Esta semana el Gobernador Pedro Pierluisi anunció la firma de tres órdenes ejecutivas con nuevos decretos por la emergencia del COVID-19, incluido un mandato de vacunación con refuerzo a los empleados de centros de cuidado de menores, gimnasios, salones de belleza, entre otros. La orden sobre la dosis de refuerzo tendrá vigencia inmediata y a quienes aplique tendrán hasta el 15 de marzo para completar su ciclo de vacunación con la inyección adicional.
Por otro lado, el gobernador mantuvo inalteradas las directrices y recomendaciones en cuanto al uso de mascarilla y el requisito de 75 % de aforo en restaurantes, teatros y cines en espacios cerrados. Sin embargo, aumentó a 75 % el aforo en lugares cerrados que tengan como su función principal llevar a cabo actividades multitudinarias, como salones de actividades, centros de convenciones y coliseos.
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Mientras el gobierno anunció estas directrices, en todas partes de la Nación, incluyendo Nueva York, Washington DC y California, y hasta a nivel mundial los gobiernos dan paso a cambios radicales en las directrices impartidas a, y restricciones impuestas sobre, sus ciudadanos. Las movidas dan a entender que una mayoría ha decidido, aunque algunos de manera más formal y definitiva que otros, que es hora de pasar la página en cuanto al COVID-19. Desde la reapertura de todo tipo de local y negocio hasta la eliminación de los mandatos en cuanto al uso obligatorio de las mascarillas hasta en las escuelas, el mensaje que se comunica con estos pasos es que tenemos que aprender a vivir con el virus.
Algunas de estas decisiones están respaldadas por evidencia científica. Dinamarca, por ejemplo, decidió que COVID ya no era una “amenaza crítica” para la sociedad, pero en su caso el 81 % de su población está vacunada y los riesgos que preocupan a la mayoría de los daneses están disminuyendo. Massachusetts eliminó su mandato de máscara en la escuela, citando altas tasas de vacunación y protocolos de prueba precisos. Otros siete estados, California, Connecticut, Delaware, Maryland, Nevada, New York y Rhode Island, recientemente eliminaron el mandato de uso obligatorio de mascarillas en los centros de empleo, cada uno citando distintos reportes de sus asesores en temas de estadísticas y ciencia.
Pero no existe un formula única para vivir con el virus.Las medidas que tomará cada jurisdicción y hasta cada individuo variará de un país a otro, de un estado a otro e incluso de un vecindario a otro. Y es que, por ejemplo, las altas tasas de vacunación que Massachusetts utilizó para respaldar la eliminación de su mandato de uso obligatorio de mascarillas en las escuelas son notablemente más bajas en muchos vecindarios de bajos ingresos y comunidades hispanas y de color donde el impacto de la eliminación del mandato puede ser muy distinto a otras áreas del estado.
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿cómo debemos proceder? Solo un virus causante de enfermedades, la viruela, ha sido erradicado por completo. Por ende, fuera de imponer un bloqueo al estilo de China para evitar que los casos se propaguen, parece que la respuesta es que tendremos que las medidas que nos protejan contra lo peor a la misma vez que nos permitan continuar con esta nueva versión de la vida cotidiana. El punto clave aquí es será asegurarse de que exista la flexibilidad para que cada cual tome las medidas que entienda necesarias de forma tal que pueda vivir y disfrutar de esta nueva realidad a la vez que se siente seguro.
