diario nos domina. Esa misma mentalidad nos llevó a la quiebra y los que nos llevaron a la quiebra aun nos gobiernan.
Pero no tan solo los que nos llevaron a la quiebra aún nos gobiernan. Algunos de esos que nos llevaron a la quiebra, se juntaron con los buitres y colmillus de Mckinsey & Company para agenciarse billones de dólares en una negociación de la deuda de Puerto Rico que nos dejó con una mano al frente y otra atrás. En el momento en que la tinta de la firma del acuerdo de los bonos generales de Puerto Rico todavía estaba sin secar, y nos decían que el cumplimiento con dicho acuerdo dependía de que a Puerto Rico todo le saliera perfecto en los próximos 20 años, comenzó la guerra en Ucrania. Tendremos que chuparnos esta en lo que nos mondan las otras, entiéndase la deuda de la Autoridad de Carreteras y la de la Autoridad de Energía Eléctrica. Ya la Jueza Swain está celebrando vistas sobre la primera en las próximas semanas y dicha negociación augura un aumento de peajes sistemático y constante por las próximas décadas. Por otro lado, el silencio sepulcral en cuanto a la negociación de la deuda de la AEE le pone los pelos de punta a cualquiera.
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Mientras tanto, las opciones que nos brindan para paliar la crisis son políticas de refrito. La mismas que nos trajeron a la quiebra. Desvestimos un santo para vestir otro. Nos chupamos las malas decisiones gubernamentales porque no se puede hacer más nada, y siguen guisando los de siempre. Nadie se atreve a hablarle claro a la gente y a tomar medidas para que Puerto Rico pueda enfrentar a mediano y a largo plazo lo que será un mundo muy distinto al del siglo pasado.
Pero el refrito que nos venden los partidos principales en la Isla no solo es en políticas públicas, sino también en los personajes que ofrecen como candidatos. Son los mismos que nos han mantenido en este lodazal. No podemos olvidar que las dos opciones para candidatos a la gobernación que se barajean en uno de los partidos han formado parte del desastre gubernamental desde los años 90. En el otro partido, se comen por los rabos las mismas facciones de siempre. Esos pasados presidentes que cuando tuvieron la Gobernación fracasaron estrepitosamente y ahora pululan las emisoras de radio y televisión diciéndole a los demás lo que hay que hacer.
Por último, las supuestas alianzas que se barajan en el espectro político futuro son alianzas fundamentadas en la desestabilización del sistema e imposición de ideologías sociales internacionales ajenas a nuestra cultura y valores. Son políticas fracasadas. Son supuestas alianzas pegadas con el chicle del interés propio y el culto a la personalidad que en nada prometen un fundamento firme para construir un futuro de esperanza para Puerto Rico. Sus propuestas podrán sonar de avanzada en sus discursos, pero hemos visto como en la práctica sus estribillos de igualdad y equidad se cuelgan estrepitosamente. La igualdad y la equidad no se alcanzan siguiendo esquemas ideológicos impracticables, se alcanzan desde el respeto mutuo y el reconocimiento de la dignidad de todos.
Hay que dejar atrás esas formas de gobierno y esquemas imprácticos. Puerto Rico necesita un gobierno honesto, fundamentado en su cultura y valores, que le brinde a la gente esperanza y certeza. En donde la verdad sea respetada. En donde las diferencias sean tratadas con respeto y la dignidad de sus ciudadanos no dependa de otra cosa que de su valía como seres humanos. Se necesita de políticas puntuales y de apertura económica que ponga a la gente a producir y a emprender. En Proyecto Dignidad venimos trabajando para ello desde el 2019. Nuestra ejecutoria seguirá dando frutos, con la esperanza de poder ser la opción real de gobernanza para nuestra Isla en medio de los tiempos de dificultad. No nos rendiremos nunca hasta construir una ruta al éxito para Puerto Rico.