En esta cuarta revolución industrial en la que vivimos, la de informática y de tecnología, la inteligencia artificial, el metaverso, el Internet de las Cosas (IoT), web3, blockchain, la automatización de procesos con robots (RPA), la realidad virtual y aumentada, entre otros avances, son temas comúnes. El entorno educativo y de trabajo de la Universidad de Puerto Rico (UPR) no se ha movido con la velocidad necesaria para ofrecer programas académicos relevantes en estas nuevas disciplinas ni para transformar digitalmente sus prácticas de trabajo.
Las universidades tienen la responsabilidad de actualizar su cultura organizacional y de adoptar una identidad digital que contribuya al logro de sus objetivos institucionales. Esta transformación digital redundará en la adopción de nuevas prácticas de producción de conocimiento, estrategias docentes y de avalúo innovadoras y ayudará a flexibilizar las estructuras y gestiones administrativas.
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Una universidad con cultura digital procurará ofrecer a los estudiantes, al personal docente y no docente, y a la comunidad externa, servicios eficientes y experiencias relevantes y atemperadas a la era digital. Estos servicios tecnológicos, serán optimizados para satisfacer las necesidades de la comunidad universitaria acorde a las expectativas de celeridad y calidad de servicio a las que estamos acostumbrados en el mundo digital.
También, es necesario transformar, simplificar y digitalizar los procesos internos y administrativos de la universidad, maximizando el uso de documentos y firmas electrónicas. Un importante logro que alcanzamos en la Vicepresidencia en Asuntos Académicos e Investigación fue el desarrollo de la Política Institucional sobre Firmas Digitales, Firmas Electrónicas y Transacciones Electrónicas de la Universidad de Puerto Rico, que finalmente permite que todo tipo de transacción pueda realizarse digitalmente. En los próximos 12 meses actualizaremos los procedimientos para implantar la política, uniformaremos las herramientas y capacitaremos en su uso a las personas empleadas en la UPR. En muy poco tiempo veremos prácticas administrativas más ágiles y reduciremos el gasto en materiales de oficina y en tiempo de personal.
Es esencial fortalecer la infraestructura tecnológica de la institución para apoyar esta transformación, incluyendo la seguridad cibernética y la adopción efectiva de las herramientas de colaboración y productividad. Afortunadamente, la universidad ya cuenta con el grueso de las herramientas tecnológicas necesarias para buena parte de esta transformación digital. Tenemos que utilizarlas a capacidad para capitalizar su impacto de eficiencia y economía.
La gama de servicios y experiencias que se pueden ofrecer y alcanzar a través de una universidad digital facilitan la gestión y estimulan la creatividad de las personas innovadoras en la comunidad universitaria. Al establecer una infraestructura tecnológica sólida, al ofrecer guías de uso y al adoptar estándares para el desarrollo y adquisición de aplicaciones, integraremos a los miembros de la comunidad como colaboradores activos en una gran transformación digital institucional. Esto permitirá innovar en todas las facetas de la experiencia universitaria.
Propongo la búsqueda de consenso para adoptar una política tecnológica institucional coherente que atienda las particularidades de cada unidad y recinto de la UPR, que promueva la adopción de plataformas uniformes de excelencia, bajando costos, facilitando el compartir de conocimiento y recursos en todo el sistema, a la vez que garantizamos excelentes servicios de apoyo a los usuarios. Esto es un elemento esencial para lograr una UPR ágil, y de mayor servicio al país, con facilidad para lograr el rendimiento de cuentas mediante métricas y herramientas uniformes.
Como aspirante a presidir el principal centro docente y científico de la isla, impulso una cultura de diálogo y colaboración que pueden lograr los grandes cambios para nuestra universidad. En ubaldocordova.com podrás conocer mi propuesta y cómo alcanzar la transformación digital para la UPR.