El axis político en Puerto Rico sufre un cambio fundamental en el reconocimiento de nuevos puntos de referencia. Los polos del estatus dentro de dicho axis van difuminándose, sustituyéndose por otros que afloran como aquella realidad descubierta cuando el huracán María nos arrasó. Los actores políticos de la cúpula partidista abren los ojos y se dan cuenta que las ideas sobre los asuntos sociales como el aborto, la perspectiva de género y otros, son importantes para un gran número de votantes. A su vez, esa misma realidad va cobrando fuerza en los aspectos económicos y en la visión del papel que el gobierno juega en la vida de las personas.
Ese nuevo axis, contiene un lado marcado por aquellos que creen que las estructuras gubernamentales más allá de reducirse en número o en empleados, tiene que reducirse en su intervención, la cual debe ser puntual y medida. El otro lado de ese axis está identificado por aquellos que creen en que la solución a los problemas de la Isla está en el gobierno y su intervención en nuestras vidas como salvador de la economía y de la sociedad.
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Así, en ese nuevo panorama, debemos fomentar un curso de acción en favor de reconocer que la persona, la familia y la comunidad sean los actores principales de los destinos de nuestro pueblo en aspectos económicos y sociales. La función del gobierno debe ser limitada y puntual, proveyendo a los actores principales antes señalados con la información necesaria para poder ser exitosos en el emprendimiento económico, la seguridad a nivel Isla que propenda en comunidades seguras que tengan la capacidad de crear y fomentar la calidad de vida de las personas que la componen, y un sistema de justicia que haga valer los derechos fundamentales de las personas implementando justicia rápida y efectiva.
Parte del problema de la corrupción en el gobierno, es que el gobierno tiene sus tentáculos en cada quehacer económico. Es imperativo desarrollar una cultura de empresarismo que deje de mirar al gobierno para todo. La dependencia absoluta de fondos federales para que las industrias de la salud, la construcción, el alimento, la agricultura y otras sean rentables es parte de ese problema, así como las exenciones contributivas repartidas como dulces el 31 de octubre, sin medición alguna de su rendimiento y su efecto en el desarrollo económico. Vivimos adictos a la intervención gubernamental.
No podemos darnos el lujo como sociedad de seguir legislando sin una visión clara de ese nuevo axis y hacia donde nuestra realidad histórica y cultural nos impulsa. Esa visión amplia y clara de un Puerto Rico próspero económicamente, con un gobierno menos intrusivo y mas efectivo, en donde el empresarismo tiene la capacidad de desarrollarse desde la libertad personal, familiar y comunitaria es necesaria que se le ofrezca al pueblo. Como en el aborto y la perspectiva de género, es tiempo de que la oferta política partidista sea clara en estos aspectos económicos y de visión gubernamental. El pueblo debe decidir a quienes respalda en ese nuevo axis político e identificar quienes son los que hablan y actúan con claridad, contundencia y constancia en esos puntos cardinales. Es tiempo de definirse.