CARACAS, Venezuela - Una labor política de más de veinte años, la de María Corina Machado y su afán por recuperar la democracia en Venezuela, llega a su momento cumbre este 10 de diciembre. La líder de la oposición al régimen bolivariano recibirá el premio Nobel de la Paz, un galardón que la potencia y legitima internacionalmente como referente de la lucha pacífica en un contexto adverso para la disidencia de este país sudamericano.
Machado, de 58 años y de tendencia política liberal, obtuvo protagonismo al liderar una Organización No Gubernamental llamada “Súmate”, en 2002, bajo el lema de “Construimos democracia”. Una suerte de observatorio electoral independiente se convirtió en la piedra en el zapato al —para aquel entonces todo poderoso— Hugo Chávez, apalancado en una bonanza petrolera de millones de dólares. El fallecido expresidente lideró el proceso de reingeniería de los poderes públicos en Venezuela, todos subordinados al Partido Socialista Unido de Venezuela- PSUV.
Machado armó un equipo de técnicos electorales quienes evidenciaron las fallas del sistema de votaciones de Venezuela en los múltiples procesos electorales convocados por el chavismo. Ocho años duró la labor de María Corina en “Súmate”, organización que aún sigue trabajando prácticamente en la clandestinidad. En 2010 lanza su candidatura a diputada a la Asamblea Nacional de Venezuela, por el estado Miranda (cento-norte). Fue la parlamentaria más votada del país en esa oportunidad. Tres años de trabajo casi en solitario y una serie de agresiones físicas tuvo que sortear hasta que fue expulsada del parlamento por la dirigencia del PSUV. No pudo presentarse a más elecciones de cargos de representación popular al ser inhabilitada por la Contraloría chavista.
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No obstante, a ese impedimento legal, la hoy Premio Nobel continuó su labor política y fundó en mayo de 2013 el partido político “Vente Venezuela”, su plataforma de lucha para llegar al poder por la vía electoral.
En 2012 y 2023 se presentó a las primarias presidenciales de la oposición venezolana, como parte de su transitar hacia consolidar un liderazgo que enfrentase al poderoso régimen venezolano.
Lo demás, es historia. Impedida por la justicia bolivariana de presentarse a las elecciones presidenciales de 2024, convocadas por el oficialismo bajo las condiciones más adversas para la oposición, María Corina Machado siguió la ruta comicial y protagonizó un ejecución electoral de primer orden: sin recursos y bajo la férrea vigilancia de la policía política oficialista, recorrió a Venezuela e hizo ganar la presidencia al exdiplomático Edmundo González Urrutia, el 28 de julio de 2024 con el 73% de los votos, frente a menos del 20% obtenidos por Nicolás Maduro. El Consejo Nacional Electoral, de tendencia oficialista, proclamó a Maduro sin que hasta el presente haya presentado pruebas fechacientes de tal victoria.
Luego del proceso electoral de 2024 la justicia bolivariana desato una persecución a la disidencia, con saldo de más de mil presos políticos, según datos de organizaciones de defensa de los derechos humanos. El candidato González Urrutia salió al exilio a España, justo al mes de las elecciones y Machado pasó a la clandestinidad. Permaneció en Venezuela, hasta que anunció que asistirá hoy a la ceremonia de entrega del Premio Nóbel de la Paz, en Oslo, capital de Noruega.
Tras casi dos años viviendo en las sombras, María Corina podrá reunirse con su familia, militantes del partido que lidera, así como con periodistas, activistas sociales, políticos y hasta con representantes de la farándula venezolana: el cantautor Danny Ocean y la pianista Gabriela Montero. Estos artistas participarán en la ceremonia en representación de Venezuela.
Esta entrega del Nobel de la Paz ha generado entusiasta apoyo entre los seguidores de la dirigente política, dentro y fuera de Venezuela. Las redes sociales han sido escenario de los más diversos mensajes de aliento a Machado. En las calles del país se habla del tema, aunque con recelo y temor, consecuencia de la oleada represiva que se ha desatado en el último año y medio: detenciones, allanamientos de sedes de grupos políticos no oficialistas, etc.
