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Betito Márquez: “Cada día después de María sigue siendo un milagro”

El alcalde de Toa Baja reflexionó sobre la tragedia, la mitigación de riesgos y la fuerza de la comunidad a ocho años del huracán

El alcalde de Toa Baja, Betito Marquez.
El alcalde de Toa Baja, Betito Marquez. El alcalde de Toa Baja, Betito Marquez. Levittown. Metro PR 16 de septiembre de 2025 (Dennis A. Jones)

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En el marco del octavo aniversario del huracán María, el alcalde de Toa Baja, Bernardo “Betito” Márquez, recordó las lecciones que dejó el desastre y cómo su municipio ha trabajado en obras de mitigación y en la organización comunitaria para enfrentar futuros eventos atmosféricos.

“María fue un extraordinario aprendizaje en el dolor de haber pasado por esa tragedia que ni como alcalde ni como ciudadano quisiera volver a pasar”, expresó. Según este, el ciclón “desgarró el velo y puso en perspectiva dónde estaba Puerto Rico y cuán preparados estábamos”.

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Mitigación y obras en curso

El ejecutivo municipal sostuvo que desde 2017 se ha invertido en medidas de mitigación con el fin de reducir el riesgo de inundaciones como las que devastaron a Toa Baja. “Invertimos sobre dos millones en lo que representa mitigación, que en un momento fue criticado, pero había que hacerlo. Nos inundamos, sí, pero una de las razones era la inmensa basura en los canales. El fenómeno natural no lo podemos evitar, pero el fenómeno humano sí”, explicó.

Entre los proyectos, mencionó la limpieza del lago y los canales del municipio, trabajos que comenzaron tras insistir sin éxito al Cuerpo de Ingenieros y al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. “Me dijeron: ‘yo te presto la maquinaria y tú lo haces’. Y lo hicimos nosotros con un corazón grande. Decían que estábamos locos, pero de locos que estamos y de locos es que transformamos el mundo”, relató.

Márquez subrayó que hoy se perciben los resultados: el agua circula con mayor rapidez y existe una mayor preparación, aunque aún quedan fases de dragado por completar. “Esto es poco a poco, pero genera tranquilidad para todas y todos”, añadió.

Más allá de las obras, el alcalde señaló que la reconstrucción debe poner en el centro a la comunidad. “Eso es cemento y varilla, y con cemento y varilla no hacemos nada si no ubicamos a la gente en el apoderamiento de esos espacios. La cancha o el parque no son del gobierno: son de la ciudadanía. Yo soy un facilitador, no un mago. El activo más grande que tiene un pueblo es su gente”, sostuvo.

Una huella imborrable

El huracán dejó, en Márquez, recuerdos difíciles, especialmente de la noche en que tuvo que coordinar rescates junto a la Guardia Nacional. “Recibir gente discapacitada bajándolos en camilla de camiones de volteo, ver esas miradas tristes de ‘Betito, ayúdame’… eso está amarrado en mi corazón y en mi psiquis”, rememoró.

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El alcalde confesó que cada septiembre revive la angustia de aquellos días: “Cuando llega septiembre, olvídese de ese color… me toca, me trastorna”. Aun así, afirmó que la fe lo sostuvo: “Cada día que vivía en María era un milagro. Cada día que vivo después de María sigue siendo un milagro”.

Para Márquez, la lección más valiosa fue la solidaridad que despertó la tragedia. “María nos generó intranquilidad, pero me generó conciencia. Hoy, cuando veo a la comunidad unida, confirmo que ese es el verdadero milagro”, concluyó.

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