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Dorado llora a su alcalde: “Vivió y murió trabajando por su pueblo”

Empleados municipales y líderes locales destacaron la entrega, sensibilidad y legado de servicio del alcalde Carlos López Rivera, quien falleció tras más de cuatro décadas al frente del municipio.

Conmoción por fallecimiento de Carlitos López.
Luto en Dorado Fallece el alcalde de Dorado, Carlos López. (Dennis Jones/Dennis A. Jones)

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DORADO — A las pocas horas de conocerse el fallecimiento del alcalde Carlos López Rivera, decenas de empleados municipales y ciudadanos comenzaron a llegar a la plaza pública para rendirle homenaje al veterano líder popular, quien dirigió el municipio por más de 40 años.

Entre lágrimas y palabras de admiración, los doradeños coincidieron en describirlo como un hombre que “murió con las botas puestas” y que dedicó su vida entera al servicio público.

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“Decía que Dorado era su vida, vivía para su pueblo. Y murió con los zapatos puestos trabajando por su pueblo hasta el último momento”, expresó una de las empleadas municipales que participó en las actividades espontáneas de recordación.

El exrepresentante a la Cámara y auditor interno del municipio, Félix “Felito” Marrero, recordó la valentía, sensibilidad y disciplina de López Rivera. “Nunca he visto un líder con tanta pasión y amor por su gente. Se preocupaba por todos, desde el más pobre hasta el más rico. Tenía una obsesión por servir”, afirmó Marrero.


Según el también funcionario, la energía del alcalde parecía inagotable. “Cuando terminaban las elecciones, él nos reunía y decía: ‘El juego se acabó. Empezamos uno nuevo. Hay que ir con más fuerza y más empuje’. Era como si fuera su primera campaña, aunque ya había ganado ocho elecciones”, recordó.

Para la empleada municipal Ada Francis, con más de 20 años de servicio, la partida del alcalde representa una pérdida personal. “Lloré mucho. Era un alcalde de hoy y de mañana, comprometido con su pueblo, amigo de todos, no importaba la política. Ayudaba a medio mundo”, expresó emocionada.

Otros empleados coincidieron en que López Rivera era un líder exigente pero justo, con visión y planificación. “Todo lo tenía organizado como si fuera un libreto. Era un hombre con mucha visión, que transformó Dorado”, indicaron trabajadores municipales consultados.

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Las muestras de duelo se multiplicaron en las oficinas municipales y en la plaza pública, donde algunos recordaron su frase más repetida: “Dorado va a toda marcha y con más fuerza.”

El alcalde, quien fue internado esta semana en un hospital del área metropolitana, falleció en la madrugada del viernes. Su cuerpo será velado en la plaza pública, según confirmó el administrador municipal, en cumplimiento con su deseo antes de morir.

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