Israel llevó a cabo este domingo un ataque aéreo en los suburbios del sur de Beirut, una zona densamente poblada y considerada bastión de Hezbolá, en una operación que, según el gobierno de Benjamin Netanyahu, estuvo dirigida contra el jefe de Estado Mayor de la organización chiita.
El bombardeo, que impactó los niveles superiores de un edificio residencial en el sector de Haret Hreik, dejó al menos una persona muerta y 21 heridas, según cifras preliminares del Ministerio de Salud de Líbano. Equipos de emergencia acudieron a la escena entre humo, escombros y vehículos dañados.
La oficina del primer ministro israelí confirmó que Netanyahu autorizó el ataque tras la recomendación del ministro de Defensa y la cúpula militar. De acuerdo con Israel, el objetivo era un alto responsable que habría liderado los esfuerzos de fortalecimiento y rearme de Hezbolá, aunque su condición actual no ha sido confirmada.
El operativo marca el primer bombardeo israelí sobre Beirut desde junio, pese al alto el fuego pactado hace un año con mediación estadounidense. Aunque Israel ha mantenido ataques casi diarios en el sur y este de Líbano contra infraestructura y combatientes del grupo respaldado por Irán, las incursiones en la capital son menos frecuentes debido al riesgo de una escalada regional.
Medios libaneses reportaron que tres misiles alcanzaron el edificio y provocaron daños significativos en estructuras cercanas. El incidente ocurre en medio del deterioro del frágil cese al fuego y la creciente presión de Israel y Estados Unidos para que Hezbolá entregue armamento pesado y retire a sus milicianos de zonas fronterizas, un requisito que, según ambas potencias, no ha mostrado avances.
Hezbolá, debilitada tras los enfrentamientos con Israel que comenzaron en 2023, ha rechazado ceder a esas exigencias. El presidente de Líbano, Joseph Aoun, denunció recientemente que Israel “no pierde oportunidad” para minar cualquier intento de acuerdo negociado.
El ataque en Beirut siguió a un bombardeo previo el mismo día en la localidad sureña de Aita al-Shaab, que también dejó un muerto, según autoridades sanitarias libanesas.
La tensión entre Israel y Hezbolá continúa incrementándose, en un momento en que ambos actores intercambian mensajes de fuerza —Israel desde su liderazgo político y militar; Hezbolá desde su postura de resistencia— en un escenario donde cualquier movimiento puede impulsar una nueva etapa de confrontación abierta.

