Opinión

Opinión de Emilio Pantojas: Los Cangrejeros de Humacao

Lee aquí la columna del catedrático e investigador de la UPR.

Emilio Pantojas

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Soy cangrejero desde el vientre de mi madre. Cuando era niño mi madre se regocijaba mostrándome unos versos que le publicó el periódico titulados “La tragedia en el Escobar”. Trataban de una dramática victoria de los Cangrejeros de Santurce frente a los Indios de Mayagüez dejándoles en el terreno de juego, “explotando” al lanzador Wilmer Fields. Fields era un lanzador y jardinero de la Liga Negra de béisbol (Negro League).

En los años cuarenta Pedrín Zorrilla, apoderado de los Cangrejeros, estableció relaciones con la Liga Negra de béisbol reclutando jugadores no sólo para este equipo sino para los demás equipos de la liga invernal de Puerto Rico. De esta liga provinieron los jugadores estelares de los dos escuadrones del pánico Cangrejero. El primero en la temporada de 1947-48 y el segundo en la temporada de 1954-55. Estos “trabucos” integraron jugadores como Bob “El Múcaro” Thurman, y Willard Brown quien estableció el récord de jonrones de todos los tiempos bateando 27 cuadrangulares en 60 juegos, en 1947-48. En la temporada de 196162 Peruchín Cepeda batearía 19 jonrones en 70 juegos y en la de 1970-71 Reggie Jackson Martínez, jugando como “nativo” pegaría 20 “vuelacercas”. El segundo escuadrón del pánico, que ganó la serie del Caribe en Caracas, Venezuela, estuvo integrado por jugadores afrodescendientes de Puerto Rico, Estados Unidos y el Caribe. Además de Thurman, integraban el equipo Willie Mays, campeón bate de la liga nacional en 1954 y de la liga invernal de Puerto Rico en 1955, Roberto Clemente, el santomeño Valmy Thomas, y el dominicano José Saint-Claire Cábelo (conocido por Pepe Lucas), entre otros.

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El primer juego de béisbol que presencié fue el año en que se inauguró el estadio municipal Hiram Bithorn, 1962. Mi padre me llevó a ver un doble juego entre San Juan y Santurce. Ese día, aunque los Cangrejeros “perdimos” los dos juegos, vi jugar al Divino Loco, Rubén Gómez. Fue la época en que el béisbol profesional de Puerto Rico recibió a peloteros cubanos exilados, como Diego Seguí, Miguel de la Hoz, José Tartabul y el Chico Ruiz. El Cangrejo era un equipo caribeño.

Pero los tiempos cambian y las transmisiones vía satélite trajeron a nuestras casas el béisbol de grandes ligas. Los millonarios salarios de las estrellas puertorriqueñas de grandes ligas incluían restricciones para que éstos no jugaran en la pelota invernal. La última vez que jugaron la mayoría de los grandes ligas boricuas juntos fue el “dream team” de los Senadores de San Juan de 1995. Asimismo el baloncesto se convirtió en el deporte preferido de la juventud impulsado y energizado por lo que se ha llamado el “Nuyorican Basket”.

El béisbol de invierno en Puerto Rico ha venido a menos. Hay poco público, pocos auspiciadores y su rentabilidad es nula. Los municipios, ex peloteros y hasta los artistas puertorriqueños han salido al rescate con pobres resultados. Entiendo las razones de los reclamos de los dueños y ejecutivos de equipos sobre la necesidad de subsidios y apoyo municipal y estatal con las facilidades y fuentes de patrocinio. Pero nada excusa los insultos y vejámenes proferidos por el dueño de la franquicia Cangrejeros de Santurce contra la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, ni contra el gobierno municipal de San Juan.

La conducta de Tom Axon es ejemplo de esos filisteos—como les llaman los ingleses a los ignorantes e insensibles culturales--, ciudadanos Ley 20/22, ahora ley 60, que matan perritos en campos de golf, destruyen humedales y reservas naturales. Estos nuevos ricos quieren la jaula pero no el pájaro, como dijo Don Pedro Albizu Campos. Pero estos prepotentes no sólo pretenden adueñarse de nuestras tierras y playas, sino despojarnos y destruir nuestro patrimonio histórico y cultural. Prefiero la desaparición de los Cangrejeros que mudarlos como si fueran un circo rodante. Tom Axon es un canalla, pero no es único. Esos son los nuevos amos del Puerto Rico que forjaron Luis Fortuño, Pedro Pierluisi y sus sucesores de la kakistocracia bipartita. “Such is life”, ya nos lo había advertido el director del proyecto “Riviera del Caribe” en 2009.

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