La prensa venezolana ha tocado tangencialmente el tema.
En filas oficialistas se ha rechazado la decisión del Comité Nobel de la Paz y se ha acusado a Machado de golpista, aliada del Gobierno de los Estados Unidos y vigorosa defensora de una inversión armada en Venezuela, por parte del ejército estadounidense.
Para este miércoles 10 de diciembre, el PSUV convocó a una marcha campesina antiimperialista en Caracas, en rechazo al acto de reconocimiento a María Coria Machado.
Apalanca el cambio
Dos analistas venezolanos dialogaron con Metro Puerto Rico y apuntaron a que el Premio Nobel de la Paz impulsa el liderazgo de María Corina Machado. Aseguraron que este puede ser un apoyo importante al proceso de transición a la Democracia que promueve la galardonada.
Para Iria Puyosa, Investigadora Senior en Atlantic Council, “el Premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado constituye un reconocimiento a la lucha de los venezolanos por recuperar la democracia. Es también un impulso para quienes se organizan en la fase de resistencia clandestina en Venezuela y para el trabajo constante de los equipos de la coalición democrática en el exilio”.
Desde Washington, esta doctora de la Universidad de Michigan sostiene que “Oslo será el lugar de reunión de líderes de distintos países de América Latina y Europa que estarán dando apoyo al liderazgo de Machado. Por supuesto, ni el valor simbólico del premio ni los apoyos políticos internacionales son suficientes para que haya un cambio de régimen en Venezuela”.
Subraya la investigadora que “el despliegue militar en el Caribe y la priorización de América Latina en la nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos es una variable de mucho peso, que pareciera estar forzando desequilibrios en el status quo en Venezuela y ha abierto la puerta para negociaciones de salida al subir los costos de permanencia en el poder de la cúpula gobernante”.
Puyosa pone en relieve que “el cambio político real sólo es posible si se da una fractura en el chavismo y hay movilización popular para que Edmundo González Urrutia asuma la Presidencia para la cual fue electo en 2024”.
Por su parte, otro analista venezolano, Víctor Mijares, internacionalista y profesor de la Universidad de Los Andes de Colombia, considera que el galardón otorgado a Machado, “eses un impulso simbólico para María Corina y la oposición mayoritaria en Venezuela que reclama el triunfo en las elecciones presidenciales de 2024”.
Mijares dijo a Metro Puerto Rico que “este Nobel respalda al Hard power representado en el arsenal aeronaval que se ha dispuesto en el Caribe el gobierno de Donald Trump. Cada día hay más frecuencia y aproximación con el territorio venezolano. Este es un factor de fuerza importante, pero no suficiente para lograr el cambio de régimen en Venezuela”.
Agregó que el Nobel de la Paz recompensa el largo camino viene recorriendo María Corina en los últimos años y “es el reconocimiento que hubo un robo de elecciones en 2024. Es un apoyo simbólico al soft power representado por la hoy premiada. Si se logran articular esos dos poderes y si hay convergencia de intereses con un fuerte aliado como Marco Rubio (secretario de Estado de Estados Unidos) y si esa convergencia articula al poder material militar y el simbólico, el mecanismo para fisuras en el sector militar venezolano estará abierto y se puede generar un quiebre y un cambio”.
Este analista sostiene que para las próximas semanas luego del Nobel “el elemento central de acción puede ser la articulación política entre la propuesta de Machado y su aliado militar. Por supuesto es un proceso complejo pues el presidente Trump enfrenta resistencia entre sus rivales políticos y es un personaje muy polarizante en los Estados Unidos. Pero, definitivamente el Nobel de la paz 2025 le da legitimidad a la gestión de redemocratización de Venezuela”, finalizó Mijares.

