El Departamento de Transporte de Estados Unidos y la Administración Federal de Aviación (FAA) anunciaron este miércoles que congelarán el recorte de vuelos en un 6%, en lugar de aumentarlo al 10% como estaba previsto para el viernes, tras el fin del cierre del gobierno federal y la mejora en la dotación de controladores aéreos en el país.
“A medida que el gobierno federal reabre y los controladores reciben sus pagos retroactivos, la FAA continuará monitoreando los niveles de personal y revisando las tendencias clave”, indicaron ambas agencias en un comunicado conjunto.
La semana pasada, las autoridades habían establecido un calendario para que las aerolíneas redujeran vuelos nacionales en los 40 aeropuertos de mayor tráfico, comenzando con un 4% el viernes anterior, pasando al 8% este jueves y llegando al 10% el 14 de noviembre. Sin embargo, la mejora en la disponibilidad de personal ha permitido congelar la reducción en un 6%.
El administrador de la FAA, Bryan Bedford, señaló que los datos demuestran que el personal de control aéreo mejora rápidamente, lo que permite mantener la reducción actual “sin comprometer los niveles más altos de seguridad en el espacio aéreo”. Bedford añadió que el organismo “continuará monitoreando el rendimiento del sistema hora por hora y no dudará en realizar ajustes adicionales si es necesario”.
Por su parte, el secretario de Transporte, Sean Duffy, afirmó que “el mensaje del presidente Donald Trump se ha escuchado alto y claro: los controladores se reincorporarán rápidamente”. Duffy añadió que, si la seguridad sigue mejorando, la FAA presentará un plan para reanudar la normalidad de las operaciones aéreas.
Desde el inicio del cierre gubernamental el 1 de octubre, los controladores aéreos trabajaron sin cobrar, lo que agravó la escasez de personal en las instalaciones de control de tráfico aéreo. Ambos organismos reconocieron que esta situación provocó un “aumento de la tensión en el sistema”, con quejas de pilotos y controladores por igual.
Además de la falta de personal, el mal tiempo y los recortes en los movimientos aéreos impuestos por EE.UU. causaron cancelaciones y retrasos masivos en los últimos días, principalmente en los aeropuertos de Nueva York, Chicago y Boston.
Incluso, Delta Air Lines reconoció el impacto financiero de la crisis. “Hemos tenido algo más de 2,000 cancelaciones. Es imposible recuperarlas en un trimestre. Así que sí, ha habido un impacto”, admitió su CEO, Ed Bastian, en declaraciones a Bloomberg Television.

