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Senado de EE. UU. llega al día 40 del cierre sin avances entre demócratas y republicanos

Las diferencias sobre los subsidios de salud mantienen paralizadas las negociaciones mientras crecen las presiones por el impacto en empleados federales, aerolíneas y beneficiarios de SNAP.

Vista congresional
Congreso La audiencia “Puerto Rico’s Fiscal Recovery Under PROMESA and the Road Ahead” ocurrió en el Longworth House Office Building, convocada por el subcomité de Asuntos Indígenas e Insulares del Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. (Foto por Joel Cintrón Arbasetti | Centro de Periodismo Investigativo)

Las negociaciones en el Senado de Estados Unidos para poner fin al cierre del Gobierno federal —que ya alcanza los 40 días— continúan estancadas pese a un fin de semana de sesiones extraordinarias y a la presión creciente sobre legisladores de ambos partidos.

Durante la jornada del sábado, demócratas y republicanos mantuvieron prolongadas discusiones en torno a la cobertura sanitaria de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, conocida como Obamacare, un punto de fricción que ha impedido desbloquear el presupuesto federal. Según reseñas de TeleSUR y Resumen Latinoamericano, el presidente Donald Trump ha insistido en que Obamacare es “el peor sistema de salud del mundo” y ha reiterado su interés en que los subsidios se eliminen o se redirijan de manera distinta.

División que impide un acuerdo

Los demócratas, liderados por Chuck Schumer, han defendido extender por un año los subsidios de salud para facilitar un acuerdo que reabra el Gobierno. Sin embargo, el líder republicano John Thune calificó la propuesta de “inviable”, mientras alineaba a su delegación detrás de un proyecto provisional aprobado por la Cámara de Representantes, rechazado ya más de una docena de veces en el Senado.

La Associated Press reportó que Thune afirmó que están “a solo un puñado de votos” de viabilizar una medida que permita reabrir el gobierno temporalmente hasta enero, pero el apoyo demócrata a ese paquete está lejos de ser seguro. Moderados de ambos partidos han explorado alternativas que combinen financiamiento limitado con un compromiso de votar más adelante sobre los subsidios de salud, una fórmula que no convence a todos en la bancada progresista.


Trump presiona para eliminar el filibusterismo

En paralelo, Donald Trump ha intensificado su presión para que los republicanos eliminen el filibusterismo, una regla clave que requiere 60 votos para aprobar legislación en el Senado y que ha limitado su margen de maniobra. En días pasados, el presidente reiteró que sin eliminar ese mecanismo será difícil avanzar en su agenda, entre la que figura replantear por completo la política sanitaria.

El vicepresidente JD Vance respaldó públicamente esa postura, apostando a que un cambio en las reglas permitiría a los republicanos avanzar sin depender de votos demócratas. Sin embargo, líderes de la mayoría insisten en que esa ruta no es viable, y que cualquier solución tendrá que contar con apoyo bipartidista.

Impacto creciente sobre millones de estadounidenses

El prolongado cierre ha generado afectaciones más profundas cada día. Empleados federales permanecen sin cobrar, miles de vuelos han sido cancelados por falta de personal y los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) se han retrasado para millones de familias, de acuerdo con reportes recopilados por AP News.

Agencias locales y organizaciones sin fines de lucro advierten de un impacto severo sobre poblaciones vulnerables si el cierre se extiende más allá de noviembre. La presión sobre los senadores aumenta, mientras voces empresariales y comunitarias reclaman estabilidad presupuestaria ante un marco político impredecible.

Un escenario incierto para esta semana

La sesión del sábado terminó sin acuerdo y se retomará este domingo a las 1:30 p.m., hora local, marcando el primer fin de semana completo de trabajo en el Senado desde el inicio del cierre el 1 de octubre.

En los próximos días, demócratas tendrán que decidir si continúan presionando por una extensión significativa de los subsidios de salud —que evitaría un alza drástica en primas— o si se inclinan por aceptar un acuerdo parcial que permita reabrir el gobierno, sin garantías sobre el desenlace futuro del debate sanitario.

Por ahora, ninguna de las partes parece dispuesta a ceder por completo, dejando en suspenso millones de vidas afectadas por una crisis política que se profundiza con cada día que pasa.

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