Más jóvenes adultos entre las edades de 18 a 49 años padecen de enfermedad renal crónica en Puerto Rico y a nivel mundial.
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El nefrólogo Caleb Pacheco dijo, en entrevista con NotiUno 630 AM, que los medicamentos más comunes asociados a ocasionar una enfermedad renal en la población puertorriqueña son antiinflamatorios esteroideos, mientras que tratamientos alternativos, como medicinas herbales para adelgazar, pueden presentar un riesgo a desarrollarla.
Los factores de riesgo para ese grupo de edad, amplió, solían ser genéticos o hereditarios, pero a lo largo de los años se ha expandido a asuntos metabólicos como diabetes, hipertensión y obesidad, además de los fármacos que mencionó. Según el Consejo Renal de Puerto Rico, el 68.3 % de la población puertorriqueña padece obesidad; 45.1 %, hipertensión y 17.8 %, diabetes.
El especialista en riñones, órganos que aportan en el equilibrio del agua, sales y minerales en la sangre, planteó que la mayoría de los gastos en fondos de salud son dirigidos a atender enfermedades renales.
“Las enfermedades metabólicas son prevenibles”, aseguró, por lo que instó a jefes de familia a velar por la salud física y alimentaria de sus menores y evitar la contracción de una enfermedad renal.
De acuerdo con la Fundación Nacional del Riñón, las personas típicamente no presentan síntomas relacionados, a menos que estén en una etapa avanzada. En ese caso, se puede reflejar espuma en la orina, picazón y/o resequedad de la piel, cansancio, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y peso, entumecimiento de las extremidades, calambres, entre otros. Pueden incluso llevar a necesitar diálisis, medicación o trasplante de riñón.
La fundación especificó que la detección de la enfermedad renal crónica se realiza mediante análisis de sangre llamado tasa de filtración glomerular estimada y análisis de orina que mide la relación de albúmina y creatinina.
Según datos del Sistema de Datos Renales de los Estados Unidos, entre 2017 y 2022, en Puerto Rico, hubo en promedio 1,323 casos nuevos de diabetes, hipertensión, glomerulonefritis y riñón quístico. La tasa de mortalidad, en ese mismo período y esas mismas condiciones, alcanza un promedio de 161 por cada 1,000 personas.

